Agricultura

ASAJA reclama que se pague la calidad de la uva tras dos años de esfuerzos

Apenas dos mes quedan para arrancar máquinas en el viñedo. Dos meses clave en los que cualquier inclemencia temporal puede marcar el capítulo final de esta nueva cosecha que goza a día de hoy de mostrar “un estado sanitario excelente”. Y a las preocupaciones del sector vinculadas al continuo incremento de los costes de producción y la falta de mano de obra, se suma ahora en otro frente: unas normas de campaña todavía por fijar.

Los depósitos de las bodegas de Rioja acumulan actualmente un total de 910 millones de litros de vino todavía por vender, “una cifra récord en volumen de existencias en la historia de esta denominación”, califican desde la organización agraria ARAG-ASAJA. Su secretario general, Igor Fonseca, se refiere al estudio que el Organización Interprofesional del Vino de Rioja ha encargado al profesor y doctor por la Universidad de La Rioja Emilio Barco, “un estudioso del sistema por el que se rige Rioja”, el cual permitiría tomar decisiones en materia de crecimiento de la masa vegetal de viñedo en función de las ventas y del valor de la uva y el vino.

Barco defiende que cuando la ratio (relación entre existencias y ventas de vino) se encuentra entre un rango de 2,85 y 3,10 el sistema está equilibrado y hay buenos precios para la uva y para el vino a granel. “Pero una vez nos salimos de esos niveles, el precio tanto de la uva como del vino a granel se desploma y eso es lo que ocurre ahora, porque nos encontramos en un ratio próximo al 3,5. Así que para salir de esta situación y alcanzar un punto de equilibrio solo hay dos opciones: o vendemos más vino o ajustamos los rendimientos”, apunta.

Fonseca estima que, produciendo ahora unas uvas a unos rendimientos del cien por cien y una transformación del 70 por ciento, sobrarían alrededor de 50 millones de litros de esta cosecha 2022, si damos por bueno un crecimiento de ventas en este año del 4,43 por ciento sobre 2021: “Lo que eso no es nada positivo porque un exceso en la producción solo va a generar nerviosismo en el sistema y volver a tirar los precios. Por eso reclamamos al sector comercializador una contraprestación en materia de precios al viticultor, quien sigue haciendo esfuerzos para lograr una rentabilidad para su explotación. Debemos lograr una sostenibilidad para la marca Rioja porque esta no solo se hace sostenible dando prestigio cualitativo, sino también siendo sostenible socialmente”.

ARAG-ASAJA se muestra partidaria de una nueva reducción de los rendimientos de vendimia “para salir cuanto antes de esta situación porque, si regresamos a esos niveles del 100-70, corremos el riesgo de que estos bajos precios terminen haciéndose estructurales. Y no venimos trabajando tanto para que Rioja se convierta en una denominación ‘low cost’, sino de prestigio y sostenible económica, social y ambientalmente”.

Por ello, para lograr fijar esos nuevos rendimientos de campaña por debajo del cien por cien, la organización reclama “consenso y unidad” entre las diferentes fuerzas del Consejo Regulador que favorezca un equilibrio: “Es un año para que no haya asociaciones que se queden al margen del acuerdo sino que todas vayamos a una para apoyar unas normas de campaña. El agricultor necesita ya un mensaje certero respecto a esto y a una mejora en la perspectiva de los precios de las uvas”.

Fonseca confía, además, en que no se produzcan situaciones de contratos comerciales que no cubran los costes de producción del agricultor, “porque ya en diciembre se modificó la Ley de Mejora de la Cadena Alimentaria con la que se va a poner en marcha, supuestamente, un registro de contratos que pasarán por los órganos de control para asegurar que se actúa legalmente”.

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