La Rioja

Los deseos de los ‘peques’ a los Reyes Magos entre construcciones y videojuegos

Íñigo y su hermano Mateo, en Las Gaunas antes de la llegada de los Reyes Magos.

La ilusión ha regresado este jueves a Las Gaunas y solo tres individuos han hecho posible que el estadio cuelgue el cartel de aforo completo (más de 15.000 personas). Miles de niños no se han perdido la cita más esperada del año en la que Melchor, Gaspar y Baltasar han descendido de un helicóptero militar ante la mirada atenta de más de 14.000 personas ondeando sus pañuelos bancos y gritando como nunca.

Pero antes del deseado aterrizaje pasadas las 11:00 horas, las colas fuera de las instalaciones del campo han ido creciendo conforme el sol se dejaba ver tras los edificios y los más pequeños recordaban aquello que días antes habían escrito sobre el papel para que sus deseos se cumplan desde Oriente.

Irene (centro) y Leo junto al resto de amigos, a las puertas de Las Gaunas.

No hay frío que una buena bufanda, guantes y gorro no puedan combatir. Que se lo digan a quienes han madrugado más de la cuenta para ocupar las primeras posiciones de esas filas. Liderando una de esas colas estaban Irene y Leo con otro grupo de amigos y sus padres, quienes han tenido la suerte de que les han guardado el sitio desde las 6:30 horas, “cuando todavía no había nadie”.

Y todos en un corro han comenzado a soltar algunos de esos regalos que les han pedido a los Reyes Magos: “Una copa del Mundial, bolígrafos para el colegio porque ya nos dejan escribir con boli, unas cartas de Pokemon, una bicicleta, dos videojuegos, …”. Y también una petición para Sus Majestades: “¡Que se porten bien y nos traigan lo que hemos pedido, que nosotros también nos hemos portado bien!”.

Pablo y Mateo, a las puertas de Las Gaunas.

Desde Zaragoza han llegado Pablo y Mateo para ver a Sus Majestades. Estos mellizos tienen claro que sus deseos se van a cumplir porque han sido “muy buenos”. Así que, tomad nota señores de Oriente: un monopatín, un juego para crear rotuladores, un microscopio, videojuegos para la Nintendo y también una foto de los Reyes Magos “para verlos bien”.

Iria y Alaitz, a las puertas de Las Gaunas.

Y suma y sigue. Soportando el frío desde las ocho de la mañana estaban Iria y su prima Alaitz con la esperanza de darle la mano a algún Rey Mago y poder pedirles en persona que les traigan el Tamagotchi, la máquina de la verdad o el teatro de marionetas que han pedido. Cruzan los dedos y a esperar unas horas.

Mateo junto a su hermano y sus padres, en Las Gaunas.

Ya desde el interior del estadio, los nervios iban ‘in crescendo’ mientras pequeños y mayores ocupaban los asientos que iban quedándose libres. Ya colocados en sus sitios, Mateo y su hermano pequeño se ponen a pensar en los regalos que esperan ver al día siguiente bajo el árbol. “Nos hemos portado bien, ¿verdad?”, pregunta lanzando una mirada a su madre. Así que Melchor, Gaspar y Baltasar tendrán que hacerles llegar esa moto de policía eléctrica, la espada y las figuras de la colección de Los Vengadores que han pedido.

Íñigo, en Las Gaunas.

De la mano de su padre avanza Íñigo entre el tumulto en busca de un hueco en las gradas antes de que empiece el espectáculo. Su hermano Mateo lo acompaña con una sonrisa dibujada en la cara porque sabe que el momento de mayor magia del año se acerca. Un puzzle de países, un juego de lego y otro de construcciones son los deseos de estos pequeños.

Daniela (centro) junto a sus compañeros de clase en las gradas de Las Gaunas.

En primera fila de la grada, Daniela alza la voz entre tanto alboroto y asegura que ya ha enviado dos cartas para pedir “una guitarra de verdad y muchas más cosas”. Rodeada del resto de compañeros de clase, se asoman a la barandilla para estar en los mejores puestos cuando aterrice el helicóptero, aunque ellos ya van con ventaja. “¿Sabes que hicimos una videollamada con los Reyes Magos? Nos llamaron y nos dijeron que nos portáramos muy bien”, repiten algunos de ellos a la vez.

Los pequeños se preparan con buena indumentaria para afrontar el frío desde las gradas de Las Gaunas.

La expectación ha inundado las gradas conforme pasaban los minutos y algún que otro previsor ha sabido la que se le venía encima durante la espera. Así que, manta y bufanda y ya estaría todo listo para disfrutar de la fiesta.

Apenas quedan unas horas para ver si esos deseos se cumplen y si, como dicen, los niños siempre dicen la verdad y se han portado tan bien como aseguran al unísono. Por delante, una joranda llena de emoción con diferentes cabalgatas repartidas por la comunidad para dejar ver que la ilusión no entiende de edades.

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