El Rioja

La vendimia que es y será: “Habrá viñedos que no lleguen al papel”

La tónica general es encontrar granos pequeños, sueltos y sanos en el campo

Tiempo de vendimias el pasado año en la Cooperativa Zinio de Uruñuela | Foto: Leire Díez.

Las carreteras nacionales ya han modificado sus paneles informativos. A nadie se le puede escapar que durante los próximos dos meses y medio la región será un continuo ir y venir de tractores con sus remolques que irán dibujando un rastro sobre el asfalto, y en el olfato, de ese mosto que te traslada a lo que se cuece de bodegas para adentro.

Pero por el momento todo lo que se cuece es de bodegas para afuera. Entre muestreos y primeras cosechas, Rioja da los primeros pasos de una vendimia que trae, en términos generales, pocos racimos con unos granos pequeños, sueltos y muy sanos.

Los primeros en cruzar la línea de salida han sido los riojabajeños. “La uva blanca está viniendo con una calidad inmejorable. Se nota el trabajo intenso que se ha hecho para hidratar la planta y que haya sufrido lo menos posible las olas de calor”. Así resume Abel Torres, de la Cooperativa Viñedos de Aldeanueva, la primera semana de vendimia en Rioja. El trabajo está ahora centrado en los blancos. “Esta semana terminamos con el tempranillo y empezaremos con algo de verdejo adelantado y ya pararemos hasta el lunes”, adelanta. La previsión es dedicar el inicio de semana al resto de variedades blancas como la viura.

San Bartolomé, patrón de Aldenueva de Ebro, va a ser quien ponga la frontera entre las blancas y las tintas. “Después del patrón, posiblemente entre el 25 y el 26 de agosto, empezaremos con las tintas, que tenemos muchas ganas”, asegura Torres. Los primeros tempranillos de las parcelas más adelantadas se recogerán por la zona más oriental de Alfaro.

Vendimia en Viñedos de Aldeanueva | Foto: EFE/Raquel Manzanares

“Aunque el tempranillo blanco se adelantó bastante, estamos viendo que el resto de las variedades van algo más retrasadas posiblemente por las temperaturas más frescas de estos días que están frenando el proceso de maduración”, señala el bodeguero, que pone números a la primera semana de vendimia: “La bodega ha recogido ya unos 600.000 kilos de uva en una semana”. Nada comparado con el millón de kilos que recogerán dentro de unos días cuando se normalice la vendimia con todas las variedades.

Menos racimos que otros años

El fresco de estos días de agosto es más latente en la zona de Uruñuela. Allá estiman que arrancarán los tractores para mediados de septiembre. “En fechas similares a las del año pasado, porque aquí no se ha adelantado tanto la cosecha como se comentaba”. Este año, Ricardo Leza, de la Cooperativa Zinio del municipio, ve las viñas “más bonitas que nunca porque hay una vegetación perfecta y, si nada lo estropea, será un año de gran calidad”.

Pero poniendo el foco en los racimos, aprecia un problema: “Como se prolongue más esta sequía, a muchos se les va a quedar grande la cartilla, y no solo en la zona de Uruñuela, sino en Rioja en general”. Ricardo asegura que “habrá muchos viñedos que no lleguen al papel este año” y cumplir los rendimientos amparados (del 95 por ciento para tintas y del cien por cien para blancas).

El motivo es que el número de racimos es menor que otros años y los granos no están engordando lo suficiente. “Esta zona venía con menos carga desde un principio, por eso las uvas sintieron menos los golpes de calor. Luego ya hemos sobrellevado el resto de olas a base de riego porque la suerte que tenemos aquí es que un alto porcentaje del viñedo se puede regar, pero tampoco ha hecho falta echar mucha mano del agua porque la planta no lo necesitaba al venir menos cargada. Es más, en Uruñuela son mejores los años secos porque se consigue un mejor equilibrio en la cepa”.

Y en el extremo occidental de la denominación, bajo los Riscos de Bilibio, Bárbara Palacios ojea los racimos de sus diferentes parcelas. “Se han quedado unos granos pequeños y sueltos por esa falta de lluvia que no les ha dejado hincharse, pero sí hay uva, aunque no vaya a ser una cosecha abundante. Es más, si ahora cayeran unos 10 litros podría ser una muy buena vendimia”, valora.

Lo que no tiene buena presencia son todos esos racimos quemados, “completamente secos”, que se reparten en varias parcelas. Sin contar con un sistema de riego, a Bárbara le ha sido complicado mantener en buen estado sus cepas antes las continuas olas de calor: “Hay zonas quemadas pero de forma heterogénea, no viñas enteras, con esos racimos que les dio el sol durante todo junio y julio abrasados. Menos mal que levanté las cubiertas vegetales a principios de verano porque no nos atrevíamos a mantenerlas viendo la que se venía encima y con el fin de evitar que le hagan competencia a la viña”.

La enóloga calcula coger el primer corquete y cesto del año a finales de septiembre en una viña de tempranillo. “Solo he vendimiado en esas fechas en 2017, el año de la helada”. Es más, cuenta con alguna parcela de blanco plantada en altura que es posible que se recoja después del tinto. “Todo puede pasar en este último mes determinante”.

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