El Rioja

El viñedo de Rioja pega el estirón ante un astro cálido y seco

Los viticultores de Rioja echan la vista un año atrás y recuerdan aquellas grandes tormentas históricas que encapotaron las esperanzas de muchos durante la primera quincena de junio. Aquellas lluvias y granizo que se llevaron por delante viñas enteras y coparon la tierra de pámpanos rotos, sobre todo en La Rioja Alta. Agroseguro llegó a peritar cerca de 4.000 hectáreas.

Un escenario muy diferente al que se vislumbra estos días en la denominación, con un sol que apenas se esconde tras alguna nube y que ha acelerado el ciclo vegetativo. “Unas condiciones meteorológicas que, a menos que vengan días de mucho bochorno o lluvias que puedan tirar el polen, son ideales para el cuajado del racimo”, indica el ingeniero agrónomo Juan Antonio, quien asegura que aquellas viñas dañadas por el pedrisco han brotado bien, en términos generales, “aunque sí es cierto que tienen menos uva que en años anteriores”.

Sanitariamente, incide, el viñedo se muestra “muy bien, a excepción de aquellas viñas a las que les tocó más fuerte el oídio: “Esas manchas atacan a hojas, racimos y también a sarmientos, por lo que a veces el hongo puede permanecer refugiado en la madera durante el invierno y, al brotar de nuevo, dar problemas. Pero esto es muy testimonial, sobre todo ocurre en los mazuelos que son más sensibles”.

Blanco ha visto cómo viñas han completado el cuajado en menos de una semana cuando lo habitual son unos quince días, dificultando así las labores agrícolas: “Lo que otras campañas hacíamos en 20 o 25 días lo tenemos que hacer en diez o quince y no da tiempo. Ahora se está terminando la espergura y realmente los brotes están muy grandes y es más costoso quitarlos”.

Racimo cuajado en un viñedo de Uruñuela.

Los pronósticos meteorológicos, además, dibujan una prolongación de este escenario cálido y seco protagonista durante las últimas semanas. A pesar de las lluvias de principios de primavera que nutrieron en abundancia los viñedos, en mayo apenas se registraron 14 litros en la estación meteorológica de Agoncillo (lo habitual en este mes del año son 47 litros). Así lo indica el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología, José Antonio Pellitero, que ya advierte que junio tampoco se dignará a regar los campos.

Probabilidad de variación de las temperaturas para los meses de junio, julio y agosto respecto a los niveles medios habituales. Fuente: Aemet.

Las previsiones de cara a la próxima semana vaticinan altas temperaturas que alcanzarán máximas de 36 grados, cuando la media de junio está en los 26,9 grados. “Unas temperaturas que protagonizarán el mes de junio, que contará con máximas superiores a la media habitual, al igual que se espera de cara a los meses de julio y agosto”.

Además, a pesar de que la Aemet anuncia algunos chubascos para este fin de semana, en cualquier caso serán precipitaciones débiles. “Los pronósticos para junio indican que será más seco durante estas primeras semanas, mientras que los niveles de precipitaciones serán normales a partir de la segunda quincena”, señala Pellitero. Sin embargo, el agua en La Rioja brillará por su ausencia durante el verano.

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