La Rioja

Ladridos riojanos en busca de vidas en el terremoto de Turquía

Ladridos riojanos en busca de vidas en el terremoto de Turquía

Labores de rescate en Turquía | Foto: Unidad Militar de Emergencias

Un seísmo de 7,5 de magnitud, cientos de edificios cayendo como torres de naipes, miles de muertos, innumerables heridos y una marea de voluntarios intentando quitar los escombros en los primeros dramáticos momentos que han seguido a los temblores de tierra son algunas de las consecuencias que han dejado los terremotos que han asolado a Turquía y Siria. El riojano Francisco José Caparroso y su perra Argui son unos de ellos. Este miércoles han viajado hasta la zona de Adana a colaborar con las labores de búsqueda de supervivientes en los edificios destrozados por la fuerza de la naturaleza.

Lo hacen concretamente a la ciudad de Adiyaman, con una población de 300.000 habitantes. “Imagínate una ciudad el doble que Logroño totalmente destrozada y con miles de personas atrapadas en los edificios”. Van acompañados de dos equipos asturianos para unirse a los compañeros que desde hace dos días están ya en Turquía. Lo hacen a través de Bomberos Sin Fronteras e Intervención y Ayuda en Europa para trabajar cerca de la frontera con Siria como ya lo han hecho sus compañeros de la Asociación Nacional de Grupos del Perro de Salvamento.

Francisco Caparroso, durante un rescate

En el aeropuerto de Estambul ya están esperándoles para entrar lo antes posible en la zona cero a través de la embajada española y no perder ni un segundo en la búsqueda de más supervivientes. “Los compañeros que están allí nos dijeron que hacían falta más manos. Están agotados ya por el cansancio y por las complicadas condiciones en las que están trabajando. No nos lo hemos pensado ni un minuto. De hecho, este miércoles están en el rescate de un chico de 27 años que han encontrado con vida entre los escombros de uno de los edificios”.

Tanto él como Argui, una pastor belga malinois de 5 años, van serenos y preparados para lo que puedan encontrarse. “Ahora mismo Argui está en su mejor momento. El verano pasado, en un campeonato en Rumanía, logró encontrar a tres personas en quince minutos en un rescate simulado”, recuerda, apostando por el buen trabajo que va a hacer la perra en el desastre humanitario.

Es la primera vez que va a viajar a una tragedia de magnitudes similares. Iba a ser movilizado para catástrofes como el terremoto de Nepal en 2015 (3.300 víctimas) o las explosiones en el puerto de Beirut en 2020 (207 muertos y 7.500 heridos), pero en el último momento diferentes problemas hicieron que no pudiesen viajar. Aún así, su experiencia es máxima en la búsqueda de supervivientes. “Los perros no fallan, sólo depende de la suerte que tengan de que en el edificio que revisan haya gente aún con vida o no”. El tiempo es lo único que juega en su contra.

Sin embargo, su trabajo no consiste únicamente en eso. “También es importante descartar que no las hay para que se puedan seguir trabajando en las labores de desescombro de la zona y sacar a los cadáveres de allí”, explica, siendo consciente de que su labor no serviría de nada si no hubiese cientos de personas trabajando en otras labores. “Por mucho que nuestro perro ladre avisando de que hay vida debajo de las piedras, si luego no hay bomberos y trabajadores para hacer las labores de desescombro, no sirve para nada”.

Su trabajo se alargará hasta el próximo domingo. Después entrarán otros compañeros con perros en busca de cadáveres. “Con toda la tristeza que da tener que viajar para emergencias como ésta, es un orgullo poder hacerlo”, añade, a sabiendas de que las imágenes que va a tener que vivir en primera persona van a ser sobrecogedoras.

Labores de rescate en Turquía | Foto: Unidad Militar de Emergencias

“Vamos serenos y tranquilos intentando ayudar en todo lo que sea posible”. Su trabajo como voluntario desde hace años en La Rioja le permite tener la experiencia suficiente para enfrentarse a una situación complicada. “Sin ese trabajo previo de años ahora sería imposible poder ayudar en esta situación”.

La solidaridad internacional se ha volcado con el envío de medios materiales y humanos para intentar aliviar una situación que dos días después continúa siendo dantesca. El granito de ayuda riojano ya está camino de buscar esa brizna de vida donde parece que sólo hay muerte.

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