Ir contracorriente tiene su atractivo. Al menos lo tiene el hecho de imaginarlo. Luego ya la realidad es más cruda y a veces te baja de las nubes al suelo más frío y duro. Pero otras, el verdadero interés en tomar otro camino te impulsa a no rendirte. Justo en ese momento de la trayectoria se encuentran Jesús Navas y Jaime Mendizábal, dos amigos riojanos de la universidad que desde octubre gestionan la nueva marca de ropa sostenible The Anti-Brand.
¿Hacer frente a las campañas promocionales de las grandes cadenas textiles? ¿Competir con precios superiores y un nombre desconocido? ¿Llegar a un público jóven saturado de información y con las aplicaciones de moda digitales en constante crecimiento? «¿Y por qué no? Tenemos las ideas claras. Queremos que esos valores de defensa del medio ambiente y de las buenas condiciones laborales en las que se fabrican las prendas que vestimos se conviertan en acciones y no se queden solo en palabras. Es tentador caer en los descuentos y en unos bajos precios, pero, ¿y si pensamos por qué una prenda es tan barata?», pregunta Navas.
Conscientes de la realidad climática que afronta la sociedad, estos jóvenes quieren cuidar de lo que les rodea dejando únicamente la huella del buen hacer. Un hacer «sostenible, consciente y transparente», como defienden. No ha sido fácil, «porque subvenciones por emprendimiento juvenil o de otro tipo no ha habido ninguna», así que se han bastado de inversiones personales y sus conocimientos en gestión empresarial y marketing para lanzar su proyecto e «ir contra toda aquella industria de la moda que forma parte de ese desperdicio de desechos y de la emisión de plásticos a los océanos». Y sin dejar de lado sus ocupaciones laborales. Además, para demostrar los pasos que siguen sus prendas y el trabajo que implica sacar adelante sus camisetas (24 euros) y sudaderas (49 – 54 euros), despiezan al detalle todos los costes de producción que se pueden conocer en su página web.
Todo su sueño se confecciona en un taller ubicado en Pradejón, pueblo natal de Navas. Allí, realizan una serigrafía artesanal prenda por prenda con la plantilla del diseño. «Algo con lo que también queremos promocionar el desarrollo de la economía local». Previamente, las prendas llegan sin marcas ni sellos desde Bangladesh, pero lo hacen con el sello GOTS (Global Organic Textile Standard) que garantiza que dichos materiales se fabrican con materias primas orgánicas y sostenibles, así como el respeto, el cuidado y la mejora de las condiciones laborales durante toda la cadena de valor y proceso de fabricación: desde la extracción de las materias primas hasta la elaboración del producto terminado. «Cierto es que en un futuro nos planteamos traer la producción a Portugal como principal país productor de abono orgánico, pero todavía no podíamos dar el paso con el volumen de trabajo que manejamos a día de hoy».
Por el momento, ya se certifican como empresa negativa en carbono bajo el sello D-Cycle, que resplada que compensan el doble de emisiones de carbono de las que generan en toda la cadena de producción. Una marca de ropa, por tanto, con trasfondo que ya va por sus casi dos meses de actividad. Tiempo en el que este equipo ha agotado su primera tirada de stock que realizó con 200 unidades, entre camisetas y sudaderas. «Nuestros primeros clientes han sido, obvimente, amigos y familia, pero esto son buenas señales, así que estamos contentos con esta primera prueba. El próximo paso será lanzar los nuevos diseños que tenemos preparados y seguir trabajando. Al fin y al cabo, no podemos competir en precio, así que lo hacemos con valores», destaca Navas.
Han sido dos meses también en los que se ha juntado la campaña del Black Friday con las compras navideñas desencadenando en una euforia por salir a consumir. «En esos días nosotros lanzamos en nuestra página web mensajes apelando a ese consumidor para que hiciera compras racionales y que solo fueran necesarias. En nuestro caso, por ejemplo, las devoluciones de talla las hacemos totalmente gratuitas porque al ser compra online entendemos que pueda ser difícil acertar. Así mismo, trabajamos con una política de precios justos todo el año (sin descuentos), apostando así por un modelo más sostenible y consciente», apunta el cofundador.
Navas reconoce que la conciencia social va calando poco a poco, con cada vez más marcas que se suman a los productos sostenibles o reciclados, pero insiste: «Para que haya un cambio real han de ser las grandes cadenas y marcas las que tomen partida de este movimiento que debe ser el futuro. Nosotros por el momento solo nos que defender estos valores desde nuestra posición, el factor diferencial en el mercado».
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