Veinte años no eran nada para Carlos Gardel, según dejó escrito en ‘Volver’. Veinticinco, por lo visto, dan para bastante más. Y si no, que se lo digan a la Infanta Cristina e Iñaki Urdagarín, quienes un 4 de octubre de 1997 iban juntos al altar. Para por aquel entonces, los ecos de una mediocre feria matea ya se habían silenciado. Solo Manuel Caballero consiguió salir por la puerta grande de la recordada plaza de toros de La Manzanera.
El primer nombre propio de los sanmateos de 1997 fue el de Pepín Liria, que cortó una oreja a un toro del Marqués de Domecq la tarde del 20 de septiembre. El encierro, muy bien presentado, fue despachado por Manuel Caballero, vuelta y silencio; Raúl Gracia ‘El Tato’, silencio y pitos tras aviso; y el citado torero murciano, silencio y oreja. Manuel Caballero consiguió aquella tarde el trofeo al mejor quite, concedido por la Peña ‘El Quite’, por el realizado a Carlos Casanova, de la cuadrilla de ‘El Tato’ durante la lidia del cuarto toro de la tarde en un momento de apuro.
Poco juego ofrecieron los astados de ‘Cebada Gago’ el día de San Mateo de hace ahora veinticinco años. Pedro Carra, Óscar Higares y Juan Carlos García escucharon ovaciones. Un día más tarde llegaría el triunfo de Caballero, que entró en el cartel sustituyendo a Jesulín de Ubrique.
La primera de TVE retransmitió aquel festejo del 22 de septiembre, en el que se lidiaron cinco toros de José Luis Osborne y uno, en segundo lugar, como sobrero bis y muy ofensivo de Cebada Gago. El astado titular fue devuelto por aparente cojera y el primer sobrero tuvo que volver a los corrales tras partirse el pitón por la cepa tras derrotar en las tablas. El quinto, realmente inválido, fue mantenido en el ruedo. Aquella fue la primera feria en la que el siempre recordado y añorado Félix Cámara no ocupaba el palco presidencial. Todos los toros fueron pitados en el arrastre y Caballero fue prendido de forma dramática al estoquear a su primero, lo que favoreció la concesión del doble trofeo. Así las cosas, Juan Mora, pitos y silencio; ‘Litri’, bronca y aplausos; Manuel Caballero, dos orejas y aplausos.
Llegaría después aquella recordada bronca (o una de aquellas) que Logroño tributó a José Miguel Arroyo ‘Joselito’ la tarde del 23 de septiembre de 1997. Se lidiaron toros de Joaquín Buendía, siendo devueltos primero y sexto, por lo que un toro de Marcos Núñez, corrido en sexto lugar, remendó el encierro. ‘Joselito’, palmas y bronca por abreviar y enterrar el estoque en los sótanos de su enemigo; Rivera Ordóñez, pitos y silencio; José Tomás, que sustituía a Enrique Ponce, silencio y palmas.
Con casi lleno en los tendidos durante la siguiente función, se silenciaron las faenas de ‘Joselito’ y Rivera Ordóñez y Víctor Puerto cortó una oreja y paseó una vuelta al ruedo tras fuerte petición en el quinto. Se lidiaron cuatro toros de Manuel San Román, uno de Gabriel Rojas y un sobrero, lidiado en quinto lugar, de Marcos Núñez.
Enrique Ponce, pitado y ovacionado, Vicente Barrera, oreja de un toro de exquisito temple y ovación, y José Tomás, vuelta al ruedo tras una gran faena malograda por los aceros y pitos. Tres toros de ‘Sepúlveda’ y otros tantos con el hierro de Loreto Charro. ‘Baratero’, negro mulato, de 570 kilos y perteneciente a la ganadería de ‘Sepúlveda’, lidiado en primer lugar por Enrique Ponce, fue condenado a banderillas negras.
Aquella feria matea de 1997 dejó también el ‘debut’ de Pablo García Mancha como cronista taurino en las páginas del diario ‘El País’, la ‘jubilación’ de Miguel González Villahoz, Miguelito, como alguacilillo de la plaza de toros de Logroño, la presentación de la biografía de ‘Pepe Rioja’ escrita por Pedro María Azofra o la consecución por parte de José Tomás del trofeo a ‘la calidad’, que ponía en juego Bodegas Faustino y cuyo premio consistía en el peso del torero en vino de la añada del nacimiento del propio diestro; en este caso, de 1975, cosecha calificada como ‘muy buena’.
El Día de La Rioja de hace veinticinco años adquirió un marcado acento taurino: por la mañana, el ganadero jarrero Antonio Briones fue galardonado con la Medalla de La Rioja y por la tarde se celebró el I Festival Taurino Día de La Rioja, organizado por el Club Taurino Logroñés, presidido entonces por José Rioja López, y que contó con la participación de los riojanos Domingo Domínguez, Pedro Carra, Pérez Vitoria, ‘El Víctor’, Diego Urdiales, Paquito de Torre y José Donaire. Por cierto, que el Club Taurino Logroñés condecoró al propio Antonio Briones con la insignia de oro de la entidad, nombrándolo, a su vez, socio de honor del Club.
Finalmente, aquel 1997 dejó el reconocimiento de la Real Federación Nacional Taurina de España con el premio Cossío 97 a la Consejería de Desarrollo Autonómico, Administraciones Públicas y Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja, siendo su director Manuel Arenilla, por «su gesto ejemplar en defensa de la fiesta nacional». Lo dicho, eran otros tiempos.
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