La Rioja

La ‘otra carrera’ de los universitarios: buscar dónde vivir a buen precio

Con la llegada del verano y la publicación de las listas de admitidos en las universidades españolas, cientos de estudiantes, sobre todo de fuera de La Rioja, ya han comenzado la búsqueda de alojamiento donde vivir el próximo año.

¿Residencia universitaria o piso? Así comienza la ‘otra carrera’ de los estudiantes de la Universidad de La Rioja, que deben decidirse por la opción que mejor encaje con las características que buscan. Un cometido que les toca hacer en un contexto de alza de precios general y, sobre todo, de los alquileres.

Según los últimos datos de junio que realiza la plataforma Idealista, los estudiantes que alquilaban un piso para el curso pre-pandemia (2019-2020) pagaron a 6,6 euros el metro cuadrado en la capital riojana. Este próximo curso, sin embargo, lo harán a 7,2 euros por metro cuadrado. Un valor considerablemente superior al del mismo período de hace dos años, que se ha visto incrementado por la inflación generalizada causada por la pandemia del COVID-19 y la guerra en Ucrania.

Dentro del apartado “pisos para compartir” en dicho portal, raro es encontrar una habitación individual por menos de 250 euros. Los precios oscilan desde los 200 el más barato, hasta los 350 euros el más caro; aunque la mayoría de habitaciones se encuentran en torno a los 300 euros. Lejos quedan aquellos tiempos donde se podían encontrar habitaciones por 100 ó 150 euros.

“En general hemos notado mucha diferencia de precios comparando años anteriores a este”, confiesa Aicha, una joven vasca estudiante de Trabajo Social en la UR. La universitaria cursará el año que viene 3º de carrera y admite que “este año es el más caro para alquilar un piso” ya que “han subido los alquileres en algunas zonas casi 100 euros”.

Susana es propietaria de un piso en la zona universitaria de Logroño. Aunque no es exclusivo para estudiantes, ofrece la posibilidad de alojarlos. Durante los últimos dos años ha tenido como inquilinas a tres estudiantes de Enfermería que asegura incluso “haberle dado menos problemas” que cualquier otro inquilino. En cuanto a la subida del alquiler admite haber tenido que adaptarse: “A las anteriores inquilinas les mantuve el precio inicial porque sé que eran momentos difíciles para todos. Ahora he subido el alquiler acorde a la situación actual”.

Dados los obstáculos que se encuentran los estudiantes para firmar un contrato de un piso, otra opción que barajan son las residencias universitarias. Estos alojamientos están pensados al milímetro ‘por y para los estudiantes’. En Logroño actualmente existen cuatro residencias para estudiantes, pero que acumulan largas listas de espera debido a la fuerte demanda por parte de los mismos.

Residencia Universitaria La Ribera

No obstante, a pesar de que estos alojamientos son exclusivos para estudiantes, también se ha hecho notar la subida de precios en las residencias de Logroño. En los últimos dos años se han incrementado entre 50 y 100 euros por habitación. Además, muchas de estas residencias no ofrecen el servicio de pensión completa, otro gasto más que las familias deben soportar y anotar en su lista.

Aunque las residencias ofrecen mayor posibilidad de aumentar el número de ‘conocidos’ en el círculo estudiantil, el elevado precio de estos alojamientos es algo que queda muy lejos de la realidad de muchas familias. “Pagar 500 euros por una habitación es algo exagerado”, relata Alba, pamplonesa de nacimiento y residente en Mi Campus Logroño. “Los estudiantes también comemos, nos movemos, utilizamos el transporte público y salimos a tomarnos un café. Si le sumas el alquiler de la habitación son gastos que cualquier familia no puede permitirse así porque sí”.

“Nos estamos pegando por los pisos”

Al alza de los precios de alquiler se suma otro de los grandes problemas que se encuentran los universitarios al buscar alojamiento: el simple hecho de su condición de estudiantes. “Los propietarios no quieren como inquilinos a estudiantes, por las posibles fiestas y la falta de responsabilidad que ven en nosotros”, explica Aicha.

A la hora de alquilar un piso completo es cada vez más común que las inmobiliarias y propietarios requieran nóminas y contratos de trabajo estables a los jóvenes, algo que ellos ven “casi imposible”: “No todos los estudiantes pueden compaginar los estudios con el trabajo, ahora mismo es muy complicado”.

La poca oferta de pisos que encajen con las características de los estudiantes y sus respectivos precios reducen las posibilidades de los estudiantes casi a mínimos: “Nos estamos ‘pegando’ por los pisos. Quedan muy pocos pisos sin que hayan subido el alquiler y todo el mundo los quiere”.

La subida generalizada de precios hace plantearse el futuro de los estudiantes que creen que los alquileres “deberían estar mejor regulados para beneficiar a todas esas familias que hacen un gran esfuerzo por pagar la universidad de sus hijos. La universidad no debería ser un bien de lujo, tiene que ser asequible para todas las familias”, concluyen.

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