Agricultura

Un impulso al sector agrario riojano desde las aulas

Diego Enciso, docente en los grados Básico y Medio de Agropecuario del centro La Salle de San Asensio

Un recinto amurallado en San Asensio esconde a los futuros guardianes del territorio riojano. Jóvenes individuos que creen firmemente en el desarrollo agrario de su región y apuestan por mantener vivos las zonas rurales con las principales actividades económicas que los alimentan.

Esas murallas de piedra rodean el edificio del centro concertado de Educación Secundaria, donde se imparte la única formación profesional de ganadería y agricultura de la comunidad. En concreto, el Grado Básico de Actividades Agropecuarias y el Grado Medio de Producción Agropecuaria La Salle que han clausurado un nuevo curso con una treintena de alumnos en total (el instituto acoge hasta 150 estudiantes incluyendo la línea de la ESO).

Es curioso cómo en una región agraria por antonomasia como ha sido y es La Rioja no exista una formación en materia de agricultura y ganadería, así que la dirección de este centro encontró un nicho donde posicionarse. Diego Enciso es ingeniero agrónomo y se encarga de motivar a estos estudiantes enseñándoles a cuidar la tierra y a los animales, es decir, la primera etapa de una amplia cadena de producción.

La formación superior está todavía en el aire, aunque es una idea que ya sobrevuela entre la dirección la posibilidad de implantar un nuevo Grado Superior para dar mayor continuidad al aprendizaje de los jóvenes que creen firmemente en un futuro agrario en su tierra. Algo más de un 30 por ciento de los alumnos que comienzan en el Básico enlazan con el Medio, así que las expectativas para llegar al superior son optimistas.

“Los chavales quieren seguir en el campo y continuar con el legado de sus familias. Pero ahora, a diferencia de antes, lo quieren hacer preparados y con la formación suficiente que también se les exige en el mercado. Había una carencia en este sentido y muchos iban a otras comunidades a estudiar. Así que nosotros la hemos cubierto porque, por ejemplo, con estos grados los alumnos acaban con todos los requisitos que exigen para obtener la subvención de Joven Agricultor”, apunta el docente del centro.

Alumnos en el centro ecuestre Villarrica.

Aunque esta formación abarca todo tipo de agricultura en diferentes cultivos, es evidente que, en plena Rioja Alta, el atractivo principal recae en el viñedo. Hasta La Salle llegan muchos con el interés de formarse en viticultura para así acabar en bodegas de la zona, las cuales en su día también demandaron la implantación de este tipo de formación ante la falta de personal cualificado para llevar el campo. “Es por eso que nos especializamos mucho en la gestión del viñedo, pero les mostramos todas las ramas de la agricultura para que elijan su camino”.

Así que están rodeados de viñas, pero también de huerta, frutales e incluso algo de cereal. En total, unas 20 hectáreas de terreno para dar rienda suelta a la creatividad a pie de campo. En cuestión de ganadería, las prácticas se desarrollan en granjas particulares, aunque este año el centro prevé instalar un gallinero. “Queremos que los alumnos vean todo lo posible tanto de agricultura como de ganadería, pero también reciben temario de matemáticas, ciencias naturales, lenguaje, ciencias sociales e inglés”.

Alumnas en el centro ecuestre Villarrica.

Lo relevante, insiste Enciso, “es que no todos los alumnos provienen de familias que se dediquen al campo o a la ganadería. Hay a quienes les mueve una pasión propia sin necesidad de haberlo visto antes en casa. Además, la mayoría de ellos quiere ponerse a trabajar cuanto antes para comenzar a construir su currículo y en este sector hay amplias salidas laborales ubicándonos en una región como La Rioja”.

Sin embargo, el centro reconoce que el hándicap es su ubicación, a unos dos kilómetros de la localidad riojalteña: “Dependemos de autobuses o un vehículo para desplazarte hasta aquí y no siempre es sencillo porque tenemos alumnos de diferentes localidades, como Zorraquín, Santurde, Nájera, Casalarreina, Haro, Cenicero y Logroño, pero sobre todo llegan de La Rioja Alta”.

El docente que instruye a estos jóvenes agricultores y ganaderos remarca que el objetivo de esta enseñanza es conseguir que el alumno conozca todo el proceso de la actividad agraria y razone sobre las diferentes cuestiones que la rodean, como propósito que se defiende en La Salle. “Queremos crear, además, un triángulo con los padres y hacer de esta formación una en la que el profesor no se limite a dar la clase y los alumnos a coger apuntes. Queremos que exista interpretación y ejecución”.

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