Toros

Arnedo deja descalzo a Fabio Jiménez: polémica en el ‘Zapato de oro’

Foto: Edu del Campo

Dios quiera que en un puñado de temporadas la tarjeta de visita del hoy novillero Fabio Jiménez esté repleta de éxitos taurinas. No sé, tres o cuatro puertas grandes en Madrid, un par del ‘Príncipe’ en Sevilla, máximo triunfador en Bilbao y Pamplona, San Mateo… En el mejor de los casos, como digo, puede que esos triunfos sean más o menos discutibles: que si la estocada cayó baja, que si la faena no era de dos orejas… lo típico y lo tópico cuando se trata de analizar los triunfos de los toreros. Pero lo que está claro es que en la carta de presentación de Fabio Jiménez nunca aparecerá el ‘Zapato de Oro’ de 2022. Y lo que es más impepinable todavía es que Fabio Jiménez fue el mejor de cuantos novilleros han pasado estos últimos días por la ‘ciudad del calzado’.

Afirmo esto con el máximo respeto hacia el jurado de este certamen y a su decisión, como no podía ser de otra forma, y también tras presenciar todas y cada una de las actuaciones de los futuros toreros que han realizado el paseíllo en el Arnedo Arena.

Me parece muy osado por mi parte trasladar las notas que fui tomando durante las actuaciones de Fabio Jiménez y del triunfador, Víctor Hernández. Más que nada, porque estarán llenas de errores de apreciación. Pero sí que, con toda la humildad del mundo, les diré que Víctor Hernández se enfrentó a un novillo huidizo, algo muy para tener en cuenta, ya que no se trata de un toro bravo al que poder y someter. A partir de ahí, el mérito del novillero madrileño residió en dejar la muleta puesta para evitar las ya referidas huidas. Sí que hubo calidad en la faena de muleta, y mucha, sobre todo al natural, en dos series de mucha reunión y transmisión. También en un circular invertido muy aplaudido. Y ya, porque el novillo se paró y dejó de embestir. Hernández, con buen criterio, quiso reservar una última serie al natural, pero ésta, debido a la condición del animal, nunca llegaría. Pinchó, cobró una estocada y sonó un aviso. Insisto, pinchó, que eso en el toreo es una losa.

Fabio Jiménez, por su parte, triunfó ante un novillo que pareció lesionarse durante la lidia, algo que, partiendo de que fue lidiado como sobrero, encrespó los ánimos del público, generando un ambiente muy complicado para el novillero. Jiménez toreó muy bien con el capote, se impuso a aquel clima tan adverso y hubo una cosa que presidió toda su actuación: la torería. Y la torería no es algo baladí. Fabio estuvo en torero de principio a fin y, de esa forma, logró series de naturales de muy buen trazo, mucho temple, gran hondura y enorme profundidad. Y no dos, tres. Dejó pases de pecho como carteles de toros, una trincherilla para enmarcar y un toreo a dos manos, al final de la faena, sensacional. Insisto, Fabio estuvo en torero; muy en torero. Y mató de buena estocada.

Un jurado no puede pretender con su deliberación incrementar la importancia de un certamen. Un jurado debe hacer justicia y para ello ha de conceder el premio al mejor. Y si el mejor es un novillero riojano se le concede el trofeo de la misma forma que si es andaluz, vasco, madrileño o asturiano. Un jurado ha de ser justo. Todo lo que sea otorgar el premio a un novillero foráneo por evitar aquello del qué dirán y del no sé qué es injusto. No por concedérselo al novillero más puntero el galardón será más importante.

La categoría a este tipo de certámenes se aporta mediante la variedad de encastes de los novillos a lidiar, la buena presentación de estos y la seriedad y el rigor de un palco presidencial, tanto a la hora de conceder los trofeos como a la hora de dar los avisos. Y en Arnedo, estos días, se han lidiado novillos de varios encastes y de exquisita presentación, se han concedido los trofeos más o menos que procedían y se han escuchado nada menos que dieciocho avisos. Así sí que el ‘Zapato’ seguirá siendo de oro. Negándoselo a quien se lo ha ganado en el ruedo, no. Me cuentan que a Pedro Carra le hicieron algo muy parecido allá por 1991. Y es que lo mismo tienen que ir de Calahorra y de Alfaro a por los zapatos y no los de Andosilla a por los santos. Vaya usted a saber.

Estuve a nada de enviarle este whatsapp a Fabio Jiménez cuando finalizó el festejo de ayer: «Que no te haga rozadura y que te sirva. ¡Enhorabuena, torero!». ¡En qué hora no se lo envié! Eso sí, hoy le he enviado este: «¡Hola, Fabio! Tan solo quería enviarte un abrazo enorme y decirte que estas injusticias solo pueden servirte para ser más fuerte y más torero. Para mí siempre serás el Zapato de Oro 2022. ¡Adelante, torero!».

Y de la rabia que me da, casi que me emociono. Porque anda que no le hubiera servido al muchacho este ‘zapato’ para abrirse paso en este complejo mundo de los toros.

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