La Rioja

Un café le salvó la vida: “No se me cayó la casa encima por diez minutos”

Las primeras informaciones del SOS Rioja sobre el derrumbe de una casa en la calle Arrabal de Calahorra aseguraron que la vivienda estaba deshabitada, pero la realidad es bien distinta. José Luis Muñiz lleva dos décadas residiendo en ese edificio de tres pisos, que se vino abajo el pasado 10 de julio. Al menos, residía en él hasta que, a eso de las tres y media de la tarde, la casa se vino abajo. A partir de ese momento, su vida dio un giro de 180 grados.

Primero fue realojado en un hotel. Durante tres días, según el propio afectado. Durante cinco, según el ayuntamiento, que asegura tener las facturas de los dos establecimientos donde fue alojado. Ahora vive en una casa que un familiar le ha prestado hasta que encuentre algo definitivo.

“No se me cayó la casa encima por diez minutos”, cuenta. La suerte, dentro de la desgracia, fue que después de aparcar su coche junto a la comisaría de policía decidió tomar un café con hielo en un bar. “Eso me permitió no haberme visto debajo de los escombros”. Lo ha perdido todo. “Me he quedado con lo puesto: la ropa, las zapatillas y las gafas. Aún me quedan por pagar cinco años de hipoteca”.

José Luis tiene claro que las obras que se están llevando a cabo en la calle han propiciado el derrumbe de su casa. “No se pueden tener las zanjas abiertas tantos días en un barrio en el que las edificaciones son tan antiguas y que prácticamente ninguna tiene cimentación. Los que están haciendo las obras deberían haber controlado todo un poco más. Han dejado la fachada en vilo demasiados días. Casi un mes. Eso le ha pasado factura a la casa”, asegura.

Desde el consistorio, a este respecto, explican que tanto antes como durante la obra se han realizado estudios en las viviendas de la calle y que las que tenían riesgo de derrumbe se derribaron o se apuntalaron. “Ningún técnico ha determinado ni al principio ni durante la obra que esa casa estuviese en riesgo de derrumbe. Ni siquiera que necesitase ningún tipo de intervención. Hubo casas en las que se vio necesario poner puntales y así se hizo”.

Sin embargo, José Luis asegura que avisó de que había desperfectos en su vivienda tanto al ayuntamiento como a su seguro. También a la policía. “Llamé a Urbanismo porque tenía una grieta en la bajera después de una tormenta. Vinieron a verla. No sé si ellos o los del seguro, a los que también llamé, y nadie me hizo caso. Luego la grieta fue subiendo al resto de los pisos”.

El consistorio también da su versión sobre estos avisos. “No hubo ningún aviso a la policía. Es verdad que se avisó a urbanismo de unos desconchones en la fachada y fueron los técnicos. Los valoraron, a pesar de que el dueño no fue a la cita, y se le pidió además que dejase constancia por escribo de las deficiencias. Esto es algo que no hizo, aunque no había grietas en el inmueble”, explican, poniendo el acento en que en ninguna visita de los técnicos a la vivienda se personó el dueño a pesar de haber quedado.

Ahora, las quejas de José Luis se centran en los más de 20.000 euros que el ayuntamiento le reclama por el desescombro. “No entiendo por qué tengo que pagar yo eso si todavía no se ha determinado si la culpa de que se haya caído mi casa es de la obra que están realizando o no”.

Por parte del consistorio, argumentan que el ayuntamiento se va a hacer cargo de la retirada de los escombros de manera subsidiaria y explican que éste no puede intervenir en propiedades privadas a excepción de casos de riesgo o situaciones de emergencia y cuando el propietario no puede hacerse cargo del coste de la obra. “Ahora, tal y como marca la ley, el ayuntamiento debe pasarle la factura al propietario y serán los seguros los que determinen quién es responsable del derrumbe y quién tiene que pagar finalmente ese importe”, añaden fuente municipales.

Además, destacan que desde el primer momento se estuvo en contacto con el afectado para todo lo que pudiese necesitar y para orientarle sobre los pasos que tenía que seguir. “Estuvo varios días en un hotel a pensión completa hasta que decidió irse a casa de un familiar. Si no, hubiese estado unos días más o se le hubiese buscado otra solución habitacional como se hace siempre”.

La opinión de José Luis no es la misma. “Parece que el seguro está intentando agilizar lo máximo posible los trámites, pero es que nadie me dice realmente lo que tengo que hacer. La concejal de Urbanismo se ha portado muy bien, pero en Servicios Sociales me metieron mucha prisa por buscar un alquiler y todos me pedían varios meses de fianza”. “Nadie más me ha hecho demasiado caso. Creo que esto es algo que no pasa todos los días y que te podían explicar desde el ayuntamiento que pasos tienes que ir dando”, critica.

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