La Rioja

El apogeo de las renovables se vive en los hogares unifamiliares

Las energías renovables ya no son cosa de los grandes grupos inversores. Las renovables han llegado hasta los propios hogares y el interés no deja de aumentar. Una demanda que ha tenido un crecimiento exponencial desde 2021, cuando se publicaron las bases a nivel nacional de las subvenciones tanto para empresas como para particulares para optar a las instalaciones de energías renovables. Momento que coincidió también, en junio de ese mismo año, con la subida del precio de la energía que marcaría solo el principio.

El combo perfecto que derivó en un notable incremento de la demanda de información y, por tanto, de la oferta ofrecida, pero que, sin embargo, no se ha trasladado de igual forma en el nivel de solicitudes cerradas para la instalación. El motivo son los diferentes factores que entran en juego a la hora de tomar la decisión, como son la disponibilidad económica del cliente y de la rentabilidad que espera sacar.

“Cuando el público muestra su interés por aplicar una instalación de energía renovable toca asesorarle sobre el producto, la inversión que implica y el servicio que mejor se adapta, así como de los beneficios que puede obtener. Después, una vez se decide a dar el paso, viene la fase de implantación, y es durante este proceso cuando muchos clientes optan por demorar la instalación”, explica Diego Luezas, del Departamento Comercial de Grupo Aresol.

La empresa riojana asegura que ha sido a nivel particular donde el interés se ha hecho más evidente debido, sobre todo, a la cuantía de las subvenciones, que es superior que la destinada para las empresas. “Ha habido un crecimiento infinito porque se ha pasado de un interés casi nulo a algo desmesurado, mientras que en el marco empresarial ya existía un interés previo y eran bastantes las empresas que se habían subido al barco de las renovables generando por tanto numerosas ofertas. En este caso se ha podido disparar en torno a cinco veces más el número de ofertas y de dos a tres el número de contratos cerrados en el último año y que se irán materializando en los próximos años de manera continuada. Un repunte, consideramos, que a partir de ahora se estabilizará para volver a niveles normales”.

Pero no todas las superficies son aptas para instalar paneles solares. “Ni se puede ni se debe”, indica el director comercial, señalando a las viviendas unifamiliares como la mejor opción para un sistema de autoconsumo. “En estos casos supone un proceso sencillo porque el propietario de la vivienda es el dueño del tejado y va a poder conectarse directamente en su cuadro de baja tensión, siendo así consumidor directo. Algo que no ocurre en una comunidad de propietarios, donde todo se complica exponencialmente ya que todos los vecinos deben estar de acuerdo en esta instalación”. La realidad, sin embargo, es que en España solo el 30 por ciento de la vivienda es unifamiliar.

A la hora de determinar el número de placas que colocar en la instalación dependerá del consumo que tenga la vivienda o empresa con el fin de no desperdiciar la energía producida que se genera en los momentos en los que no se consume. “De ahí que sea clave realizar un dimensionado correcto de la instalación, analizando la cantidad de energía que se consume y cuándo se consume para calcular el número de placas necesarias y que la mayor parte de la energía que se vaya a consumir se pueda generar con esas propias placas. No hay una media válida del número de placas a instalar en una vivienda porque a veces con 3 kW es suficiente para generar un autoconsumo significativo, mientras que las grandes unifamiliares donde viven muchas personas pueden necesitar instalaciones de 5, 8 o 10 kW. Aunque más de 10 no es lo habitual en viviendas particulares”, explica.

Algo que determinará el coste para el usuario, estando el precio de un watio pico entre 1,5 y 2 euros. Si por ejemplo una instalación tiene 1.000 W (una placa solar cuenta con unos 500 watios), le costará al particular 1.500 euros, aunque lo más habitual es que las instalaciones sean de 5 kW, lo cual cuesta 7.500 euros. Unos precios, además, que pueden duplicarse si la instalación dispone de baterías, “ya que todavía son un elemento muy costoso”.

¿Y qué ocurre si no se consume toda la energía generada? En función de las instalación puede que este sistema no tenga vertido a la red y, por tanto, la energía se pierda, pero lo habitual es que sean instalaciones con vertido a la red. “En este caso, las más comunes en instalaciones domésticas son las que funcionan con una compensación de excedentes que se aprovecha con la energía que se consume por la noche, momento en el que no se produce. Es decir, se crea como una hucha virtual donde se van acumulando la energía que no se usa por el día pero sí se necesita por la noche. Pero el particular no cobra por la energía sobrante, porque si no estaríamos hablando ya de un productor que comercializa energía”, explica.

Otro dato que Luezas deja sobre la mesa es que para que sea rentable la inversión en renovables, el consumo de un hogar debe estar entre los 100 y 150 euros, “cifra que no se alcanza siempre en un piso, de ahí que sea más habitual instalarlas en viviendas unifamiliares”. Así que las solicitudes de autoconsumo se reparten por toda la geografía riojana, destacando las áreas industriales y las nuevas urbanizaciones que cuentan con piscina.

Desde el plano empresarial destacan, por un lado, el cliente que consume mucha energía y que este gasto supone una parte importante en su cuenta de resultados, y por otro, el cliente que prima más la exposición pública y su imagen de marca, aunque tenga un consumo de energía bajo o moderado, como pueden ser las bodegas. Pero las que se suben al carro de las renovables son empresas de cualquier índole “porque cualquier sector es susceptible de tener una alta rentabilidad con el autoconsumo, que ya forma parte del presente y que casi se podría considerar un electrodoméstico más del hogar”, remarca Luezas.

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