Semana Santa

Madre e hijo se ‘encuentran’ en el Jueves Santo calagurritano

Quizás porque sea el primer día de vacaciones, posiblemente por la antigüedad de la procesión o tal vez porque realmente son dos procesiones en una, la realidad es que la del Encuentro de Jueves Santo en Calahorra es una de las más queridas por los calagurritanos.

Por un lado el Cristo de Medinaceli sale desde el colegio de los Agustinos y desde el otro lado de la ciudad la Virgen Dolorosa desde La Milagrosa en paso lento pero firme van adentrándose en el centro de la ciuda para las dos protagonizar uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa calagurritana: el Encuentro.

En plena glorieta de Quintiliano, donde día a día se toma el pulso de la ciudad, a eso de las doce todo se para para asistir al encuentro de la madre con el hijo y la danza de los portadores que con recogimiento y solemnidad balancean a dos de las tallas más especiales de la ciudad al son de las bandas de tambores y cornetas para emprender camino de San Francisco, donde volverán a salir el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro.

La imagen del Cristo de Medinaceli es probablemente una de las más admiradas en la ciudad. Realizada por el imaginario Juan Fernández de Vallejo en 1580 se ha ganado a pulso la devoción de los calagurritanos que la tienen en cuenta en sus tres peticiones cada primer viernes de marzo y que la sacan con orgullo cada Jueves Santo.

Y es que esta procesión en Calahorra data, al menos, de 1540 y ya en 1560 se puede leer sobre ella en el archivo municipal donde hay un acuerdo de un acta del concejo. Una procesión que sirve de punto de partida para un día especial que terminará con la Escenificación de la Pasión que lleva a cabo Paso Viviente a lo largo del más de un kilómetro de la Avenida Valvarena y en la que participan más de 300 personas.

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