CARTA AL DIRECTOR

‘La Transformación de La Rioja: Mazzucato II’

La Rioja tiene cartas ganadoras, pero tiene que saber jugarlas. En un artículo anterior llegué a la conclusión de que una buena estrategia para transformar la región debería tener en cuenta tres factores fundamentales: Primero el aumento de la productividad y la diversificación sectorial, segundo mejorar la atención y los cuidados sanitarios y tercero aumentar el equilibro de población en el territorio.

¿Por qué estas prioridades y no otras? Porque si no aumentamos la productividad no podremos tener buenos salarios, ni pagar tampoco a buenos profesionales, entre ellos los sanitarios. Con baja productividad se limitan las oportunidades de bajar consumos, conciliar, aumentar los servicios sociales, etc. Además, sin una buena cohesión territorial es más complicado planificar de forma adecuada los servicios públicos de forma eficaz.

La gente vive donde hay buenos trabajos y tiene servicios suficientes de ocio, médicos, colegios, y donde la vivienda es moderna o está bien acondicionada. Esto se consigue si la densidad de población es más homogénea en el territorio. Se mejoraría el tensionamiento de precios de la vivienda en la capital ya que vivir en cabeceras de comarca o en los alrededores ya no tendrían tantas penalizaciones. Para ello es necesario que aumenten los puestos de trabajo en posiciones muy diferentes a las que ya tenemos. Así que lo que hay que conseguir con urgencia es una red con buenas empresas, muy diversificadas (esto es clave), con buenos salarios y suficientemente distribuidas por el territorio.

¿Cómo logramos esto? Desde luego no será por falta de planes estratégicos en La Rioja: aunque en 2020 caducó el último plan industrial que venía aprobado desde 2017, a la espera de que se publique algún día el nuevo (ya vamos por tres años sin uno vigente), contamos a cambio con varias iniciativas que vendrían a suplir esta carencia.

Uno es el Plan de Ciencia publicado en el BOR en octubre pasado, y relacionado con este, pocos meses ante salió a la luz la interesante continuación del plan de Especialización Inteligente, que es todo un plan de carácter industrial con una gobernanza pensada hasta 2027. Junto a ellos y bastante interrelacionados los tres, el famoso plan de transformación de La Rioja.

En ellos se hace un diagnóstico bastante acertado de nuestros problemas, amenazas y fortalezas, entre las cuales se encuentran muchas de las que ya he hablado con anterioridad: Empresas de reducido tamaño, baja competitividad, bajos márgenes, dificultad de atracción de talento, desequilibrio territorial, barreras administrativas a la investigación, baja colaboración y alineación entre universidad y centros tecnológicos, orientación sectorial demasiado concentrada, etc.

Es decir, en lo que es el diagnóstico de la situación yo creo que estamos todos de acuerdo. El problema es saber si estamos dando la respuesta adecuada para revertir la situación.

Una de las cosas que me llama la atención es que en todos estos planes lo que leo siempre va a concretarse en la cadena de valor agroalimentaria, el embalaje (que es también la misma cadena de valor, la logística, (idem), el vino (y su turismo asociado), aderezado por la economía circular y el famoso valle de la lengua. Es decir, mucho plan de transformación, pero mire donde mire siempre acabamos en el mismo sitio.

Un problema básico de estos programas de inversión dirigida (verde, digital, pilotaje, circular, etc) es que fomentan la sobredemanda de ciertos servicios, creando burbujas, y se obliga a las empresas a adquirir ciertas decisiones estratégicas que probablemente no sean las más acertadas en términos de coste-beneficio cuando se analiza con orden su nicho de mercado y hacia donde podrían evolucionar lateralmente de forma más exitosa. El viejo dicho de creer que todos nuestros problemas son los clavos porque tenemos un martillo.

Otro problema fundamental es el coste de oportunidad. Cuando haya que seguir peleando por fondos u otros PERTE con mayores previsiones de retorno, se nos dirá que “ya nos han dado un montón de pasta con el PERTE del valle de la lengua”, y aquí nos quedaremos, con más de 80 millones de euros que están presupuestados y que de momento sabemos que se emplearán en la reforma de un edificio cercano a la universidad, y en un grado universitario que no ha sido definido junto con la principal asociación tecnológica AERTIC. En contraste, los proyectos privados de interés regional, los denominados PIER, probablemente tengan cada uno más capacidad transformadora que todo este plan.

En mi opinión un plan de transformación tiene que ser por un lado lo suficientemente abierto como para abarcar las múltiples oportunidades que pueden venir desde abajo y desde fuera, y también ser lo suficientemente concreto para que no se pierda en mero humo o declaraciones de intenciones. Por ejemplo, ¿por qué un centro tecnológico del embalaje cuando se puede abrir para que abarque todas las iniciativas que pueda encontrar de economía circular? Qué diantres: ¿por qué un parque tecnológico temático? No tiene sentido cerrar tanto su ámbito de actuación.

A continuación describo una lista de acciones concretas que vendrían a ser alternativa al plan de transformación:

1.- Primero convertir la fundación de transformación de La Rioja en una oficina de gestión de proyectos altamente efectiva, que pueda moverse con agilidad en la toma de decisiones. El trabajo de hacer que las cosas pasen es diferente al de establecer los planes, y el tipo de perfiles profesionales también. Actualmente sabemos muy poco de lo que está pasando allí dentro. Ya solo en gestión de expectativas se puede decir que el resultado es muy pobre.

2.- Potenciación clara del protagonismo del CIBIR y la medicina de vanguardia. Aumento de la dotación presupuestaria para investigación médica que atraiga profesionales que puedan dedicarse a la atención primaria y de especialización junto con un plan de carrera en investigación, y mejorar la competitividad salarial de los médicos. Mientras se despliegan los estudios de medicina, es clave ser atractivos para el personal sanitario y que tengan tanto un plan de carrera y una buena perspectiva laboral entre nosotros. Este departamento sí que debería tener una dotación estratégica del PERTE de salud de vanguardia, estar bien vertebrado en el plan de transformación de La Rioja y asegurar que el organismo está ramificado en los principales centros de salud de todo el territorio.

3.- Unificar la red de centros tecnológicos en un único ente con una visión más transversal, de cara a generar redes de negocio de valor añadido sobre nuestra industria actual. Tener casi 10 centros tecnológicos temáticos en un territorio del tamaño de La Rioja no tiene sentido. Hay cuatro diferentes sólo para el sector de alimentación, lo que impide que aparezcan mejores sinergias y que se atomice aún más la capacidad para optar a determinadas ayudas. Integrar también aquí la anunciada digitalización de servicios. Por ejemplo, el centro del calzado hace cosas interesantísimas en electrónica y ciencia de materiales que podría escalarse a otros sectores, incluido automoción o bienes de equipo. Por supuesto, integrar el centro tecnológico del envase como una línea de negocio más. Objetivo: generar para el patronato de este centro las oportunidades de negocio en productos y servicio con mayores márgenes y capacidad de fijación de precios. Y sobre todo, en vectores diferenciados de los sectores que ya tenemos.

4.- Relacionado con esto último, el Parque Tecnológico: es de agradecer que ya se empiece a entender su necesidad por parte de los partidos políticos, que están introduciéndolo en sus líneas de programa. Aludiendo a alguna iniciativa que viene desde el ayuntamiento de Logroño, es importante entender que un parque tecnológico no se puede resolver de cualquier manera, asignándolo en el primer polígono que no sabemos qué hacer con él. Tiene que ser atractivo para que se instalen firmas externas con buena capacidad de inversión y que quieran diferenciarse. Lo cierto además es que para muchos tipos de negocio, por la gestión logística de la producción, laboratorios, etc, estar muy dentro de las ciudades no es especialmente adecuado. No es tampoco un mero proyecto inmobiliario: el Centro tecnológico debe tener un papel dinamizador central y coordinar los clústeres y las iniciativas conjuntas. A la hora de ubicarlo, pensar bien en las cabeceras de comarca que están en declive y carecen de cualquier otro sector tractor, pero que están bien comunicadas.

5.- Evolucionar ADER para que sea el principal agente activo para la diversificación y atracción de empresas, a ser posible consiguiendo la entrada de grandes grupos. Más allá de la fiscalidad, la forma de hacer atractiva la región tiene que ser eliminar los riesgos dando la seguridad a la industria de que somos unos socios y coinversores fiables para la viabilidad de los negocios. En general necesitamos mucha más ambición en este organismo y darle el mandato y las herramientas adecuadas para ello.

6.- Edificación de vanguardia: Existe una cierta infrainversión en construcción los últimos años, y la rehabilitación sería francamente importante para poder seguir conservando el atractivo de los pueblos y las cabeceras de comarca como lugares de residencia, mientras se potencia la investigación en técnicas y materiales, a la par que se forma a profesionales especializados dentro de una FP mucho más flexible. Unido con la necesidad de mejora de eficiencia energética y autoconsumo es un sector que podemos financiar con más facilidad. La investigación resultante puede resultar igualmente en tecnología exportable.

7.- Sector de Automoción, electrónica, energía y bienes de equipo. Me da vértigo la oportunidad que podemos perder en ser actores protagonistas justo cuando una disrupción está moviendo el mercado. Para ello el sector público puede ejercer como tractor tanto dentro de las ciudades como en el territorio. La innovación con la red de recarga de vehículos podría ser una línea donde jugar con ventaja dada nuestra configuración geográfica. Bienes de equipo aprovechando la apuesta del hidrogeno por parte de las empresas privadas. Que todo ello esté bien coordinado con el centro tecnológico, universidad y buscando más agilidad en los centros de FP. La oficina de transformación tendría que estar definiendo ya planes de captación de inversión en todas estas áreas.

En resumen, creo que hay que moverse en líneas diferentes a las propuestas desde el actual plan de transformación. Además de los sectores tradicionales, tienen que aparecer otros con igual o mayor fuerza, como por ejemplo la tecnología de la salud, los bienes de equipo electrónicos o la edificación sostenible, y que se pongan por lo menos a la par en cuanto a contribución del VAB. Creo que esta sí sería una verdadera opción de transformación que tiene más posibilidades de ser una mano ganadora a diferencia del inmovilista plan actual.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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