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El frío no puede con la Batalla del Vino más esperada en Haro

FOTO: EFE/Abel Alonso.

Sergio Jiménez Foronda.- Unos 40.000 litros de vino, según datos de la organización, han ‘volado’ este miércoles de un lado a otro de los Riscos de Bilibio, en una jornada en la que alrededor de 5.000 personas han recuperado, tras dos años sin poder celebrarse por la pandemia, la tradicional Batalla del Vino de Haro, este año, marcada por el frío.

Ni el mal tiempo que se percibía en lo alto de los Riscos de Bilibio ni el que esta Fiesta de Interés Turístico Nacional haya tocado este año en un día laboral ha quitado las ganas de participar a los miles de romeros que, desde las 8:00 horas, subían en peregrinación ataviados de blanco y portando el reglado pañuelo rojo.

Los participantes han ascendido por la montaña de blanco y han bajado ‘pintados’ del característico color rosado del vino y mojados de pies a cabeza. Entre medio, se las han visto con garrafas, botellas, pulverizadoras y todo tipo de ‘armas’ que la imaginación permita llenar de vino y verter sobre el compañero de batalla.

“¡Qué frío!” es en lo que han coincidido los romeros una vez cumplida con la tradición, y es que la temperatura ha sido baja durante toda la celebración y el sol se ha buscado como si fuera un tesoro. Así, se ha reportado un caso de hipotermia de una joven que ha sido atendida por Cruz Roja. Otras nueve personas han sido atendidas por incidencias leves en la contienda de este año.

FOTO: EFE/Abel Alonso.

La diversidad no solo ha estado presente en las armas con las que arrojar vino, sino también en los perfiles de los luchadores, personas mayores, adultos, adolescentes y niños que iban a recibir el primer “bautizo”, como se suele decir en tierras jarreras. Había lugar para todas las edades, así como para distintas nacionalidades.

Ejemplo de ello ha sido un pequeño grupo que ha viajado desde Atlanta, Estados Unidos, para, por primera vez, participar de esta tradición “muy divertida, interesante y original de la cultura de aquí, es muy especial”, como ha indicado a Efe uno de sus integrantes, Jay Dover, quien ha destacado la “buena energía” del ambiente.

La batalla no ha esperado, como manda la tradición oficial, a la celebración de la misa en la Ermita de San Felices de Haro, aunque hay algún participante que ha pasado por ella antes de dejarse marcar por el vino, es el caso de la jarrera Maite Barrasa, quien ha cogido “con muchísimas ganas” el retorno de una tradición a la que asistió por primera vez con 7 años.

FOTO: EFE/Abel Alonso.

Barrasa ha señalado a Efe que “de toda la vida” se celebra primero una misa que precede a la “batalla”, aunque ha reconocido que, de forma habitual, no se cumple con ella y se acude directamente a lanzarse vino. Ha resaltado entre risas que “el ambiente de este año está bien, la gente no se comporta, pero no importa”; y ha precisado que, según su experiencia, hay más personas batallando de las que esperaba para celebrarse un miércoles.

Quien también ha asistido a la misa de rigor ha sido la teniente de alcalde de Haro y concejala de Servicios Generales, Arantxa Carrero, tras lo que ha precisado a Efe que “la cosa ha ido muy fluida, hay bastantes personas, siendo entre semana y, después de dos años, la gente está con muchísima ilusión”. “La fiesta es inigualable, ha costado, pero aquí estamos otra vez con muchísimas ganas”, ha resaltado.

La organización de esta fiesta “ha sido un poco difícil, pero está muy bien”, ha asegurado otro participante natural de Haro, Alejandro Diéguez, para quien el ambiente ha estado “flojito porque ha pillado entre semana. Años atrás, en fin de semana, es completamente diferente”.

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