La Rioja

El verano, una época delicada para los trastornos de conducta alimentaria

El verano es la época delicada para los trastornos de conducta alimentaria

Cuerpos esculturales en anuncios publicitarios, en las playas, en la piscina de tu comunidad y, ahora también, en redes sociales. Abdomen plano, bíceps llamativos y piernas definidas y delgadas. Con la llegada del verano aumentan cada vez más los mensajes de culto al cuerpo y la presión que se ejerce para cumplir los cánones de belleza. En este contexto, más de 400.000 personas luchan contra un trastorno de conducta alimentaria en España .

El informe anual del Sistema Nacional de Salud (SNS) del año 2020-2021 reveló que 2 de cada 10 adultos presentan un cuadro de obesidad; y 5 de cada 10 presentan exceso de peso. La media nacional sitúa a que el 16,5 por ciento de los hombres y el 15,5 por ciento de las mujeres sufren obesidad en España. Por tanto, la obesidad presenta un gradiente social muy marcado, que afecta cada vez más a las clases sociales menos acomodadas.

En la misma línea, las visitas hospitalarias de pacientes infantojuveniles se han visto incrementadas exponencialmente por casos de trastornos de conducta alimentaria (TCA). Los más afectados son los adolescentes, especialmente las mujeres jóvenes. La detección de estos casos, además, parece que aumenta durante la época estival, donde la exposición del propio cuerpo debido al calor y la presión por cumplir los cánones de belleza confluyen en una temporada delicada de afrontar.

A las consultas de nutricionistas riojanos llegan decenas de personas que padecen algún trastorno alimenticio. “Los que más detectamos son los de tipo restrictivo, cuando el paciente intenta reducir al máximo las calorías que consume, de manera rígida y obsesiva”, explica Teresa Hernáez, dietista-nutricionista y estudiante del Grado en Psicología, que le permite profundizar en las relaciones que adquirimos con la comida. “Cuando llegan a consulta ni siquiera ellos mismos saben que tienen un trastorno alimenticio, se detecta una vez se mantiene una comunicación fluida”.

Teresa destaca cuatro tipo de perfiles de pacientes de TCA riojanos: el restrictivo, el purgativo, el trastorno por atracón y “el de las dietas”. El purgativo destaca por la auto provocación del vómito tras atracones de comida; el trastorno por atracón, donde se producen atracones de comida excesivos y sin control; y ‘el de las dietas’ hace referencia a un perfil concreto, generalmente mujeres adultas, que llevan realizando dietas ‘milagrosas’ toda su vida.

Con el verano al acecho, muchas mujeres comienzan estas “milagrosas dietas” que “prometen adelgazar los kilos que se ocultan durante el invierno”, como la operación bikini. “Solemos notar un pico alto de visitas donde detectamos trastornos alimenticios en los meses de abril y mayo, justo al comienzo de la operación bikini, y tras el verano, cuando nuestra propia mente nos presiona tras ‘los excesos del verano'”.

“En verano es cuando más sufres un TCA”, explica Eva, paciente de anorexia y bulimia nerviosa. “Para mi era impensable ir a la playa o la piscina sin pensar que todo el mundo me iba a ver gorda”. La falsa visión de su propio cuerpo le impedía hacer vida típica de estas fechas: “No quería ponerme un pantalón corto, ni un vestido. Tenía que llevar ropa ancha que ocultara mi cuerpo”.  Además, Eva confiesa que el verano agravaba su enfermedad.

Cuando se detecta un posible caso de trastorno alimenticio tras una primera evaluación, se suceden tres pasos principales desde los que se pretende combatir el TCA. En primer lugar, se debe realzar un balance de situación de la aportación de nutrientes suficientes para el cuerpo. A continuación, se “lucha” contra las conductas restrictivas. Esto es, por ejemplo, desmenuzar la comida para que parezca que haya menos, o acompañar las comidas con ensalada para no comer tanto de otro plato y comer ensalada. Por último, se lleva a cabo una alimentación personalizada donde se pretende que el paciente “disfrute comiendo”.

“En caso de que el paciente sea un adolescente menor de edad, se debe dar aviso a la familia, para trabajar conjuntamente en el proceso”, explica Teresa. En cambio, cuando son mayores de edad “suelen preferir no hablar con la familia, y lo debemos acatar”. En cambio, en caso de que el paciente se encuentre en situación “extrema”, se deriva al Hospital San Pedro el caso, donde lo evaluarán y analizarán diferentes profesionales sanitarios que, a su vez, tomarán las medidas necesarias para combatir el trastorno.

Además, el Hospital San Pedro cuenta desde hace cinco años con la unidad Infanto-Juvenil y de trastornos de la conducta alimentaria especializada dentro de la unidad de salud mental. Los profesionales de la unidad se encargan de realizar un seguimiento por parte de psiquiatras infantiles, psicólogos y enfermeras de los diferentes casos de TCA.

“La pandemia, las dietas milagrosas y el verano han aumentado los trastornos alimenticios en los riojanos”. Este es un problema que afecta cada vez a más personas, que deben combatir una enfermedad “que te apaga poco a poco”.

 

 

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