La Rioja

Carteristas en el centro de Logroño: “Usan un líquido viscoso”

La Policía Nacional ha alertado de la presencia de carteristas en Logroño que asaltan a personas mayores con el viejo timo de la mancha. “Aunque la técnica es vieja y forma parte de la escuela de carteristas, en este caso la han variado. El líquido que utilizan para ensuciar a las víctimas -la mayoría de las veces, personas mayores- es uno viscoso y verdoso que simula ser excremento de paloma”, explican.

Una mujer ha denunciado esta situación en la capital riojana. Los hechos ocurrieron el pasado viernes, alrededor de las 15,30 horas, en la calle Marqués de San Nicolás (la calle Mayor). “En un momento dado, la víctima nota cómo le cae un líquido en la mochila que portaba. Entonces se le acercan una pareja de personas (un varón y una mujer), los cuales le manifiestan ‘que no se preocupe, que no ha sido agua, que no se mueva que se lo limpio y que le quito la mancha'”.

Uno de ellos portaba en su mano un pañuelo de papel y permaneció durante aproximadamente 30 segundos limpiando la mancha. Tras ello, se fueron por la calle Cofradía del Pez. En ese momento entró en escena una segunda pareja, preguntándole una dirección a la mujer mientras mostraban un mapa en sus manos. Seguidamente llegó el turno de una tercera persona.

La víctima se encontraba caminando en dirección al Parlamento cuando apareció una persona con actitud extraña como si estuviese bajo los efectos del alcohol y le dijo un par de frases sin sentido. La víctima prosiguió entonces su marcha, pero al llegar a su domicilio se dio cuenta de que le había desaparecido el cordón de oro que portaba en el cuello y de que había sido víctima de un timo.

Entidad bancaria

Otra variante del concedido timo consiste en hacer una espera en una entidad bancaria hasta que sale su víctima (generalmente eligen a las personas de más edad que van a cobrar su pensión).

Una vez que abandona la sucursal van detrás de ella hasta un lugar apartado donde no suela haber demasiada gente. Un individuo arroja alguna sustancia sobre la ropa de la víctima y en ese momento un cómplice se acerca y se ofrece amablemente a limpiársela o incluso billetes, haciéndole creer que se le han caído.

Es en ese momento de desconcierto y bochorno es cuando aprovechan para sustraer los efectos personales que la víctima porta en el interior de los bolsillos -sobres con dinero recién sacados del banco- y que previamente ya sabían dónde estaban.

Como suele ser habitual en este tipo de delitos, los delincuentes eligen previamente a la persona a la que van a robar, bien porque lleva joyas aparentes o porque han observado cómo sacaba dinero de un banco, la siguen y cuando llegan a un lugar que consideran adecuado, le manchan la ropa. Acto seguido, se ofrecen amablemente para limpiársela y en un descuido le quitan las joyas o el dinero que se ha guardado.

Esta forma de actuar les proporciona un algo beneficio con un mínimo riesgo. Si no consiguen su propósito, la víctima se va con la mancha a su casa y no ocurre nada. Si llevan a cabo su objetivo, cuando el perjudicado se quiere dar cuenta, los carteristas ya han desaparecido.

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