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Gol en Las Gaunas: Relativismo futbolístico para seguir adelante

Sabadell acabó por ser la curva donde se estrelló un equipo que ya venía de lado a lado de la carretera de vuelta de Lezama, tras aquel 3-0 sangrante. Situación a la que nadie dentro del club pudo o supo darle solución a tiempo para no verse ahora precisamente sin tiempo para reaccionar. Porque la UD Logroñés juega esta tarde (19:00 horas) 43 minutos, más el tiempo que haya que añadir, una final sin margen de error.

Porque si no resuelve este medio partido con victoria se verá al borde del descenso. Necesita dos goles en menos de 43 minutos precisamente el equipo que más problemas está teniendo de cara a gol en todo el campeonato. El mazazo del pasado domingo ante el Intercity está aún por digerir, pero este equipo se ha metido en un lío tan importante que acepta los tortazos como si nada, con el objetivo de que en algún momento cambiará su suerte, situación que no ocurre, sigue encajando golpes con pasmosa naturalidad y la salvación cada día parece más inalcanzable. Se ha acostumbrado a no ganar.

Así, el mensaje del pasado domingo empieza a parecerse al de una triste despedida. “Hay que relativizar, que es fútbol”. Lo dijo Sergio Rodríguez, que apuesta por el relativismo futbolístico, a buen seguro porque no le queda otra. Los sofistas se juntaron alrededor del relativismo moral y de la idea de que no es posible distinguir entre lo que es moralmente bueno y moralmente malo.

La consecuencia directa de esta doctrina es que ningún acto puede ser considerado bueno o malo, y que todo depende de la opinión de cada uno de los individuos, que son los que juzgan qué es bueno y qué es malo. Así que siguiendo a los inventores del relativismo moral, a los sofistas, resulta del todo imposible aplicar el relativismo futbolístico. Este término no existe. Se le puede quitar hierro al asunto, es fútbol, y los protagonistas aumentan el discurso en las victorias y reducen la prosa en las derrotas. Pero cuesta relativizar, porque son los resultados, en este caso los malos resultados, los que dictaminan el verdadero nivel de una plantilla.

Pero a algo hay que aferrarse para no entregar las armas a falta de diez partidos y medio. Conviene relativizar la profundidad de esta crisis que este miércoles puede tener un nuevo capítulo, previo al trágico epílogo que puede llegar ante La Nucía, equipo que marca la pelea por el descenso, a cinco puntos de los riojanos, aunque con un partido menos, los alicantinos ante el Amorebieta, y los riojanos el de este miércoles ante el Sabadell.

Remontar al conjunto de la Nova Creu Alta en menos de 45 minutos es el deseo de todos; sería un buen punto de inflexión justo cuando la esperanza se va perdiendo. Ahora o nunca. Todo o nada. Con todo que perder, por fin este grupo de sofistas en pantalón corto podrá jugar a tumba abierta. El partido lo tiene perdido. La categoría prácticamente también. Jugar solo atacando es el mayor placer al que se puede enfrentar un equipo incapaz de elegir entre lo bueno y lo malo. Atacar, por fin atacar, cuando todo parece perdido. Quizás el ataque sea lo esencial de ese relativismo futbolístico del que habla Sergio Rodríguez.

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