Semana Santa

La Pasión se encarna en Logroño bajo las bóvedas de Santiago

Dentro de una semana los cofrades logroñeses apurarán las escasas uñas que queden en sus dedos. Después de dos larguísimos años, a la tercera irá la vencida y las procesiones volverán a hacerse notar en las calles de la capital. Mientras tanto, la Hermandad de Cofradías ha programado un completo programa de Cuaresma que este sábado ha quemado una de sus últimas casillas con una actividad inédita.

Si uno de los puntales de la Semana Santa arraiga profundamente en la tradición, los cofrades se han subido en su particular nave del tiempo para viajar al modo en que la religiosidad popular llegaba a sus semejantes cinco siglos atrás.

La representación del Auto de la Cruz ha sido la artífice de ese viaje temporal, a lomos de textos anónimos del siglo XVI, de Calderón de la Barca y de Lucas Fernández. Los intérpretes de Ditirambo (dirigidos por José Antonio Ortas) han encarnado la Pasión de Cristo bebiendo de la tradición de los ‘misterios’ medievales, que llegan a nuestros días en forma de autos sacramentales.

Los monólogos de la representación parten de los pasajes en los que Jesús es descendido de la cruz y puesto en manos de María, con evidentes alusiones a los cuadros escénicos que componen la iconografía cofrade. Una iconografía que en poco más de una semana volverá a las calles, representada en las procesiones más esperadas por las hermandades logroñesas en los últimos años.

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