La Rioja

“En el sector agrícola es donde menos machismo hay”

De izquierda a derecha, Silvia Cañas, Gracia Sáenz, Raquel Azofra, Natividad Merinero, Estrella Martínez, Rita Martínez, María Benés y Susana Rubio con Saturnina

El afán de reunión entre las mujeres de Cordovín se satisface en cada café de tarde, vermú de fin de semana o paseo por las calles del municipio riojalteño. Pero es cada 8 de marzo, desde hace poco más de 20 años años, cuando ese interés se condensa en un encuentro gastronómico para celebrar, ni más ni menos, que son “mujeres trabajadoras”. Reconocen, a pesar se ello, que para reivindicar esto tampoco necesitan ningún 8M, pero las tradicionales está bien mantenerlas.

La primera quedada allá por el 2000 fue en torno a un chocolate caliente con pastas y les gustó tanto la idea que desde entonces les han sucedido almuerzos, más meriendas y también cenas. Como la de este año, que la preparan en la cocina del Bar Sindicato para una treintena de comensales, aunque la Asociación de Mujeres de Cordovín roza el medio centenar. Encuentros de mujeres que han dado mucho de sí, incluso para organizar jornadas y charlas sobre cuestiones de salud y bienestar abiertas a todos los públicos y que se amenizaban con postres caseros. Aunque aquello tras la pandemia ya no regresó.

Mientras algunas se ponen a la faena en los fogones, otras se sientan a la mesa para ir ‘calentando’ la tarde pero sin salir en manifestación pancartas en mano. Ellas son Gracia Sáenz, Natividad Merinero, Raquel Azofra, María Benés y Estrella Martínez. Todas ellas mujeres de campo criadas en la viña, y muchas de ellas aún no se han despedido de ella. “Y aún dicen que en los pueblos hay más machismo que en las ciudades. A quienes lo piensen les invito a que vengan aquí y opinen. Porque en el campo no hay labores de hombres y labores de mujeres y no las ha habido nunca, es más, cuantas más manos haya para trabajar, mejor. Yo creo que el agrícola es el sector donde menos machismo hay”, apunta María acompañada después por el respaldo del resto.

“Y en la casa mandaban y mandan las mujeres, eh, aunque antes pareciera que no. Somos la vida de la casa, las cosas como son, y también hemos sido las ‘bolseras’, como le gustaba decir un hombre de este pueblo, es decir, las que manejan el dinero de casa porque en general somos más organizadas”, lanza otra compañera. Y todas se echan a reír. Y al poco rato se unen más voces a la mesa. Silvia Cañas, Rita Martínez y Susana Rubio. También mujeres arraigadas a su pueblo.

Celebran el 8M a su manera, pero de puertas para fuera de su pueblo piensan que “se están sacando muchas cosas de contexto y a veces con tanta ley nos están desviando del camino”. Y concretan: “¿Por qué hay que a exigir paridad entre los trabajadores de una empresa? Lo que es lógico es que los puestos los ocupen quienes tengan la capacidad para hacerlo mejor, sean mujeres u hombres”. Y entra Susana al debate: “Pero es que las leyes no tratan de imponer algo, sino que ese cambio se normalice. ¿Qué pasaría entonces con las mujeres si no existieran las leyes de conciliación familiar?”. “Sí, pero es que la igualdad no se puede imponer. Hay que inculcarla”, matiza María.

¿Es necesario entonces seguir reivindicando los derechos y la igualdad de la mujer? “Sí porque aún quedan muchas cosas por conseguir, pero a la mujer hay que darle importancia todos los días, no solo acordarnos el 8 de marzo de las desigualdades que pueda haber. Porque luego pasa que hay una sobrecarga de información sobre asuntos para beneficiar a la mujer y creo que lo único que se consigue es perjudicar en lugar de ayudar porque nos están tomando como manía y creo que con las generaciones jóvenes el machismo está evolucionando más”, opina Natividad.

“Pero por eso es importante seguir educando en la igualdad porque no hay más que ver el cambio brutal que hay entre la generación de nuestros abuelos y la mía. En aquellos años no podríamos estar aquí reunidas todas juntas charlando. Y antes la mujer en el campo era más la sombra del hombre y ahora ya no es así”, añade Susana. “Yo lo que he enseñado a mis hijas desde que eran pequeñas es que primero sean independientes y tengan su vida, aunque luego se junten con quien quieran porque hay que educar en la diversidad y tolerancia sin que nadie se sienta discriminada”, comenta Estrella introduciendo otro tema al debate. “Mi sobrina nos contó que el primer día de clase en el instituto cuando pasaron lista nombraron a una niña y esta levantó la mano pero pidió que por favor le llamaran Ander. Y en ese momento nadie de la clase volvió la cabeza hacia la niña. Digo yo que algo se estará avanzando”.

“Sí. ¿Pero sabes en lo que no avanzamos? En conseguir rentabilidad para nuestras explotaciones agrícolas”, remata Gracia. Porque además de ser mujeres, lo que tienen también en común es el campo. “Eso es lo que nos preocupa, la falta de precios justos, la subida de los fitosanitarios, el exceso de burocracia y el no funcionamiento de la Ley de la Cadena Alimentaria. Porque esto se va a pique y nadie hace nada”, apunta. “Y el problema radica en que los pueblos y las ciudades no tenemos nada que ver, pero nos regimos por las mismas leyes”, añade Raquel, “pero hoy es día de fiesta y toca disfrutar”. Y así continúa otro encuentro de mujeres rurales para celebrar, reivindicar y también debatir.

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