La Rioja

Las particulares bodas de oro para Carmen celebrando los ‘sí quiero’

En 2010, por primera vez en la historia, las bodas civiles superaban a las religiosas en La Rioja. En 2019, último año antes de la pandemia en la que se suspendieron numerosos enlaces matrimoniales, de las 1.088 bodas que tuvieron lugar en la comunidad 873 fueron civiles. Las cosas han cambiado y cada vez son más los novios que deciden pasar por los ayuntamientos antes que por las iglesias. Y así, algunos concejales han oficiado ya más bodas en los últimos años que muchos sacerdotes en toda su trayectoria.

Es el caso de Carmen Vea, concejala del Ayuntamiento de Calahorra, que este sábado oficiaba su boda número 50. Sólo dos de ellas las realizó siendo concejal en la oposición. Las otras 48 las ha presidido desde que está en el equipo de gobierno en algo menos de tres años. “Y eso con una pandemia de por medio y con varios meses con un confinamiento estricto”, comenta mientras espera a que llegue la novia de su ultima boda, que cuenta con un invitado especial: el perro de la pareja. “Es la primera vez que un perro está entre los invitados”, explica Carmen en sus bodas de oro celebrando los ‘si quiero’.

Llegan los novios. Fotos en la fachada del ayuntamiento y ella a los pies de la escalinata que da acceso a la casa de todos los calagurritanos. “La silla del bebé mejor por el ascensor, planta uno”. Da instrucciones ante cualquier disyuntiva que se le ocurre a los amigos o la familia. “Los testigos podéis poneros en el tercer sillón a cada lado de los novios”. “Los que vayan a hacer fotos, mejor que se pongan aquí a mi lado”. Atenta ante cualquier detalle. Ante cualquier duda, sonrisa inamovible y la experiencia de haber oficiado más bodas que ninguno de sus compañeros.

El consistorio de Calahorra eligió a Carmen como concejala encargada de llevar a cabo los matrimonios civiles en la ciudad. “Si la pareja pide a algún concejal en concreto, se hace con el concejal que ellos quieren. Si les da igual, Carmen es la que las oficia”, detallan desde el consistorio. Así, 2021 fue el año en el que más bodas ofició. “Fueron muchas de las que había previstas para 2020 que se suspendieron por la pandemia. Ha habido días que incluso he realizado dos al día, pero yo encantada”, recuerda la edil.

Carmen prepara todo el enlace con el más sumo cuidado. Una pareja de la policía local abre el consistorio unos minutos antes de la hora prevista para la boda y Carmen ya está allí. Bien arreglada y a la espera de que todo vaya desarrollándose con normalidad. “Las novias suelen ser bastante puntuales a pesar de lo que se suele pensar”, confiesa.

Así, Carmen va rellenando una hoja con todos los matrimonios que va acumulando durante estos años. Y con ellos acumula incontables anécdotas. Aún recuerda el mal rato que pasó uno de los novios al entrar en el salón de plenos del consistorio calagurritano. “El pobre estaba emocionadísimo y no dejó de llorar en toda la celebración. Yo casi me echo a llorar con él. Da mucho gusto participar en un día tan importante para ellos”.

Y es que los novios han sido los que más anécdotas le han dado para recordar a Carmen. “En el consistorio es obligatorio acudir con mascarilla, de momento, y hubo uno de los novios que con tantos nervios se la debió olvidar. No pudimos empezar hasta que encontramos una que poder ponerle”.

A pesar de las cinco decenas de bodas que ha oficiado a lo largo de estos meses, Carmen reconoce que tiene una espinita clavada. “Me gustaría hacer una de matrimonios homosexuales, pero esas las oficia la concejal de Igualdad, creemos que así debe ser”. Aún así, ella está encantada con cada uno de los matrimonios que ha podido casar. “Yo les dejo que hagan lo que ellos quieran. Los llamo unos días antes para saber si han preparado algo especial. A algunos les cantan, a otros les leen poesías… son unas celebraciones muy bonitas, en general, pero muy sencillas y bastante cortitas”.

También ha celebrado bodas civiles de otras culturas. “Aquí vienen sus pastores y hacen una pequeña oración si quieren. Es su día, no les decimos a nada que no mientras esté dentro del ordenamiento”. Después siempre les da la opción de hacerse una foto en la balconada consistorial. “A la gente le hace mucha ilusión porque es una foto muy reconocible para el recuerdo”.

A Carmen aún le queda más de un año como concejal del equipo de gobierno y por lo tanto muchas más bodas que seguir oficiando. Ella, encantada, y las parejas, los familiares y los amigos, también. “Da mucho gusto porque se nota que las hace con mucho cariño”, comentaba uno de los últimos invitados.

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