Los precedentes eran inmejorables. Ya había sacado una media de diez en Bachillerato (colegio Santa Teresa de Calahorra). Pero la EBAU es la EBAU y los nervios siempre juegan malas pasadas. A pesar de ello, la calagurritana Patricia Adrados ha hecho lo que para muchos otros es simplemente una quimera: sacar un 10 de media en la prueba de acceso a la universidad. Todo dieces. Pleno. “Bueno, todo menos Biología, que he sacado un 9,9”, confiesa, aunque seguro que esa décima se la perdona su profesora María Teresa Maqueda.
El curso para ella no ha sido tan complicado como pensaba. “Al principio, los profesores nos metieron un poco de miedo con la EBAU, pero conforme iban pasando los días vi que si estudiabas al día y entendías las cosas, tampoco era tan complicado. Al menos, para mí”, reconoce esta joven calagurritana, quien ahora afronta el verano entre viajes de amigas, fiestas, conciertos y festivales.
“Quizás lo más complicado han sido las matemáticas”, apunta, a pesar de los magníficos resultados obtenidos. “Es verdad que una vez que las entiendes todo parece más fácil, pero sí que posiblemente ha sido la que más esfuerzo ha requerido”. Por lo demás, ella ha vivido el curso sin el estrés que le crea a la mayoría de los estudiantes. “Si soy sincera, creo que es el año que más he salido”. Y no era para menos tras dos años de pandemia y adolescencia marcada por las restricciones.
Su destino ahora está en Pamplona. “Voy a estudiar el grado de Medicina Internacional en la Universidad de Navarra”. Siempre había estado en su cabeza el realizar estudios relacionados con la salud. La ciencia ha estado presente en su casa desde que era bien pequeña. Con sus dos padres farmacéuticos, era casi un destino marcado optar por un grado que conllevase la rama biosanitaria. “La verdad es que no había buscado una opción B a la medicina porque confiaba en poder sacarlo en un lugar o en otro. El programa internacional es muy interesante y cogen a muy poquita gente, así que vamos a por ello”.
Su boletín de notas ya casi se ha hecho viral en Calahorra. “Son unas notas que se ven pocas veces. Nunca habíamos tenido algo así en el colegio y estamos muy orgullosos. Tanto de ella como del resto de los alumnos”, ha señalado su tutora, Cristina Vega. Las palabras de agradecimiento también han ido en sentido contrario. “Estoy muy agradecida al colegio por la formación de todos estos años”, ha añadido la joven. Palabras de cariño para la que ha sido su segunda casa desde los tres años.
