Cultura y Sociedad

El arte fluye en las fachadas de Camprovín

Camprovín cerraba este domingo su sexta edición del certamen Camprovinarte, que ha culminado este fin de semana con la conclusión de las cinco propuestas seleccionadas, en las que han tomado parte un total de ocho artistas nacionales e internacionales. Dar vida a La Rioja más rural a través del arte en sus fachadas, una iniciativa que con el paso de los años ha convertido al municipio en un auténtico museo al aire libre.

 

Pero no todo ha sido arte plasmado en murales lo que se ha vivido durante estos días en Camprovín. Música en directo, danza, talleres, degustaciones, visitas guiadas… un sin fin de actividades que han dado más vida, si cabe, a un pequeño municipio que ha llenado sus calles hasta la bandera estos días.

“Cuando comenzamos la iniciativa teníamos problemas para encontrar fachadas para poder realizar las obras; ahora, pasados los años, todos los vecinos están dispuestos a colaborar y los jóvenes  del municipio son los que tiran del carro”, comentaba el alcalde de la localidad, Arturo Villar.

La realidad es que, con la excusa de ver las obras realizadas cada año, el municipio se llena de turistas especialmente de otras localidades de La Rioja que disfrutan por unas horas del mundo rural en estado puro y del buen hacer de los artistas que pasan cada año por la localidad que ya ha convertido la última semana de julio en un auténtico reclamo para los visitantes.

El chorizo más largo

Pero la vida no termina con el Camprovinarte. Y es que el municipio aún tiene mucho que contar. Así, el próximo domingo 7 de agosto a partir de las doce y media de la mañana se celebrará  la XXVIII edición  del chorizo más largo del mundo. Tan grande, que llevan desde 1992 ostentando el récord Guinness del chorizo más grande del mundo en una sola tripa natural.

Para lograrl, en su día tuvieron que buscar fuera de las fronteras españolas. Así encontraron una tripa de cerdo en Hungría de 29,7 metros y para asarla hicieron una parrilla de 15 metros de largo.

Desde entonces conmemoran el hito con una jornada festiva que en esta ocasión se celebra este domingo. Todo con su protocolo y parafernalia pertinente. La fiesta comienza a las doce y media de la mañana con  la bajada del chorizo desde la fábrica La Alegría, por la carretera, hasta la entrada del pueblo, donde se lleva a cabo el asado sobre unos 20 metros de sarmientos.

En total se reparten dos mil raciones. Una jornada que une tradición y homenajea también la historia de esta localidad donde a principios del siglo XX ya estaban en marcha empresas de embutidos: en una zona especialmente adecuada para su curación por su emplazamiento, con los aire frescos del monte.

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