Toros

Fabio Jiménez: «Me impongo cuajar cada toro que me toque en suerte»

Fabio Jiménez (Alfaro, 2003) alcanzará este sábado una de esas metas que se levantan necesarias en su caminar hasta cumplir el ansiado sueño de ser figura del toreo. A las 18:30 horas está previsto que rompa su primer paseíllo acompañado de picadores.

El marco es inmejorable: su pueblo, Alfaro. Completan el cartel dos de los novilleros con más cartel en la actualidad, Jorge Molina y Álvaro Alarcón. Los utreros elegidos para tal acontecimiento lucirán la divisa de una ganadería de máximas garantías: ‘La Palmosilla’.

Sin quererlo, fue su padre, aficionado práctico, quien le introdujo esas ansias por querer ser torero. «Fue en una visita al campo; quise coger una muleta y ponerme delante por ver qué era aquello que se sentía frente a un animal bravo. Quedé enganchado. Desde entonces solo he querido torear».

Aunque en casa no sentó del todo bien, esa ilusión indescriptible de un chiquillo de 12 años contagió a unos padres que solo pudieron mostrar un apoyo incondicional que sigue tan latente como entonces: «Cuando se lo dije a mis amigos, pensaron que estaba loco, pero en unos días me entendieron, me apoyaron y me animaron». Y hasta lo sacaron en hombros por la puerta grande de la plaza de toros de Alfaro el pasado 15 de agosto.

A sus espaldas se agolpan 60 festejos en público entre clases prácticas y novilladas sin picadores. Se sabe en un mundo complicado. Más aún si se llega sin el respaldo de un apoderado. ‘Ignacio Ríos, empresario de Alfaro, Calatayud o Ricla, entre otras plazas, me está echando una mano. Y menos mal, porque si torear es difícil que te pongan en un cartel para hacerlo lo es aún más’.

Sabe que todo novillero al final se la juega en Madrid, donde se lanza una moneda que puede salir cara o cruz. ‘Pero para llegar a Madrid hay que estar preparado. Es muy difícil que salgan las cosas bien en esa plaza, pero si no se va preparado es imposible’. Para eso, aún queda mucho camino por delante. De momento, a un día de su debut con picadores, Fabio Jiménez, que es ilusión y responsabilidad a partes iguales, nos cuenta estas cosas.

 

– Con 14 años decide irse a vivir a Salamanca sin conocer a nadie allí; ¿cómo asimila alguien que no ha dejado de ser niño un cambio tan grande?

– Bueno, fue difícil. Creía que Salamanca era la mejor opción para abrirme paso en el toreo. Me matriculé en un colegio para terminar la ESO y comencé a vivir en una residencia universitaria, porque al no tener 16 años cumplidos no tenía otra opción. Una vez allí, entré a formar parte de la escuela taurina y desde el primer momento, tanto maestros como compañeros me acogieron con muchísimo cariño e hicieron sentirme uno más. La integración fue muy positiva y rápida; en pocos días, mis compañeros pasaron a ser mis amigos.

– ¿Cómo es la vida de un alumno de una escuela de tauromaquia?

Se trata de una vida dedicada por y para el toreo. Las primeras horas de la mañana las dedicaba a la preparación física. Después, era el momento de torear de salón, hasta la hora de comer. Tras un rato de descanso, volvía a coger los trastos y otra vez a torear. Y con la espada, que eso no se puede descuidar… Cenar, ver un rato la tele con los compañeros y a descansar hasta el día siguiente.

– ?Y cómo será su vida a partir de este sábado, ya lejos de la escuela taurina?

– Más o menos parecida. Voy a seguir viviendo en Salamanca y entrenando con mis compañeros de estos años últimos, entre los que se encuentra el torero Alejandro Marcos, los novilleros Valentín Hoyos y Daniel Medina y otros banderilleros veteranos con quienes formo un equipo que nos ayuda a crecer y mejorar mutuamente.

Lo que sí será más difícil a partir de ahora será participar en tentaderos ya que no será la escuela la que los organice, pero llamaré a todas las puertas. Con educación y respeto seguro me abren las puertas de alguna ganadería, como me ha ocurrido en la ganadería de Ángel Sánchez y Sánchez, donde me han tratado muy bien, o como en Toropasión en Alfaro, en lo de Carlos Lumbreras en Villamediana o en lo del ‘Pincha’ en Lodosa.

– Una vida muy disciplinada por lo que dice. ¿Cómo hoy un chico tan joven opta por ese estilo de vida tan exigente cuando la sociedad parece vivir de espaldas a tanto orden?

Es la opción de vida que yo he elegido porque persigo el sueño de ser figura del toreo. Y para alcanzarlo no hay otra vida posible. Y nada te asegura que viviendo de esa forma lo alcances, pero si no lo haces es seguro que nunca llegarás lejos en esta profesión.

También te digo que si hubiera optado por dedicarme a estudiar mi vida no sería tan disciplinada (ríe y deduzco que no ha sido un estudiante brillante).

– ¿Cuál es el concepto torero de Fabio Jiménez?

– Más allá de un concepto determinado, intento torear siempre entregado y que pasen los toros lo más cerca posible. Despacio, con profundidad y sobre todo sentir esa entrega en el muletazo yo mismo cuando estoy ahí abajo.

 

– Parece que hoy para llegar lejos en esta profesión hace falta un hecho diferenciador que haga a un torero diferente del resto: ¿qué es lo que puede distinguir a Fabio del resto de toreros?

– Es muy difícil abrirse hueco porque hay muchos toreros buenos y pocos huecos en las ferias. Lo que yo intento conseguir para ser diferente es torear con entrega, pasión y sentimiento.

– Días atrás hemos podido disfrutar de dos faenas colosales, como han sido la de Morante de la Puebla en Sevilla a un toro de ‘Garcigrande’ o la tarde que ofreció ‘El Juli’ este miércoles en Madrid. ¿Qué siente un novillero en ciernes cuando ve tanta belleza? ¿Se ve uno capaz de mejorar esa forma de torear o, por el contrario, casi uno piensa tirar la toalla por lo inalcanzable de lograr esa grandeza?

– Han sido dos barbaridades de faenas. Intentas fijarte en muchos detalles: en cómo se colocan, cómo llevan el muletazo. Yo este tipo de faenas prefiero verlas como aficionado para sentir las emociones que trasmiten este tipo de obras. En cada faena hubo muchos matices, pero ambas están presididas por una intensidad enorme.

Superar eso es muy complicado. Pero yo creo que, si un torero sale con ilusión y entrega, el aficionado vuelve a emocionarse con otra faena, por muy grande que hayan sido otras que ha presenciado. La clave está en mentalizarse en cuajar cada toro que a uno le toque en suerte.

– ¿Qué espera de este sábado?

– Esperar no espero nada, pero voy con muchísima ilusión y con la conciencia tranquila de haber preparado mucho esta temporada durante el invierno. He podido participar en muchos tentaderos, he evolucionado mucho y me gustaría que la gente salga hablando de mí y dejar alguna faena para el recuerdo. Además, hay muy buen ambiente en Alfaro para este sábado. Llegué el miércoles y mucha gente me está deseando suerte por la calle y es un orgullo que tu pueblo esté con uno en un momento tan especial.

– ¿Cuál es el planteamiento de Fabio Jiménez para esta temporada?

– Tengo una novillada el próximo 29 dentro del Circuito de Novilladas de Castilla y León; estoy muy esperanzado con esa tarde porque si se da todo bien puedo pasar de ronda y pasar a semifinales. Llegar lejos en un certamen organizado por la Fundación del Toro de Lidia es un escaparate muy importante y con mucha proyección.

También espero estar en el ‘Zapato de Oro’ de Arnedo y me gustaría que allí donde se dan novilladas en el norte se contara conmigo, como Lodosa, Peralta, Tafalla, Tudela…

– ¿Cuál sería el cartel soñado para su alternativa?

– En Logroño, con Morante de la Puebla como padrino y Diego Urdiales como testigo.

FOTO: EFE/Abel Alonso.

Pero para esto último, aún queda mucho. Dios quiera que llegue ese día. ¡Suerte, torero! De momento, este sábado a las 18:30 en Alfaro, Fabio Jiménez comienza una nueva etapa. Merecerá la pena ser testigo de su debut con picadores. De eso no hay duda.

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