El Rioja

La floración de la vid, “momento crítico ante el riesgo fúngico”

Racimo en flor en un viñedo de Uruñuela

El sol brilla un día más en la región mientras Gonzalo Villalba recorre una viña en el término de Uruñuela que ya luce vigorosa con los pámpanos ocultando los alambres. El ingeniero agrónomo y CEO de la empresa Agrovidar trabaja en diferentes municipios de las tres subzonas de la DOCa Rioja y aprecia cómo el ciclo vegetativo de la vid se ha igualado en todos ellos con esa integral térmica que se disparó en mayo.

– Venimos de un invierno seco y frío que retrasó la brotación de la planta, pero las altas temperaturas de las últimas semanas han supuesto un punto de inflexión en su desarrollo y ahora todo son prisas en la viña.

– Es todo una carrera de fondo porque los viticultores no dan abasto con toda las tareas que hay que hacer, lo que está provocando a su vez que falten trabajadores para las campañas agrícolas porque se ha unificado el ciclo en las diferentes zonas de Rioja y la demanda es mucho mayor.

Viñedo en Uruñuela asesorado por Agrovidar.

– ¿Qué riesgos fúngicos presenta ahora el viñedo?

– La floración es un momento crítico para la contaminación fúngica y, aunque las previsiones meteorológicas no anuncian tormentas, en la zona de San Asensio, Fuenmayor y Uruñuela ya hemos visto alguna mancha de mildiu, así que el hongo está listo para atacar en cuanto llueva un poco y las hojas pasen dos horas mojadas. Por el momento no hay riesgo evidente porque el tiempo acompaña y el viñedo se muestra sano, pero no hay que confiarse. En el caso del oídio, todavía no llegamos al límite térmico para su desarrollo, pero también se ha encontrado algún foco, aunque no a los niveles del año pasado.

– ¿Y en cuanto al vuelo de la polilla?

–Yo estoy viendo mucho daño de las larvas porque con el desarrollo de la vid también prolifera el desarrollo de enfermedades y la polilla está muy presente en toda la denominación. Es importante tratar en la primera generación, pero es cierto que con el cambio climático el ciclo de la polilla se está desbaratando y no hay generaciones muy marcadas como ocurría antes, así que estamos viendo vuelos bastante largos que hacen más difícil su combate.

Racimo en flor con larva de piral.

– ¿Cómo están actuando los viticultores a pie de campo en cuanto a esos tratamientos?

– Estoy viendo de todo, porque conozco a gente que ya ha aplicado hasta tres manos de sistémicos contra el mildiu y eso es una burrada, sobre todo en un año como este. Y luego quienes están trabajando con productos de contacto preventivos, poco agresivos y dosificaciones moderadas, que creo que es lo más correcto de cara a proteger el viñedo ante posibles lluvias. Pero también hay quienes, ante el oídio y con este tiempo tan favorable, tan solo han dado un tratamiento o incluso ninguno.

– Echando un vistazo a esos racimos florecidos, algunos ya incluso cuajados, ¿se puede lanzar alguna valoración sobre las previsiones de campaña?

– Es muy prematuro. En cuestión de semanas el ciclo se ha desbaratado respecto a lo que pensábamos porque la muestra de uva cuando los racimos ya eran visibles parecía que venía más abundante en algunas zonas, pero luego finalmente, en el momento de la floración, hemos visto menos uva. Así que hasta que no vea racimos como tal no se puede hablar de producción y mucho menos de fechas de vendimias. A priori, si la producción viene mermada, la maduración tiene que venir más temprana, pero aquí ya sabemos que quien manda es el de arriba.

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