“El orgullo alcanza entre los iberos grados muy altos. Llevan la dida de continuas alarmas y asaltos, arriesgándose en golpes de mano, pero no en grandes empresas, pues se niegan a aumentar sus fuerzas uniéndose entre ellos”, Estrabón. Dignas palabras de quien con gran empeño fue capaz de averiguar el diámetro de la tierra, lo hace de uno de los primeros pueblos de los que se tiene constancia que habitaban en la península. Mas está intercalación de palabras, parece más corresponder con la realidad calagurritana a diciembre de 2022.
Todo calagurritano tiene constancia de los hechos ocurridos en el paseo del Mercadal con el famoso, tradicional y emblemático belén de calahorra. Un individuo que es más conocido por sus malas que buenas empresas se adentró en el belén y comenzó a golpearlo y destrozarlo.
Las redes se llenaron de condenas hacia dicha actuación tanto por parte de todos los grupos políticos y de todas las personas, a esto, se le unieron una serie de desafortunados comentarios dando por hecho y afirmando que el detenido tenía otro lugar de origen o ciertas creencias distintas a las de la mayoría no dejando de lado su odio y su irracionalidad que nublan sus mentes, tal y como afirma la alcaldesa de Calahorra en su Twitter. Que tiene gran razón de ello. Sin embargo, una figura de gran relevancia como es la alcaldesa no debe entrar en el debate intrínseco de Twitter y de cual problema no puede ser resuelto por su persona.
Tener a una persona con un amplio historial vinculado a las drogas que evidentemente le han afectado a su mente es una tragedia para Calahorra. Que haya cientos, miles de racistas mintiendo y diciendo que es extranjero para sembrar y alentar la xenofobia es repugnante.
— Elisa Garrido (@ElisaGarrido) December 17, 2022
Por otro lado, nos encontramos a aquellos que achacan este acto como responsabilidad del Ayuntamiento por no haber actuado a tiempo, mas se contradicen ellos mismos. Es de vital importancia separar cuándo el órgano judicial tiene capacidad de obrar y cuándo no. El único responsable de ello es una persona que tomó malas decisiones en el pasado y hoy le están pasando factura coincidiendo con el famoso refrán “quien de joven come sardinas, de mayor caga las espinas”. Quizás los servicios sociales debieron actuar con anterioridad, ya que este no es un caso aislado, sino que presenta una continuidad en el tiempo.
Tal y como Estrabón refleja, en vez de aunar fuerzas entre todas las Administraciones implicadas con el fin de dar solución al problema de cómo actuar cuando este individuo salga de dependencias judiciales para evitar futuros altercados, y que entonces no llevemos las manos a la cabeza con algo grave, surge un incoherente debate en Twitter entre los de un color y los de otro. Ya sea por su incompetencia o por la cercanía de unas elecciones para las que hay que ganar votos y polarizar y manipular a los ciudadanos. Dichos comportamientos no son aceptables.
Mucho ánimo vecinos de la calle Cavas. Y esperemos que la próxima vez que el nombre de Calahorra salga en los principales medios de comunicación sea por algo positivo.
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