La Rioja avanza en su segunda semana de máximas por encima de lo normal (en torno a los 22 grados) y se aproxima a la cúspide de esta escalada de temperaturas. Los termómetros no han bajado de los 30 grados durante los últimos días y será este sábado cuando se prevé que la región roce los 37 grados en la estación de Logroño-Agoncillo que se toma como referencia.
No se espera, por tanto, que se supere el récord de máximas registradas durante aquel mayo de 2001, cuando se alcanzaron los 37,6 grados, aunque sí que se acerque. La Aemet ya ha activado el nivel amarillo de alerta por altas temperaturas para este sábado en el ámbito geográfico de la Ribera del Ebro y es que la sensación térmica estará más próxima a los 40 grados.
Localidades como Alfaro y Calahorra, sin embargo, podrán superar estos pronósticos porque las previsiones meteorológicas indican máximas de entorno a los 38 grados y mínimas de 16 grados. Temperaturas, por tanto, excepcionales para este mes de mayo y es que “la media de las máximas de los 19 primeros días es cinco veces superior a la media de las máximas de un mes de mayo normal, teniendo en cuenta la serie de 1981-2010”, señala el delegado de la Aemet en La Rioja, José Antonio Pellitero.
Aunque la sensación de sofoco inunda la comunidad desde hace varias jornadas, técnicamente no se puede hablar de “ola de calor”. Para ello, explica Pellitero, “se deberían superar los 36,8 ºC en la estación Logroño-Agoncillo durante al menos tres días consecutivos y, además, tendría que pasar esto en el 10 por ciento de las estaciones”.
Pero tras el subidón, La Rioja cerrará semana con los primeros descensos de temperaturas máximas y un ligero ascenso de las mínimas en el valle. Una tendencia a la baja que se hará más efectiva el próximo lunes, cuando las máximas bajen hasta diez grados (las previsiones en Logroño se fijan en los 25 grados) y el cielo se cierre durante los siguientes días con riesgo de precipitaciones incluido.
