Educación

EBAU, entre los nervios y un 98,67 % de aprobados

Queda poco más de una semana para que en torno a 1.500 alumnos riojanos de Segundo de Bachillerato midan sus fuerzas en una de las pruebas más temidas por los jóvenes universitarios: la EBAU. Los nervios se van acumulando, entre los tochos de apuntes se van descartando aquellas cosas ya estudiadas y las que intuimos que no caerán. Con el título de Bachillerato ya debajo del brazo los alumnos se enfrentan a los últimos días de su etapa preuniversitaria entre la incertidumbre, el miedo al fracaso y los continuos comentarios de los que ya pasaron por esos tres días explicándoles que no es tan complicado como parece.

Pilar Vargas es la directora general de Universidad y Política Científica. Ella desentraña cómo es un examen EBAU en tiempos de pandemia. Y es que este será por tercer curso consecutivo un examen especial con unos criterios más flexibilizados. No se reduce temario pero el examen no es cerrado como antes de que el COVID llegase a nuestras vidas.

 

“A partir de las instrucciones del Ministerio se toman decisiones regionales sobre cómo va a ser la prueba, los días que se va a desarrollar, las sedes y se marca un coordinador de Bachillerato y otro universitario que desarrollan las pruebas en cada una de las materias”, cuenta.

En la actualidad los alumnos sólo tienen que hacer cuatro exámenes obligatorios (Lengua, Historia, Inglés y una materia troncal) y además pueden presentarse a dos optativas para subir nota, esas dos asignaturas hacen que la nota final pueda ser de hasta catorce puntos y son las universidades las que determinan qué asignaturas optativas ponderan más a la hora de entrar en sus facultades.

“Se realizan varios exámenes previamente y unos días antes se hace un sorteo. Es el mismo día del examen cuando se abre la prueba y se da el visto bueno a que esté todo correctamente realizado, en caso de no ser así hay pruebas de reserva, pero creo que nunca se han tenido que utilizar y esperemos que siga siendo así; es mejor que todo salga a la primera”, confía para los próximos días 1, 2 y 3 de junio.

También hay una reunión de los correctores para fijar los criterios de corrección. “Algunos son profesores universitarios y otros de Bachillerato, pero los criterios son homogéneos, está todo establecido para que no se note la diferencia entre que corrija uno u otro profesor”.

Para Pilar el mejor consejo para los alumnos de cada a estos días es “organizarse bien estas dos semanas que les quedan, dedicar más horas a las asignaturas más relevantes dependiendo de la situación de cada alumnos y seguir ese plan al pie de la letra”. Recuerda que tan importante son las horas de estudio como de descanso. “No hay que estar las 24 horas estudiando porque es muy importante también el descanso durante estos días”.

Nervios, fuera

Y especialmente hay que intentar deshacerse de los nervios. “Sé que no es fácil, pero es muy importante ir concentrado y sin nervios”. Asegura que la tónica general es la de irlos perdiendo conforme se hace el primer examen. “El de Lengua suele ser el más difícil para ellos por el tema de los nervios, están en un sitio distinto a su aula habitual, con mucha más gente, con otros profesores, pero cuando se dan cuenta de que lo pueden abordar, entonces van entrando cada vez con más confianza”. Y es que “es un examen como los muchos que están haciendo durante estos días y mucho más fácil de lo que se van a encontrar después, en muchos casos”, asegura. A las familias les recomienda paciencia. “Hay que tener en cuenta la situación en la que están, entenderlos, tranquilizarlos y darles confianza y apoyo”.

Al final la nota de EBAU supone un 49 % de la nota final de corte para acceder a la universidad “y en la gran mayoría de los casos las notas de EBAU no son muy diferentes a las que han ido sacando a lo largo del Bachillerato, hay casi siempre una correlación entre unas y la otra”. Los datos avalan su conclusión. El año pasado la EBAU riojana batió su techo histórico y aprobaron el 98,67 % de los alumnos que se presentaron en la prueba ordinaria.

Pero los nervios en la mayoría de los casos no pasan por aprobar o no la prueba, sino en sacar la nota que de acceso a la carrera que quieren realizar. “La prueba es una ordenación de la demanda en determinadas carreras y la puntuación se convierte en un objetivo prioritario para muchos alumnos, pero realmente la EBAU es una prueba de madurez”, comenta.

Una de las quejas más habituales entre el alumnado es que no haya una prueba común para todo el país. “Lo ideal sería que sólo hubiese una prueba, pero es muy complicado porque cada comunidad tienen sus competencias en educación. Claro que hay diferencias entre unos exámenes y otros, pero también las hay entre las notas de unos centros y otros y ahí también es imposible la homogeneidad”, dice.

El futuro de la EBAU

De momento este será en penúltimo curso en el que la EBAU sea tal y como se conoce hasta ahora. “El año que viene se mantiene la prueba con el formato que conocemos y en estos momentos hay diferentes órganos encargados de ver cómo se va a diseñar la prueba con la nueva ley educativa, es muy pronto para saber cómo va a ser si se tendrá más en cuenta las competencias o no”, adelanta.

¿Y qué pasa una vez que tenemos la nota de EBAU? ¿Carreras con más salidas? ¿Hacer lo que a uno realmente le guste? “Yo soy más partidaria por que el alumno elija una carrera que realmente le guste, algo que le suscite curiosidad y si se da el caso de no tenerlo claro, que se dejen guiar por su intuición, que se escuchen a ellos mismos. El inicio de una carrera además no es algo irreversible, es una nueva aventura en la que hay muchas incertidumbres y hay que ir solventándolas”, cuenta. Aconseja no dejarse llevar por las prisas y tener siempre una opción B, “incluso una C, diría yo, para evitar el riesgo de la frustración por no haber conseguido lo que teníamos en mente”.

En definitiva, “no tener éxito en esta prueba no es el fin del mundo, de las crisis también surgen oportunidades, si las cosas no salen bien hay que tomar aire, aprender de la experiencia y continuar, volver a repetir la prueba u optar por cualquier otra oferta educativa que ahora es muy variada”.

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