Las chimeneas de la treintena de casas de la aldea riojana de Peroblasco han vuelto a teñirse de colores este sábado al son del ‘Canon’ de Pachelbel para reivindicar la mejora de servicios durante la celebración de la 32 edición de la “Fiesta del Humo”.
Centenares de visitantes han contemplado desde la carretera la colorida estampa que este pequeño municipio deja cada año el último sábado del mes de julio, pero que por las restricciones sanitarias de la pandemia, no se había podido celebrar desde 2019.
Los vecinos de este pueblo, encajado sobre un meandro del río Cidacos, celebran esta fiesta con un afán reivindicativo, según ha dicho a Efe el portavoz de la asociación vecinal, Jesús Ateca, quien ha insistido en demandar la construcción de un local público en el solar de la iglesia.
“Hace 30 años, Peroblasco estaba absolutamente abandonado, pero gracias al esfuerzo y al trabajo de los vecinos se ha conseguido que haya una decena de casas habitadas durante todo el años”, ha asegurado Ateca.
La “Fiesta del Humo” surgió como una manera de reivindicar mejores servicios en un pueblo en el que había vida, ha recordado, pero más de tres décadas después los vecinos no han conseguido una de las peticiones más básicas para cualquier localidad, que es tener un sitio en el que reunirse.
“Solo queremos un pequeño espacio de unos 40 metros cuadrados. No supone una gran inversión si se tiene en cuenta los miles de euros que se dedican a otras actuaciones”, ha recalcado.
A su juicio, Peroblasco es “el único pueblo de toda La Rioja que carece un local público para sus vecinos” y esto se debe a la “indiferencia” por parte de todas las administraciones públicas.
“No se entiende esa desidia gubernamental”, que achaca tanto al Gobierno riojano como al Ayuntamiento de Munilla -del que depende la aldea-, ya que no cuadra con el discurso de defensa del medio rural y la dotación de servicios públicos para asentar la población, ha agregado.
También ha demandado una mejor conservación del puente medieval, que “es el único acceso” para llegar hasta Peroblasco, “una joya de pueblo empedrado que se debería cuidar más”.