La Rioja

Los protocolos de la noche riojana ante abusos como los del ‘caso Alves’ o los Feroz

En las últimas semanas, los medios de comunicación se han hecho eco de varias denuncias por agresión sexual que se han producido en entornos de ocio nocturno. El caso Dani Alves o el de los Premios Feroz han puesto de manifiesto los protocolos que las discotecas ponen a disposición de las víctimas en el caso de sufrir una agresión sexual en su interior. En ambos casos ha funcionado a la perfección, pero ¿existen protocolos para agresiones sexuales en la noche riojana?

Víctor Manuel Riera es propietario de una de las discotecas más famosas de Logroño, Concept. La seguridad y el trato preferente a la víctima es prioritario para sus responsables: “Vamos todas las discotecas en la misma línea; lo primero es atender a la víctima, buscar a su grupo de acompañantes para que se sienta cómoda, tener un lugar apartado en el que se sienta segura y, después, el protocolo marca intentar buscar al agresor si no se ha marchado de la discoteca”. Desde el primer momento en el que se activa, el caso se pone en conocimiento de la Policía y los servicios sanitarios.

Todo el personal de la discoteca está formado para identificar la primera alerta de la víctima: “Además de los trabajadores habituales hay personas ‘de paisano’ intentando que no sucedan este tipo de cosas, pero si ocurren sabemos cómo actuar, hay un espacio seguro preparado para trasladar a la víctima hasta que llega la Policía”.

Además, en caso de no encontrar al agresor, las grabaciones de las cámaras se guardan durante tres semanas para ayudar a localizarlo. “Tenemos entre 40 y 50 cámaras en cada una de las salas, las grabaciones vienen a durar unas tres semanas”, explica Riera, detallando que en varias ocasiones han tenido utilizarlas por otros motivos, como pequeños robos o peleas.

El objetivo prioritario es que las mujeres se sientan seguras en sus instalaciones: “Pasó ya con el tema de los pinchazos y la sumisión química; hubo que activar los protocolos, aunque no se dieron casos positivos”.

Puntos violeta y sumisión química

Hay muchas ciudades que tienen sus protocolos municipales para proteger a potenciales víctimas de abusos. En el caso del Ayuntamiento de Logroño, cuenta con uno específico para actuar ante posibles casos de sumisión química, aprobado desde el pasado verano.

En estos casos, previa llamada al número de emergencias 092, los agentes -en coordinación con los Servicios de Urgencias Sociales- realizan labores de acompañamiento a la víctima a los servicios sanitarios de urgencias para la atención, asistencia inmediata, análisis clínicos y recogida de muestras; así como a las dependencias del Cuerpo Nacional de Policía para interponer la denuncia pertinente si la víctima lo desea.

La ciudad no tiene un protocolo como tal para casos de agresiones sexuales en el ámbito del ocio nocturno. “En Logroño llevamos dos décadas de retraso con respecto a otras ciudades en políticas públicas de igualdad”, explica la concejala Eva Tobías, detallando que “hasta hace unos meses no teníamos ni siquiera una agente de Igualdad en el Consistorio y hasta esta legislatura no había una concejalía adscrita a la Alcaldía con presupuesto propio”. “Por eso nos hemos centrado en crear los pilares para que se siga trabajando en la concienciación y sensibilización”, añade.

Aún así, se han dado pasos importantes, con puntos violeta en fiestas como las de San Mateo, San Bernabé o incluso en la pasada Navidad. “Hay que tener voluntad política pero también personal específico”, recalca Tobías.

Personal en lugares estratégicos 

Los posibles abusos representan un tema muy serio que también tiene presente eventos como los que la empresa Ruiz Jiménez organiza cada verano en sus ‘Atardeceres’ o en todos aquellos actos de ocio nocturno que organizan. Pablo Ruiz lo tiene claro: “Es una absoluta prioridad”.

“Cuando comenzó a hablarse de los pinchazos doblamos el personal para registrar una por una a todas las personas que entraban en nuestros actos”, explica, calcando casi al detalle los protocolos que se llevan a cabo en muchas discotecas.

“Lo primero es atender a la víctima y después intentar encontrar al agresor”. Y van más allá. Todos los profesionales que trabajan con ellos cuentan con una formación específica en la materia: “No sólo atendemos a nuestras clientas, sino también en el entorno más cercano de los actos por si los hechos suceden en la calle, bien a la salida o a la entrada del evento; tengas o no entrada al mismo”.

“Para nosotros es prioritario, nuestras clientes son muy jóvenes y deben tener muy claro que están seguras en los actos que organizamos, si se tiene que parar la fiesta se para, pero atender a la víctima es lo primero”. Para ello tienen personas cada pocos metros y en lugares estratégicos como cerca de los baños o zonas más oscuras. “Tenemos a una persona de seguridad por cada 50 asistentes”.

También en los festivales

Si un acto congrega a mareas de gente joven en la comunidad, ese es el festival Holika. Mario Cornago habla en los mismos términos: “Nos costó mucho hacer un plan de igualdad para Holika; para nosotros la seguridad, y más en este ámbito, es fundamental”.

En su última edición no tuvieron que lamentar hechos de estas características, pero todo estaba preparado para responder de forma ágil y eficaz. Se creó un protocolo especial en el que se formó al personal, la seguridad, los camareros, los fotógrafos -que son los que más se mueven entre la gente- y estaba todo coordinado por si algo así sucedía.

“Teníamos y tendremos un punto violeta que es un poco el lugar de referencia para acudir en caso de una agresión sexual pero además tenemos a dos personas dedicadas exclusivamente a eso, a estar con la víctima en caso de suceder, encontrar a su entorno cercano para que se encuentre cómoda hasta que llega la policía y activar el protocolo para que sea lo más rápido y eficaz posible”, ha explicado Mario Cornago. Volverá a ser así en sus próximas ediciones.

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