CARTA AL DIRECTOR

Carta al director | Del corazón y los impuestos

“Un presidente que no baja impuestos, no tiene corazón”. No es esta una frase mía, fue pronunciada por el nuevo líder del PP y presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Más allá del oportunismo propio de quien busca hacerse notar en los primeros días de su mandato, sonroja la contundencia de una frase que simplifica un debate complejo como es el de la fiscalidad.

Un tema que, no solo forma parte de la principal estrategia de oposición del PP de Feijóo, sino que también parece claro que será la razón que justifique su negativa a apoyar el Decreto de medidas urgentes contra la crisis derivada de la invasión en Ucrania y el alza de los precios energéticos. A falta de conocer la propuesta concreta de su “rebaja de impuestos”, la idea misma de esa alternativa fiscal merece severas críticas. 

Los ciudadanos no merecen seguir soportando debates ramplones en asuntos tan complejos e importantes como el que nos ocupa. La política y los representantes públicos debemos ejercer una pedagogía que explique la realidad con más contenido, rigor y responsabilidad. Los sistemas tributarios occidentales necesitan una revisión profunda para adaptarse a las grandes transformaciones económicas ocasionadas por la globalización y la digitalización. En concreto, el sistema tributario español sigue basado en las profundas reformas introducidas en los primeros años ochenta y hoy padece ineficiencias que solo podremos abordar mediante reformas basadas en la ciencia fiscal y adoptadas mediante amplios consensos políticos. 

Habría sido mucho más innovador – y justo-, que el PP hubiera reclamado un impuesto especial a la riqueza o gravar las emisiones de dióxido de carbono, entre otras medidas fiscales a incorporar a nuestro sistema tributario. En definitiva, medidas dirigidas a evitar que sigan aumentando las pérdidas de ingresos tributarios derivadas de la evasión y la elusión fiscal y que producen un creciente sentimiento de injusticia fiscal y de alarma social en la ciudadanía.

Como dice el propio Fondo Monetario Internacional, “amplifican la desigualdad y las percepciones de injusticia. No es ni una ONG ni un partido revolucionario quien lo dice. Es el FMI: “El 1% de la población más rica, que tiene el 40% de la riqueza, evade el 25 % de sus ingresos usando estructuras en paraísos fiscales”.

Por eso los mensajes de Kristalina Georgieva insisten en tres ideas rotundas: no es conveniente bajar impuestos en tiempos de crisis e inflación, hay que evitar que los estados compitan entre sí para bajar impuestos y, dada la situación actual, hay que mantener el gasto social necesario. 

Un partido con vocación de gobierno no puede alejarse de estas tendencias internacionales, despreciarlas o desconocerlas. Sugerir una “bajada de impuestos” como panacea al sufrimiento de la gente por la subida de precios supone que asumen una caída en la recaudación fiscal de un país con una alta deuda pública y con un déficit estructural, agravado en tiempos de crisis extraordinarias como las que vivimos, con una pandemia mundial y un conflicto armado en Europa. Máxime cuando, en tiempos de crisis económica y financiera (2011), fue el PP de Rajoy quien subió más de 50 tipos impositivos asumiendo la imposibilidad de cumplir su promesa repetida de bajada de impuestos. 

España padece una insuficiencia crónica grave de ingresos públicos en comparación con los países europeos. Además, nuestro país no puede reducir su gasto público, relativamente inferior al de los estados de bienestar de nuestros socios. El PP y Feijóo, saben que todo esto es así, y cuesta mucho entender que se insista en reducir la recaudación de un país que sistemática y reiteradamente recauda menos de lo que necesita. 

Y añado algo que, aunque sea menos plausible por parte de los ciudadanos, es una realidad incontestable: la gente, y sobre todo quienes son más vulnerables, en tiempos de crisis y dificultades, solo disponen del Estado y su fiscalidad. Es la que nos permite disponer de servicios públicos que nos protegen la salud, los cuidados y la conciliación familiar y laboral. Es la Ley y el Estado quienes nos hacen iguales. Quienes nos protegen en momentos de zozobra económica y social. Apliquemos corazón a la política, pero sobre todo, apliquemos razón.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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