A los diez años la mayoría de los niños no tienen muchas más preocupaciones que decidir los regalos que pedirán para la comunión, terminar a todo correr los deberes los domingos antes de volver el lunes al cole o jugar y disfrutar en compañía de sus amigos en el parque. Silvia Beamonde no lo tuvo tan fácil. Una pequeña mancha blanca en el ojo la llevó a año y medio de sesiones de quimioterapia y una lucha sin cuartel contra un cáncer en el nervio óptico que puso su vida y la de su familia patas arriba.
Ahora, más de diez años después, con la pérdida de visión total en el ojo derecho pero con la ilusión intacta de seguir tirando para adelante presenta su libro ‘Pirata a bordo’. El próximo 14 de octubre lo dará a conocer en la biblioteca de Rincón de Soto, su pueblo. Un libro que cuenta las experiencias y las reflexiones que vivió a una edad demasiado temprana.
La idea inicial nunca fue publicarlo. En un principio se iba a hacer una única copia para guardarla en la intimidad de casa. «Lo escribí en un principio para mí, porque llegó un momento en el que me di cuenta de que algunas cosas se me iban olvidando y quería recordarlo todo», cuenta. No olvidar los momentos vividos, en casa, en el hospital, en las sesiones… No olvidarlo para poder así seguir afrontándolo y tener la guía de lo que le hizo más fuerte.
Cuando estaba a punto de finalizar la historia decidió dar el paso de publicarla. «Lo escribí parea mi, pero lo publico para los demás. Hay mucha gente que no se atreve a preguntar y quiero estar ahí por si alguien necesita conocer mi experiencia y cómo se lleva una enfermedad así siendo una niña». Muchos vecinos ya le han agradecido la valentía de hacerlo. «Algunos se me acercan y me dicen que no se atrevían a preguntar y no quiero que pase eso», asegura.
Y es que a pesar de la inocencia de los niños, las cosas no se llevan bien cuando el cáncer llama a tu puerta. «Fue todo muy rápido, notarme la mancha, que me mandasen a urgencias al hospital, que me hiciesen las pruebas y que me derivasen a Zaragoza», recuerda. Difícil de digerir en unas pocas horas. De un día para otro ya tenían un diagnóstico. «No es fácil por muy pequeña que seas, pero creo que la peor parte se la lleva la familia, es algo que nunca te esperas en un niño», y pone en valor la importante labor de sus padres en esos momentos.
La lucha contra el cáncer le hizo perder la visión del ojo derecho pero le permitió salvar la del izquierdo. «Esa pequeña mancha nos puso en aviso a tiempo», explica. Desde entonces, a veces tiene que colocarse un parche: «La luz intensa me provoca dolores de cabeza y como por ese ojo no tengo la sensación de en qué cantidad entra, a veces me viene bien llevarlo».
De ahí viene lo de ‘Pirata a bordo’. «Cuando se me ocurrió ese título me vi muy reflejada por lo de pirata y porque yo voy a bordo de la historia que cuento», dice. «Valiente». Es la palabra que más ha escuchado en los últimos días. «Es verdad que todo el mundo en Rincón de Soto sabía por lo que había pasado, pero siempre hay muchas cosas que las sientes sola, las vives sola o se quedan para tu entorno muy cercano y quería contarlo todo: lo bueno y lo malo».
De momento, de las copias que ha hecho pocas le quedan. «Ya he pedido más porque está teniendo muy buena acogida», se alegra. Una historia de valentía, de piratas con parches que se enfrentan a las adversidades y de batallas que se ganan para siempre.
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