San Bernabé

Un voto casi en blanco: el de los toros por San Bernabé

Diego Urdiales, en la tercera de feria de San Mateo. | FOTO: Eduardo del Campo

“Yten, despues de comer de la fiesta de san Vernabe se an de correr tres o quatro toros, por que queden dos de ellos para san Juan e an de matar el uno o dos de ellos. A de yr el procurador mayor allende de los otros sennores del rregimiento a ber los toros al paso del alhondiga y a de conbidar a los que le fueren a aconpanar en la prosçision con la vandera que vengan a ver los toros a la dicha alhondiga y alli se de a todos una honrrada colaçion o merienda a costa de los cotos, porque esto es honrra de la çibdad, pues lo es de su procurador mayor”.

Sin necesidad de transcripción alguna al castellano actual, se entiende que, en honor a la victoria de los logroñeses frente al ejército francés en 1521, la ciudad debía honrar a San Bernabé corriendo y matando tres o cuatro toros. Voto en blanco. O nulo. Otro año, y ya van unos cuantos, sin toros por San Bernabé. Una verdadera lástima. Tampoco este año de 2022 en el que se conmemora el V centenario del ‘Voto a San Bernabé’ después de que la pandemia lo impidiera en 2021. Mayor lástima aún.

Sirva como consuelo este recuerdo al tradicional festejo de San Bernabé que, en la plaza de toros de La Manzanera, inaugurada en septiembre de 1915, se celebró de forma impenitente entre los años 1916 y bien entrada la década de los 80. Salvo los belicosos años 37 y 38, así como del intempestivo junio de 1929, que las lluvias imposibilitaron que la función taurina fuera celebrada.

Hasta una miniferia se celebró en 1926. El 11 de junio se lidiaron cuatro novillos de Fidel Rubio para Pedro Sáenz ‘Pedriles’, natural de El Redal, y el sevillano Manolito García ‘Revertito hijo’. Tras el festejo, tuvo lugar el desencajonamiento de los toros de Aleas que se lidiarían dos días después por los diestros Torquito I, Joselito Martín y Martín Agüero. Entre ambos festejos, el día 12 se anunció una capea.

La tan manida expresión de ‘quedar como ‘Cagancho’ viene del sainete protagonizado por este torero sevillano en la localidad ciudadrealeña de Almagro, donde el diestro sevillano, víctima del pánico, trató de dar muerte a su oponente desde dentro de la barrera, como colofón a un amplio abanico de pasadas en falso, saltos al callejón, carreras despavoridas…

Aunque el origen de la cita bien podría localizarse en Logroño, pues una tarde de San Bernabé de 1942, Joaquín Rodríguez Ortega, ‘Cagancho’ en los carteles, también trató de estoquear a su segundo toro desde un burladero. El escándalo fue enorme. El cartel de aquel día de San Bernabé lo completaron Nicanor Villalta y Cayetano Ordóñez ‘Niño de la Palma’, padre de Antonio Ordóñez. Que la anécdota de ‘Cagancho’ no reste ni un ápice de importancia a la enorme calidad torera reunida en el cartel. Los toros llevaron el hierro de Villagodio.

Dos años después haría el paseíllo un 11 de junio otro torero artista como pocos: Pepín Martín Vázquez. Escuchó broncas. Completaban la terna Agustín Parra ‘Parrita’ y Aguado de Castro. Los toros lucieron la divisa de Bernardino García Fonseca.

Dos ‘Dominguines’, Domingo González, iniciador de la famosa saga, y su hermano Pepe lidiaron toros del Marqués de Villagodio en 1946. Luis Mata y otro torero dinástico, Ángel Luis Bienvenida, completaron el cartel. Salvo Domingo, todos pasearon trofeos.

Otra vez Pepe Dominguín, pero acompañado esta vez de su sobrino Luis Miguel Dominguín, dieron muerte a astados de Pinohermoso, formando terna con Domingo Ortega. El pequeño de los ‘Dominguín’, cortó cuatro orejas, dos rabos y una pata; salió a hombros. Este festejo data de 1948 y tuvo carácter benéfico a favor de los Establecimientos Benéficos de la Diputación Provincial y el Ayuntamiento.

Del 11 al 14 de junio se sucedieron festejos en honor al santo patrón allá por 1953. Una novillada fue el plato fuerte de aquella feria. Se celebró el 14 y, con novillos de Natera, el mejicano Manolo Márquez y el donostiarra José María Recondo fueron testigos del debut con picadores del riojano Antonio León. El diestro de Arnedo cortó una oreja y fue herido, sufriendo una rotura de clavícula, en la lidia de su segundo toro.

Peor que lo de ‘Cagancho’ fue el sainete que protagonizó Curro Montero ‘El Brujo’ la tarde de San Bernabé de 1958. Al parecer, ‘El Brujo’ se negó a matar los novillos que le correspondían. La empresa optó por acatar las pretensiones de este y soltó dos novillejos para calmar los ánimos. La buena intención provocó justo lo contrario de lo esperado y la presidencia se vio obligada a devolver las funestas reses y Curro Montero se negó a lidiar el sobrero, terminando así la tarde en comisaría. Martín Sánchez ‘Pinto’ y Manolo Rueda completaban la terna. Los ‘temidos’ utreros, vallisoletanos del hierro de ‘Aguachel’.

Por el año 1962 se dieron dos funciones taurinas. 10 y 11 de junio. Cabe destacar la del día 10, cuando se presentó en Logroño Manuel Benítez ‘El Cordobés’. Cortó oreja y orejas y rabo, dejando la impronta del fenómeno que ya era o iba a ser a los pocos meses. Los novilleros que acompañaron al de Palma de Río fueron los riojanos Antonio León y el calagurritano Víctor Ruiz de la Torre, ‘El Satélite’.

Los salmantinos Julio Robles y Pedro Gutiérrez Moya ‘El Niño de la Capea’ se midieron en La Manzanera la tarde del 11 de junio de 1971. Robles, con una oreja en cada novillo se alzaría como triunfador de la tarde. El ‘Capea’ escuchó palmas y David San Vicente ‘Morenito de Cáceres’, ovaciones. Los astados pertenecieron a la ganadería salmantina de Bernardino García Fonseca.

Una alternativa se concedió en Logroño por San Bernabé, la del salmantino Irineo Baz ‘El Charro’. Fue el 13 de junio de 1976 y como padrino actuó el colombiano Jaime González ‘El Puno’ y como testigo, Paco Lucena. El toricantano cortó un trofeo del toro de la ceremonia, de la ganadería de Molero Hermanos.

Quién sabe si fruto de la desidia, el acomodo o la falta de ambición, el festejo taurino de San Bernabé fue cayendo en el olvido para convertirse en algo tan intrascendente como una suelta de vaquillas o un partido de fútbol vaca. San Bernabé, y más en su V centenario, se merecía algo más.

Seguramente no vayan en orden por responsabilidad, pero Ayuntamiento, empresa y asociaciones taurinas logroñesas deberían involucrarse más para recuperar una fecha en el calendario taurino y cultural logroñés. Que la indiferencia de unos no fulmine con una tradición y un voto de agradecimiento a los logroñeses de 1521 que supieron y consiguieron derrotar al ejército francés. Los toros son fiesta. ¿Qué mejor que una fiesta con toros para recordar que vencimos un asedio?

José Tomás reaparece en Jaén, que conmemora la bajada de la Virgen de la Capilla a la ciudad. Aracena celebra sus fiestas con Morante, Juan Ortega y José Garrido. A Madrid van los novilleros triunfadores de San Isidro. Una peña de aficionados ha adquirido toros de casta Jijona para que Sánchez Vara, Damián Castaño e Imanol Sánchez los lidien en San Agustín de Guadalix. En Orduña, dos novilleros vizcaínos, Iván Abasolo y Daniel Ollora se medirán a utreros de José Luis Pereda. En Albacete celebrarán su tradicional corrida de Asprona. ¿Y en Logroño? En Logroño estaremos atentos a estos festejos a través del móvil mientras vemos cómo unos valientes chavales saltan sin ayudarse de las manos al callejón al ser perseguidos por vacas curtidas en tropecientas batallas de éstas.

¡Viva San Bernabé! Aunque con un voto en blanco. ¡Qué pena!

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