Agricultura

La sequía meteorológica asfixia a los sembrados riojanos

Un tractor aplicando abono en un sembrado de cereal.

La sequía de larga duración que se extiende por todo el país comienza a hacer mella en los sembrados en un momento en el que necesitan de hidratación suficiente para seguir su ciclo. Las previsiones de la Aemet para lo que queda del mes de marzo, además, no suavizan los temores de los agricultores que claman unas precipitaciones en abundancia y prolongadas en el tiempo.

Lo habitual para este mes es recoger unos 26 litros, pero hasta la fecha apenas han caído cuatro litros y para las dos próximas semanas los pronósticos son de un final de mes más seco de lo habitual, aunque la primavera vaya a ser “normal” en cuanto a precipitaciones.

La lluvia arrojada hasta el momento evidencia que este 2023 está siendo también “normal” en cuanto a cantidades. La estación de Agoncillo tomada como referencia para La Rioja registra hasta la fecha unos 70 litros desde el inicio del año (46 caídos en enero y 20 en febrero), cifra que es habitual alcanzar para el total del primer trimestre del año según la serie de 1981-2010.

Además, los niveles hídricos de los embalses riojanos siguen al alza y ya se sitúan al 61,8 por ciento de su capacidad, según el último parte emitido por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), después de aumentar sus reservas en más de dos hectómetros cúbicos respecto a la semana pasada.

Con el recuerdo reciente de un 2022 marcado por ese estrés hídrico que definió la cosecha del cereal dejando una merma de en torno el 30 por ciento, los agricultores prefieren confiar en que los pronósticos meteorológicos se equivoquen y el cielo, finalmente, les traiga agua. “Tiene que llover cuanto antes porque ya se han hecho todos los gastos. Se ha echado nitrato y el herbicida, así que si no llueve en los próximos 15 o 20 días la cosa se va a poner muy fea”, insiste Jesús desde La Rioja Baja.

El dinero sigue cayendo sobre la tierra a la espera de saber si dará sus frutos, “pero si no se echa nada, nada se cogerá después”. Así que, una vez más, toca rezarle al astro para que en verano se llenen los graneros.

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