La Rioja

Hallazgos al calor del yacimiento de La Clínica: “Sarna con gusto no pica”

Piscinas, ventiladores, aires acondicionados, una cerveza en una terraza a las fresca… Son algunas de las ideas más refrescantes para pasar una ola de calor que se está alargando demasiado en el tiempo en La Rioja. Con los termómetros superando los 40 grados a la sombra en buena parte de la jornada, algunos, sin embargo, siguen con su día a día.

Uno de los puntos calientes en Calahorra es el yacimiento de La Clínica, donde desde el pasado 11 de julio una decena de jóvenes participan en el Campo de Trabajo  que está llevando a cabo la Fundación UNIR que pretende sacar a la luz parte de la historia romana de la ciudad. El resto lo hace en la calle Los Sastres. “Allí como la calle es estrecha tienen más sombra”, explica Asunción Antoñanzas, que se encarga de acompañar a los chavales en su proceso de aprendizaje.

A falta de sombra, allí lo que abundan son las neveras con agua fresca, las viseras y la crema solar. También se han visto obligados a poner una malla para que les ofrezca algo de sombra, pero lo escarpado del terreno les hace que sea complicado colocar una carpa para paliar el calor.

“Nos estamos comiendo toda la ola de calor aquí, pero sarna con gusto no pica”, dice medio en broma, medio en serio, una de las participantes del campus. Han llegado de Marbella, de Jerez de la Frontera, de Bilbao y de Logroño. “Se supone que venía a un campo de trabajo en el norte, a la fresca, y fue llegar a Calahorra y empezar la ola de calor”, comenta otra de las participantes andaluzas.

No resulta fácil trabajar en una excavación con estas altas temperaturas. “Empezamos a las ocho de la mañana y terminamos a la una, las dos peores horas son las de después del almuerzo”, cuentan los chavales mientras se embadurnan de crema protectora. “El viernes fue especialmente horroroso. No había quien parase de calor”, asegura otra. Antoñanzas explica que los horarios están ajustados para que las excavaciones sean durante la mañana.

“Por la tarde realizamos los talleres para que sigan aprendiendo. La jornada es frenética y no tienen ni un minuto en el que no estén realizando actividades”. Las primeras horas del día se sobrellevan de mejor manera. Este lunes (cuando debían registrarse las máximas temperaturas), una pequeña brisa hace que todo sea menos asfixiante que los últimos días. De once a una, la cosa comienza a complicarse. “Si tenemos que parar y ponernos a la sombra, paramos”, explican.

“Esto, al fin y al cabo, no es como un trabajo en el que hay que sacar la labor en un día. Si avanzamos más despacio, no pasa nada”, añade la responsable.

Si algo refresca a los jóvenes participantes es el hallazgo de algún tipo de objeto. “Mira, Asun, esto es el asa completa de alguna especie de jarra. Lo del calor es psicológico. ¡Ves! Ya se me ha pasado”, comenta una de las participantes, olvidando por unos minutos el calor sofocante de la jornada ante la ilusión de haber encontrado una pieza importante.

Desde que llegaron, no han parado de revivir momentos especiales en su experiencia. “El primer día encontramos un cráneo y hemos seguido encontrando huesos del enterramiento”, cuenta otro de los chavales. Él, junto a su hermano, nacidos en México, disfrutan estos días de una de sus pasiones: la arqueología.

“Ahora queda datar los hallazgos, pero esos huesos no son del cementerio que sabíamos que había en la zona. Estaba más arriba, a la altura de lo que ahora es el colegio”, señala Antoñanzas, quien destaca que “habrá que datarlos con exactitud, pero seguramente estemos hablando de un cuerpo de época romana o medieval”.

Unos con escobas barriendo la tierra del yacimientos, otros con picos y palas sacando la tierra que tapa posibles descubrimientos y otros llevando la tierra sobrante a la carretilla. Así, poco a poco, pasa la mañana. “El sábado aprovechamos que no había excavaciones para conocer un poco La Rioja Alta y el domingo nos dieron día libre, así que fuimos todos a la piscina. Con tanto calor estaba allí todo el pueblo”, cuentan. Además, han conocido de primera mano los vestigios romanos de la ciudad, el museo de la romanización y algo de la historia de la ciudad.

A pesar del calor sofocante están contentos. “Pensábamos que no íbamos a encontrar grandes cosas y poco a poco estamos teniendo pequeños hallazgos. Eso es mucho más de lo que esperábamos”, dice uno de los chavales mientras duda de si algo de lo que ha encontrado es una simple piedra o una cerámica. “Es piedra”, confirma Antoñanzas. “Pues nada, a seguir buscando”. Todo bajo un sol de justicia que esperan que aminore en las últimas jornadas de su experiencia. “Parece que mañana van a menos las temperaturas”. Y es que eso es lo que todos los riojanos esperamos. También ellos.

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