Agricultura

Un viñedo muy sano se abre paso con una “ligera merma” en producción

La vid muestra un adelanto vegetativo de unas dos semanas respecto a un año habitual

Un tractor, despuntando un viñedo riojano

Avanza veloz el viñedo en cada uno de los rincones de la denominación, con el denominador común de mantener una muy buena sanidad en la planta. Ahora las tareas del viticultor se reparten entre ese despunte de los pámpanos, más habitual en las viñas en espaldera, el riego y las ‘manos’ de tratamientos contra el oídio, que aunque este verano no preocupa, sí se han localizado algunos focos.

“La tranquilidad reina en el campo, pero no hay que despistarse porque no se puede dar por muerto a un hongo endémico como es el oídio, que prolifera sobre todo con condiciones meteorológicas como las que se están dando estos días, es decir, noches frescas y días cálidos sin temperaturas muy elevadas”, señala el ingeniero agrónomo José Antonio Pérez. Por otro lado, el mildiu ha quedado en un segundo plano porque no hay riesgo alguno de que se produzcan esas primeras contaminaciones ante la ausencia de lluvia.

Mientras el ciclo del viñedo arrancó tardío allá por abril, motivado por esos fríos heladores, los calores posteriores agilizaron la carrera en la floración con un buen cuajado gracias a las buenas condiciones meteorológicas. En cuestión de pocas semanas, las cepas pegaron el estirón y ahora ya se puede pronosticar si será un año de abundancia o no con un simple vistazo a pie de renque.

Hasta ahora el subsuelo ha guardado bien la humedad recogida durante la primavera, pero algunas cepas ya empiezan a clamar algo de agua para seguir engordando sus granos, sobre todo en espalderas y zonas más secas. “En cuanto a producción, se espera que sea un año normal en kilos, ligeramente mermado respecto al anterior, aunque todo dependerá de cómo se desarrolle el verano en cuanto a precipitaciones”, señala el ingeniero agrónomo, quien asegura que cuesta ver un viñedo que vaya muy pasado de uvas. Aunque con una menor producción siempre se compensan mejor los parámetros de calidad.

Pérez calcula que, fenológicamente, el viñedo va adelantado entre unos doce y quince días respecto a lo que es un año habitual. “Pero esto tampoco es indicador de que la vendimia vaya a venir adelantada, porque ya se sabe que en el campo siempre tienden a igualarse los tiempos. Podemos ir adelantados ahora y en un mes alcanzar el ritmo habitual con unos ciclos equilibrados”. Pero de continuar este astro seco el problema podría agravarse con unas uvas que no engorden lo suficiente, “y alcanzando una descompensación entre la madurez fenólica y la tecnológica”.

Otro de los asuntos que ocupan estos días las jornadas de los viticultores es el control de la vegetación, con esos deshojados y desnietes que ayudan a reducir la influencia de enfermedades sin la necesidad de usar productos fitosanitarios. Eso sí, es importante saber con certeza dónde y cuándo hacer estas prácticas porque, en función de la meteorología y la zona donde se ejecute, puede favorecer o perjudicar a la cepa, “así que debe ser una tarea muy meditada”.

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