La Rioja

“El suicidio es una realidad de la que hay que hablar desde la prevención”

Los suicidios se convirtieron en 2020, por décimo año consecutivo, en la primera causa de muerte no natural en La Rioja, según los últimos datos del INE. Dicho así ya impresiona, pero, pongámoslo en cifras: 29 personas se quitaron la vida en la región, veintiún hombres y ocho mujeres, y diez de ellas eran menores de 44 años.

En España, durante el primer año de pandemia, se suicidaron una media de once personas al día, es decir, una cada dos horas y cuarto. En cuanto a sexos, en 2020 se suicidaron 2.930 hombres y 1.011 mujeres; y un 15,5 por ciento de los españoles admite haber presentado alguna ideación suicida en 2021, según desvela el IV Estudio de Salud y Estilo de Vida.

Aun con todo, “todavía no hemos sido capaces de transmitir a la sociedad el mensaje de esta realidad”, apunta Francisco Javier Olivar, docente de UNIR y responsable del estudio desarrollado a partir de su tesis doctoral ‘Tratamiento informativo sobre las principales causas externas de muerte en la prensa digital española (2010-2017)’.

Primera causa de mortalidad no natural

Suicidio sigue siendo una palabra tabú y eso que, tal y como indica Olivar, “estamos en un momento de transición donde empieza a hablarse de un término que hasta ahora parecía prohibido”. Y todo porque la sociedad no es consciente del problema real. “No se habla de ello, no se informa de ello, no está normalizado, y todo por miedo al efecto contagio. Lo mismo ocurría hace unos años con la violencia de género hasta que se puso encima de la mesa. A partir de ahí comenzaron a desarrollarse medidas y campañas preventivas, movimientos reivindicativos… y eso es lo que hace falta con el suicidio”.

En esta vida todo pasa por algo, dicen, y Francisco Javier comenzó a estudiar este asunto cuando le tocó realizar en dos ocasiones la maniobra de Heimlich para evitar que dos personas se ahogaran. “A partir de ahí me di cuenta de que este era un problema habitual pero desconocido y quise contrastarlo con las cifras de muertos por accidentes de tráfico”.

Fue ahí cuando el experto de UNIR descubrió que las cuatro principales causas de mortalidad no natural y por orden de fallecidos, eran los suicidios, caídas accidentales, ahogamientos y accidentes de tráfico. “Esta inquietud me llevó a centrarme en la causa de mayor mortalidad y vi cómo el tratamiento informativo era y es totalmente el inverso”.

Curiosamente, en el año 1989 los accidentes eran la primera causa con más de 9.000 fallecidos al año y ahora se producen menos de 2.000. “Se han reducido porque la sociedad ha sido consciente del problema, ha habido campañas muy duras de sensibilización, y un responsable político al frente de la DGT. Con estas acciones se ha conseguido que pase de ser la primera a la cuarta causa. Si con el suicidio no hacemos nada seguirá todo igual o peor”.

Prevención y medios de comunicación

Para desterrar ese miedo que da tan solo pronunciar la palabra suicidio tiene que haber un cambio que pasa, en gran medida, por los medios de comunicación. Pero como todo, las cosas pueden hacerse bien o mal. Según algunos estudios, las noticias sobre suicidios que se publican en un lugar relevante (portada o contraportada), que incluyen fotografías de la víctima, que indican el motivo, el método utilizado, detalles de la nota de despedida o cualquier otro dato de este tipo, están contribuyendo a la incitación al suicidio.

Olivar subraya las dos consecuencias que pueden producirse con la publicación de este tipo de noticias: efecto Werther y efecto Papageno. El primero (efecto contagio) sería el que, por medio de un mal planteamiento de la información, con datos escabrosos o morbosos, se induciría a actos de imitación del suicidio. Por el contrario, el efecto Papageno (efecto preventivo) presenta la información previniendo los intentos, enseñando a lidiar con el dolor y ofreciendo alternativas para que las personas que lo están pasando mal vean que no están solas.

Para dar voz de la mejor manera posible, Francisco Javier, en colaboración con los investigadores Jesús Díaz del Campo (UNIR) y Francisco Segado- Boj (UCM), ha elaborado un manual sobre recomendaciones para los profesionales de los medios de comunicación al informar sobre el suicidio, publicado por el Ministerio de Sanidad.

“Dependiendo de cómo enfoquemos las noticias provocaremos un efecto de contagio o preventivo. Hay que conseguir informar de un suicidio sin dar detalle concretos, huyendo del sensacionalismo y apoyándonos en las posibles soluciones aportando teléfonos de contacto. Hay que informar, sí, pero de una forma preventiva”.

Lo mismo sucede con las redes sociales, fuente de la que beben prácticamente todos los jóvenes para conocer la actualidad. “Hay que definir muy bien lo que se cuenta, transmitiendo que hay una realidad que hay que afrontar, pero desde una perspectiva de prevención y solución. Y, por supuesto, contrastar todo lo que nos llega y no compartirlo inmediatamente”.

Francisco Javier confía en que poco a poco estemos más sensibilizados con el suicidio “porque es un problema grave de Salud Pública. Por desgracia es un termómetro que mide con bastante fidelidad el sufrimiento de la sociedad y han sido años muy complicados. Tenemos que ser conscientes de que con estas cifras es muy probable que en nuestro entorno puede llegar a haber un caso de suicidio. No es algo lejano y, por supuesto, nadie en particular es culpable, sino toda la sociedad por no visibilizar el tema”.

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