La Rioja

Mujer trans: “De una forma inconsciente lo sabes desde siempre”

Saori, mujer transgénero: “Te acostumbras a vivir en entornos inseguros”

La vida de Saori no ha sido fácil. Ni siquiera en su DNI pone ese nombre. Sus veinte años han estado llenos de piedras en el camino de las que se ha ido levantando con el propósito de ser quien ella quería ser y de vivir feliz en un mundo que, si es complicado para las mujeres en general, aún lo es más para una chica joven y trans.

Con poco más de 20 años Saori es clara: “De forma inconsciente, una persona trans sabe que lo es desde siempre, pero es a cierta edad cuando recibes determinada información, cuando te das cuenta”. Ella encontró las claves a través de internet: “Empiezas a buscar y ves que hay otra gente que ha tenido las experiencias parecidas, las mismas preguntas, sensaciones similares”. Entonces fue cuando comenzó a asumir lo que le podía pasar.

“Conocía a mi familia, dudaba que en casa lo entendiesen y entonces era imposible ir a un médico sin hacerlo acompañado de tus padres; fue muy complicado hablarlo con nadie que me pudiese entender y orientar”, explica.

Fue en la preadolescencia cuando una noche se probó un disfraz de mujer en Halloween. “Me miré al espejo y noté una felicidad que no había sentido nunca al verme reflejada en el espejo”. De una de las mejores experiencias de su vida llegó una de las más complicadas: “Encontraron el disfraz en casa y comenzaron a acribillarme con un interrogatorio lleno de reproches y de acusaciones”. Entonces se dio cuenta de que era imposible “salir del armario” en una casa en la que no se podía entender lo que ella sentía.

A raíz de una denuncia por maltrato, decidió que sí o sí empezaría su tratamiento: “Me hicieron las pruebas, en el aspecto médico desde entonces me he encontrado respetada casi siempre”. Entonces, comenzó a hormonarse y a sentirse cada vez mejor consigo misma.

Aún así, el día a día sigue siendo complicado. Miradas, silbidos, comentarios en voz baja y a gritos, pitidos desde los coches… “Te hacen sentirte que no cuadras en donde estás”. Ahora está estudiando y nota esa sensación de que algunos de sus compañeros, e incluso algunos trabajadores del centro, piensan que ese no es su sitio. “Parece como si por ser trans fueses una atracción de circo o la persona de la que burlarse”.

La pelea continua es la aceptación: “Aún queda mucho por hacer”. Son muchas las experiencias que, a lo largo de su corta vida, le han hecho ir madurando y le han dado fuerzas para seguir en el camino. “Yo soy así y no voy a permitir que nadie me haga avergonzarme por quien soy”.

Ha sido afortunada con las amistades: “Es verdad que eres mucho más selective para prevenir, es un método de defensa que elabora el cerebro por experiencias pasadas”. Cuando entabla una amistad sabe, a través de algunos comportamientos, cómo de abierta puede ser la otra persona.

Además, está la presión de tener que contarlo cada vez que estás en un entorno nuevo. “Parece que tienes que contarlo en el minuto uno de conocer a alguien”. Hay veces que la relación, sea del tipo que sea, da pie a contarlo pronto y otras veces necesita esperar más, “pero siempre estás pensando cuál es el momento adecuado y eso termina siendo una barrera”.

Saori no se ha operado aún. Su intención es hacerlo en un futuro, pero esa es una decisión muy personal: “Hay gente que no quiere dar ese cambio y tiene que ser igual de respetable”. Lo peor es que “la mayoría de las veces sientes que se te mira con lupa por ser transgénero y no como a una mujer”.

No es ciudad para trans

Mira al futuro. “Me veo en diez años y me gustaría haber podido hacer el cambio y salir fuera”. Logroño “es una ciudad magnífica para otras cosas pero no para ser trans. La ciudad sólo es moderna por sus edificios, pero a la gente todavía le falta ser un poco más abierta; en algunos casos hasta te encuentras con aquellos que te hicieron la vida imposible en el colegio…”. Y es que la vida de Saori no ha estado exenta de acosos. “El de esa época fue extremo y como en casa tampoco acompañaba la situación se hizo enormemente complicado”.

Lo importante para ella ahora es no dejarse hundir: “Es importante no perderte a ti misme, que los pequeños o grandes cambios que vas dando te hagan más fuerte, no perder la esperanza ni las ganas de luchar”.

 

Para Saori, ser transgénero casi siempre ha estado ligado a algo casi cómico: “No son muchos los referentes que tenemos que no sean dentro del cine como algo burlesco o siendo muy desinformativo. Yo siempre me he fijado en Mulán”. “A pesar de que su deseo podía hacer sufrir a los demás, ella decidió ser feliz, y creo que eso es lo más importante, aunque las personas cercanas a ti no te brinden ese apoyo”, añade.

Las barreras

Sabe que lo que le espera en el futuro no va a ser fácil: “Ya me he mentalizado de que voy a tener problemas a la hora de encontrar un trabajo, pero tengo claro que, aunque yo no puedo cambiar la sociedad entera, sí puedo ayudar un poco a que abran sus mentes”. Ahora se centra en sus estudios y en sí misma.

La transfobia está más presente de lo que el resto de la sociedad podamos pensar: “Debes estar siempre alerta, te acostumbras a vivir en entornos inseguros”, que para ella fueron su casa, su colegio y su instituto, donde quizás tenía que haber estado más protegida.

Sólo quiere dar pautas para las que vengan detrás: “Es importante buscar una red de apoyo en la que poder hablar con un adulto con el que te sientas segure, que sepas que te va a ayudar a entenderte”. Aconseja apuntar las preguntas que tienes e intentar ir respondiéndolas con ayuda de otras personas. “Todo es un poco mejor si se busca la ayuda de profesionales o del colectivo que te vayan acompañando en el proceso de entender lo que te pasa”.

“Sobre todo pensar que lo importante es ser feliz” y, sobre todo, “no verte como un monstruo porque no lo eres”.

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