Agricultura

La Rioja recoge una mermada producción de cerezas de “gran calidad”

Recolección en una finca de cerezos en Rincón de Soto.

La tranquilidad de Santiago Jiménez se truncó hace apenas dos meses cuando una manta de frío se extendió durante varias noches sobre sus cerezos ya florecidos. Unas heladas que, calcula, han provocado una merma de más del cincuenta por ciento de la producción respecto al año pasado. Sobra decir que este cultivo es extremadamente delicado a cualquier inclemencia meteorológica, por leve que sea, así que ningún año es tranquilo desde el punto de vista del agricultor.

“Afortunadamente, esta vez las lluvias y tormentas nos están respetando la campaña. Esperemos que continúe así y que nos deje, al menos coger las variedades tempranas”, confía este agricultor de Quel, que recién acaba de iniciar la cosecha de unas cerezas que comercializará después, y que se prolongará hasta principios de julio (casi un mes antes de lo habitual). “Solo sería bienvenida el agua si fuera un poco más tarde, para las cerezas tardías, pero que encaje todo esto es complicado y si el agua no va a ser buena, mejor que no venga”, ríe.

“Gran calidad en cuanto a calibre y sanidad”, pero poca producción. En su caso tiene variedades que ni va a recoger porque tienen un daño de un cien por cien, sobre todo las de ciclo tardío, a las que pilló todavía sin la flor abierta y el daño fue mucho mayor que en las que ya tenían pétalos. Así que Santiago espera que esas buenas cualidades unidas a la merma de la producción favorezcan una subida de los precios: “Ya se han notado ciertas subidas y sobre todo en las variedades tempranas”.

Diferente estampa la que se vive en Rincón de Soto. Allí el hielo de primavera ni rozó los cerezos. “Afortunadamente, este año hemos tenido suerte porque en Corella que está muy cerca se han quedado prácticamente con media cosecha y las zonas de Quel y Autol están también tocadas”, asegura Adolfo Nájera, agricultor y presidente de la SAT Valle de Rincón.

Aquí hace un par de semanas que iniciaron la recogida de cerezas, “con algo de retraso, aunque los últimos calores han agilizado el ritmo y ya se ha igualado todo a un año normal”. Calculan terminar para San Fermín, mientras que en la finca que controla en Ocón, más tardía, la campaña se alargará hasta finales de julio. Así que las perspectivas son “positivas” porque este año nada tiene que ver al anterior, cuando las tormentas de junio rajaron y derivaron en focos de monilia en los frutales.

Finca de cerezos en Rincón de Soto.

Lo que no es tan optimista es el horizonte que se vislumbra para este cultivo. El presidente de la SAT Valle de Rincón lamenta que estén desapareciendo tantas plantaciones por la falta de relevo generacional, la escasez de mano de obra y las dificultades que implica la gestión de este frutal. “Y ante los problemas y exigencias, la gente prefiere abandonar en busca de tranquilidad y otros cultivos más cómodos”.

Algo que implica echar a perder lo que supone “un valor añadido para la zona”, opina Nájera, a la vez que se fomenta el monocultivo y los frutales se vuelven algo testimonial. Aunque puede haber esperanzas: “Ahora hay quienes están buscando alternativas y apuestan por poner cerezos a mayor altitud para cubrir otros nichos de mercado temporales, cuando no hay tanta oferta, y esquivar así a la competencia. Se plantan las mismas variedades, pero la altura aporta mayor dureza al fruto, que viene más tardío”.

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