La Rioja

Más de dos mil sentencias al año demuestran que “no hay impunidad medioambiental”

Los tribunales españoles dictaron en 2021 alrededor de 2.000 sentencias por delitos relacionados con la protección del medio ambiente, algo que “demuestra que no hay impunidad medioambiental” en España.

Así lo ha considerado, en declaraciones a EFE, Ernesto Chicharro, agente forestal de Madrid, adscrito a Fiscalía de Sala de Delitos de Medio Ambiente y Urbanismo en la Fiscalía General del Estado. Ha incidido en que los agentes forestales en España son “policía judicial a todos los efectos” y, por ello, una parte de su trabajo es la investigación de delitos relacionados con el medio ambiente, ordenación territorio, patrimonio, fauna y flora; además de esclarecer incendios forestales.

“Los agentes forestales son grandes conocedores del territorio”, ha dicho, por lo que “la Fiscalía no podría prescindir de ellos” al investigar delitos medioambientales y “la verdad es que no nos falta trabajo”.

La especialización ha hecho que “cada vez seamos capaces de afinar más en las investigaciones”, aunque, “de forma paralela, el incremento de población en algunas zonas, los incendios o el cambio climático hacen que cada vez haya más cuestiones que investigar”, ha señalado.

Muchas veces, en este tipo de cuestiones, “se da la circunstancia de que se trata de delitos muy complejos que pueden llevar una investigación muy larga”, ha asegurado. Sin embargo, ha precisado, “eso no significa que haya impunidad” y, “además, en los últimos años, se ha dado un salto cualitativo muy grande en este campo”.

Su compañero Diego Calvo, también adscrito al mismo departamento de la Fiscalía General del Estado, ha asegurado a EFE que también ven en la población “cada vez más conciencia” sobre cuestiones medioambientales y “es consciente de que el cambio climático ha llegado y lo estamos viviendo en nuestras carnes”.

Así, ha considerado que “no sé si se puede determinar que ahora hay más negligencias, accidentes o se cometen más delitos intencionados”, pero “el cambio climático agrava las consecuencias de todos ello”. Ha indicado que “no se trata de que haya más o menos legislación, porque ya es suficiente, sino de minimizar el número de delitos y localizar a más delincuentes”.

Y también, ha concluido, de profundizar en el trabajo de educación ambiental que realizan los agentes forestales, que muchas veces intervienen en territorios donde “se mantienen costumbres atávicas”. Entre esas costumbres ha citado la utilización del fuego en la agricultura, “aunque, afortunadamente, las nuevas generaciones ya han cambiado en muchas cosas”.

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