La pizarra colocada al lado de la cocina del Centro de Día Gonzalo de Berceo tiene más visitas que el vídeo más famoso de TikTok. ‘Borraja con patata, pollo a la jardinera y yogur’, “no está mal el menú de hoy”, comparten los usuarios. Y es que, desde hace algunos meses, algo ha cambiado a la hora de comer en el Centro.
A todos se nos conquista por el estómago y las personas mayores no son menos. “Hemos dado una vuelta de tuerca más a nuestra política del buen hacer con nuestros usuarios teniendo en cuenta la importancia que tiene la alimentación saludable en nuestros mayores. Porque es un pilar fundamental y porque para que todo esté bien tienes que estar bien alimentado”, explica Elena García, directora del centro.
Por ello, el Gonzalo de Berceo trabaja mano a mano desde hace algunos meses con la Huerta de Rizos con el fin de elaborar sus menús con productos de calidad, ecológicos y de kilómetro cero. “Somos conscientes de la importancia que tiene una dieta equilibrada y unos aportes nutricionales para que nuestros usuarios desarrollen su tratamiento de la mejore manera posible, así que esta nueva alianza nos está facilitando mucho las cosas”.
Desde la Huerta de Rizos, en el Valle del Iregua, Ana Lafuente confiesa estar entusiasmada con esta relación. “Nos hace especial ilusión cuando nos cuentan cómo disfrutan los abuelos a la hora de comer y cómo recuerdan esos sabores de antes”. Porque, precisamente, uno de los alicientes de la agricultura ecológica es esa habilidad para potenciar aromas y sabores, “y como el producto está recolectado el mismo día, se incrementa mucho la frescura y calidad”, señala Ana.
Elena recuerda que antes “trabajábamos con un producto, ni tan cercano ni tan natural, pero desde que contamos con este producto natural todo ha cambiado, ya no solo por el aporte nutricional, sino por el sabor”. La directora del centro describe cómo, cada día que llega el pedido, los usuarios lo esperan con ganas para comentar el tamaño, el color y “la pinta”, y es que “llegan hasta con el rocío de la mañana”.
Una vez en la mesa, llegan los recuerdos, las historias y las valoraciones. ¡Qué valen los comentarios de Tripadvisor! “Estas verduras sí que son como las de antes, como las que recogíamos nosotros, no las de ahora, que saben a plástico. Esto sí que son sabores de niñez, de toda la vida”. El día que toca San Jacobo de calabacín, puré de calabaza, borraja con patata, lasaña de berenjena o carrilleras con un poquito de calabacín pochado… la fiesta llega al comedor.
Porque la cocina tradicional y la dieta mediterránea es la que rige los menús del Centro Gonzalo de Berceo. Menús que elabora la doctora y nutricionista teniendo en cuenta las diferentes patologías de los usuarios. “Intolerancias, problemas con la sal… hay días que llegamos a tener cinco o seis menús diferentes”.
Y es que, además de contar con la alimentación para un envejecimiento saludable, “estos sabores nos dan también pie a trabajar con los usuarios las terapias de reminiscencia y las terapias cognitivas. Recordamos con ellos el proceso de la huerta, los cultivos de regadío y de secano… La mayor parte de nuestros mayores se ha criado en casas con huertas y se ha alimentado del cultivo tradicional. Ellos tienen mucho que enseñarnos”.
