El Rioja

Las bodegas de Logroño abren un mes repleto de sensaciones y planes

La temporada alta de enoturismo va concluyendo al mismo tiempo que se asientan los fríos sobre la región y las primeras viñas comienzan a quedarse sin hojas y también sin sarmientos. Un incierto comienzo de septiembre dejó un buen regusto finalmente, para abrir un mes de octubre “excelente” en cuanto a afluencia de público, donde el cartel de “entradas vendidas” se colgó en varias ocasiones, especialmente por Halloween.

Pero queda el plato fuerte: la celebración del Día Internacional de Enoturismo este domingo. Para ello, la Asociación de Bodegas de Logroño ya ha dispuesto todo con el fin de brindar por un sector en auge que se balancea entre la creciente demanda de turistas y la también creciente demanda de personal para cubrir la plantilla destinada a estos departamentos.

Su presidente, Borja Eguizábal, hace un balance positivo de la temporada con unas “perspectivas cumplidas”, pero incide en el desequilibrio que existe entre la oferta y la demanda de empleo para los puestos de enoturismo. “El problema que se percibió en la hostelería durante la pandemia con los sucesivos cierres se esta viendo ahora reflejado en las bodegas a la hora de gestionar las visitas turísticas. Es muy complicado encontrar gente, así que nos organizamos para atender de la mejor manera posible a nuestros clientes. Unos datos que tampoco se corresponden con las cifras de paro que anuncian”, considera.

En cuanto a las tendencias que poco a poco se van abriendo camino entre el público, Eguizábal apunta a los nuevos hábitos en las reservas de experiencias: “Antes teníamos con un mes de antelación todo el calendario cerrado; ahora, en cambio, apuran más y se mueven en mayor medida por la improvisación”. Y el perfil del turista también, con una mayor presencia de público nacional que viaja entre semana en busca de una oferta más completa.

“No se conforman con conocer una bodega y catar sus vinos, sino que quieren hacer más actividades complementarias. Cultura, gastronomía, naturaleza… Y para ello hay que ofrecer una buena oferta hotelera y planes donde elegir, por eso Logroño es la ciudad perfecta, con un escenario espectacular donde convergen multitud de bodegas con una oferta turística completa que se puede visitar cómodamente a pie, sin prisas, justo lo que buscan los turistas que nos visitan”, remarca el presidente.

Por otro lado también está el cliente que demanda una “visita más efímera” donde se prefiere hacer directamente una cata sin contar con una visita completa a bodega, algo en lo que poder transmitir la esencia, historia y valores de la casa conociendo la autenticidad. “Porque el vino no ha de entender de tecnicismos ni está hecho para paladares especializados en el tema. Solo se busca que el público pierda el miedo a pedir, a probar, a opinar. Se trata de jugar y aprender, desterrando la idea de que son necesarias las etiquetas para hablar de vino”.

Se abre, por tanto, un mes repleto de sensaciones y planes para recorrer la capital riojana, sus calados y lagares copa de vino en mano. Y es que con una labor conjunta entre bodegas “se favorece, además, el impulso del potencial enoturístico de Logroño, cerrando un círculo donde entran en juego diferentes agentes más allá de las bodegas”. En este sentido, Eguizábal incide en la necesidad de se revalorice este sector, incentivando la inversión en infraestructuras destinadas al enoturismo a través de los fondos europeos Next Generation: “Tenemos la oportunidad de crecer como región en materia de turismo vitivinícola, pero echamos en falta el apoyo suficiente para llevar a cabo instalaciones que favorezcan su desarrollo y a la vez refuercen la economía local del lugar de la mano de esos turistas que nos visitan”.

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