CARTA AL DIRECTOR

‘Congresos tabernarios’

Este sábado la prensa riojana se hacía eco de las conclusiones del VII Congreso Estatal de Convivencia: ‘Aprender y convivir’; en concreto, este diario lo hacía con un artículo titulado ‘La cumbre educativa de Logroño sienta las bases del “derecho a convivir”‘, en el que se recogían los 10 axiomas de lo que podríamos llamar el decálogo riojano del derecho a convivir en los centros.

Tras la clausura del congreso hay que felicitar a la organización del mismo, en general y, en especial, a don Pedro Uruñuela, consejero de Educación, Cultura, Deporte y Juventud del Gobierno de La Rioja.

Conocía al señor Uruñuela por referencias de un amigo que trabajó con él en Fuenlabrada y convivió con la ‘Fundación Convives’ y a través de la lectura de dos de sus libros. Hoy haré referencia a uno de ellos: ‘Trabajar la convivencia en los centros educativos’. El testimonio de quienes han trabajado con él, su experiencia, reflexión y trabajo como autor y el éxito de este congreso le avalan como experto en convivencia.

El motivo de mi carta es hacer pública una reflexión que me hacía tras participar en un congreso tabernario; un congreso paralelo y popular que se formó en la barra de un bar en el que uno de los parroquianos afirmaba, voz en alto, y con tono de autoridad en la materia, que “el derecho a convivir es algo que ya está más que inventado” y que “la convivencia siempre es positiva; si no, son malos tratos”.

Para dar respuesta a tan enfervorizado ponente en congresos tabernarios, me limito a citar al señor Uruñuela en un texto prestado del libro que he citado, en el que se dice que al añadir el adjetivo “positiva” a la convivencia se recuerda que hay “determinadas definiciones de la convivencia que se consideran insuficientes y reduccionistas, limitando o haciendo equivalentes convivencia y disciplina […] Estos planteamientos reciben el nombre de “planteamientos reactivos”, ya que reaccionan a lo que está sucediendo, van por detrás de los acontecimientos, miran más hacia el pasado que hacia el futuro. Por el contrario, la convivencia en positivo parte de una “actitud proactiva”, tomando la iniciativa en los temas de convivencia, marcándose objetivos para el futuro, mirando hacia adelante convencidos de que, aunque no existieran determinados problemas de quiebra de la convivencia, seguiría teniendo sentido trabajar por su desarrollo, ya que implica la adquisición de unas actitudes, habilidades y valores imprescindibles para la vida en sociedad.

Todo apunta a que, en breve, se publicará el nuevo Decreto de Convivencia de la Comunidad de La Rioja: será el pistoletazo de salida para que todos –profesorado, alumnado, familias y cuantos forman parte de la comunidad educativa– nos comprometamos en hacer que convivir, en la escuela y en la vida, sea una experiencia positiva para los que viven a nuestro lado: “El ejemplo es la mejor escuela”.

Dicho lo anterior, que el congreso estuvo bien organizado y que el consejero sabe de convivencia, conviene hacer referencia al clamor general de los congresistas de La Rioja: llevamos años oyendo hablar del futuro decreto y, hoy por hoy, sigue siendo un futurible.

FOTO: Abel Alonso (EFE).

 

Si leemos las crónicas no escritas de las actuaciones de la Consejería en cuestión de convivencia lo único que tenemos es “relato”: un discurso construido con vallas publicitarias, cuñas en la radio, publirreportajes en la prensa digital y escrita, implantación piloto en un centro y un pastizal en la organización de un congreso.

Ni sabemos cuánto dinero se ha gastado ya la consejería en “relato” y autopublicidad, ni sabemos cuánto se va a gastar en medidas concretas para mejorar la convivencia.

En el libro que he citado, don Pedro dice que “la convivencia en positivo parte de una “actitud proactiva””. Por favor, señor consejero, pase usted de la militancia a la proactividad: lo que necesitamos no es doctrina, sino presupuestos, dotación de recursos, medidas…

En su toma de posesión como consejero, a modo de discurso programático, nos dijo que la escuela es un centro de cuidado en el que lo importante son las personas, y un centro de convivencia donde aprender a construir una relación rica y donde se debe preparar a los alumnos y las alumnas para otro mundo diferente, en el que el cuidado de la tierra y el medio ambiente son fundamentales. ¿Qué tal si pasamos ya de las palabras a los hechos, del relato a la realidad?

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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