La Rioja

‘Calabazas’ riojanas en First Dates: “No sabe comerse bien las almejas”

La química del amor se oculta bajo las capas más insospechadas de aquello que nos define como personas. Esa sonrisa única, esa caidita de ojos inimitable o esa forma de gesticular que, sin saber muy bien por qué, te arranca suspiros eternos. Pero por la misma razón, al igual que Cupido te descerraja varios flechazos, también manda por el sumidero la atracción hacia tu pretendiente.

Eso le ocurrió en First Dates a Juani, cuidadora de 56 años llegada desde Alcanadre en busca del amor. A Juani le gusta “empoderarme y ponerme guapa” cuando acude a una cita y de rojo pasión cruzó la puerta del restaurante más romántico de la televisión española.

“Me gustaría un hombre alto, grande y fuerte… a poder ser. Me gustan muy machos”, confesaba en su entrevista previa a la cita. Y bajo ese listón acudió cargado de valentía y buenos modales Gorka, técnico electricista de Trapagaran (Vizcaya), a quien en el amor le ha ido “como una montaña rusa”. “Tengo amigas y conocidas; mis amigas son mis ángeles, pero el problema es que con los ángeles no tienes sexo”, afirmó en un alarde sinceridad.

La cita comenzó marcada por la confusión. Ella no sabía de la existencia de Trapagaran y a él le ocurría tres cuartas partes de lo mismo con Alcanadre. Pero, geografía aparte, el primer contratiempo serio llegó al confesar Juani que su pasión es el baile. “Tengo que ponerme las pilas”, trató de maquillar Gorka, pero en el momento de mover las caderas su pretendienta pilló la engañifa: “Baila fatal, las cosas como son; no sabe bailar”.

La importancia de saber comerse una almeja

Volvamos por un momento a esos intangibles del amor que encabezaban este relato. Quién le iba a decir a Gorka que el punto de corte de su cita iba a estar en el modo en el que devora marisco. Haciendo bandera de la gastronomía vasca, vio en el menú unas almejas a la bilbaína, las pidió y ahí se le gastó el amor a Juani.

Como en tantas citas, el primer aviso de que algo no funciona llegó a lomos del humor pícaro. Cuando Gorka se dio cuenta de que había fallado en su elección de “almejas de chupar”, la riojana le tiró de la lengua: “Tú sabrás si te gusta chupar almejas (risas). Lo digo porque a mí me gusta también… No, espera, no me malinterpretes, que a mí no me gusta chupar almejas”.

Parecía una simple broma, pero por entonces Juani ya había tomado la decisión de no repetir cita con Gorka, como admitió en el confesionario: “No me ha gustado nada cómo se ha comido las almejas.  A mí me gusta que se las coman con más sentimiento; con pausa pero sin prisa, más despacio y sin escaparse por la barbilla nada”.

Juani seguirá buscando el amor por otras vías y lo mismo hará Gorka, quien seguro que pide un menú menos comprometedor en su siguiente cita en un restaurante.

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