La Rioja

¡Va por ellas! Mujeres toreras que hicieron escala en Logroño

Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena y Francisco de Goya, a la torera. Nicolasa Escamilla ‘La Pajuelera’ fue inmortalizada por el genial pintor aragonés en su serie ‘La Tauromaquia’ hacia 1747, siendo, por lo tanto, una de las primeras mujeres en protagonizar una parte del espectáculo taurino.

A caballo y ejecutando la suerte de detener, no en vano el acto primordial de aquella fiesta de toros del XVIII, Nicolasa Escamilla muestra unas encomiables dotes de valor y destreza ecuestre. Tras ella, muchas otras mujeres probaron suerte en un espectáculo que siempre se creyó reservado para el hombre.

Se abre hoy esta ventana taurina a reconocer el mérito, la afición, el esfuerzo y la ilusión de cuantas mujeres aspiraron al triunfo en una plaza de toros y recordar el paso de aquellas que actuaron en Logroño.

Lolita Pretel, Providencia Jornaler, Angelita Pagés, Julia Carrasco, las hermanas Rosa, Encarnación y Justa Simó, María Pagés, Josefa Mambea Jana e Isabel Yerno formaban la cuadrilla de las señoritas toreras; eran catalanas y actuaron en la vieja plaza de ‘La Victoria’ allá por 1895. Conocidas como ‘Las Noyas’, estas jóvenes muchachas (la mayor de ellas tenía 17 años) entusiasmaron al numeroso público que asistió a presenciar su actuación por su gran resistencia, coraje y habilidad para sortear cuatro reses bravas.

Fueron varias las rejoneadoras que actuaron en la recordada plaza de ‘La Manzanera’. Marimen Ciamar en el 46, cuyo toro pasaportó el riojano Pepe Rioja; la colombiana Ana Beatriz Cuchet, que en 1955 recibió ovaciones tras su actuación; la lusa Gina María, que en 1961 compartió cartel con Manuel Vidrie, Rafael Corbelle y Mariano Molina de Alba; Amelia Galar, que actuó un dos de junio de 1963; Antoñita Linares en el 61; y Paquita Rocamora, ovacionada un 21 de abril de 1974.

El máximo esplendor del toreo femenino a pie se vivió durante la II República, entre los años 34 y 36 del pasado siglo. Juanita Cruz, pionera y laureada torera con gran cartel en América, donde vivió exiliada, fue la primera mujer en hacer el paseíllo en ‘La Manzanera’. Un 27 de mayo de 1934, a beneficio de la Cruz Roja, recibió ovaciones en tarde compartida con Antonio Garrigosa y Fermín Iturrizaga.

Pepita Moreno, riojana y muy valiente a tenor de lo que decían las crónicas de entonces, protagonizó la parte seria del festejo cómico celebrado un ya muy lejano 19 de mayo de 1935. Escuchó ovaciones y cortó orejas y rabo a novillos de Etura.

Angelita Álamo, ovacionada, y Carmen Madrid, que estuvo mal, participaron en el festival taurino del día de San Bernabé de aquel 1935. El ganado, también de Etura. Pilarín Tirado ‘La Espontanea’ hizo el toreo serio en el festival cómico del primero de septiembre de aquella misma temporada.

Las Hermanas Palmeño, Enriqueta y Amelia, fueron las primeras y casi las únicas mujeres en participar en la feria matea. Fue el 24 de septiembre, ante toros de Rubio y Etura. Enriqueta cortó una oreja. Ambas hermanas repitieron en el festejo celebrado el 11 de junio siguiente. Fueron silenciadas ante toros de Fidel Rubio. Completó aquel cartel Venancio Zubiaur ‘Barquerito’, que resultó ovacionado.

No fue hasta 1976 cuando se celebró un festejo netamente femenino en Logroño. Un 18 de septiembre, vísperas de San Mateo y a beneficio de las peñas logroñesas, Pierrette LeBourdiec, ‘La Princesa de París’, rejoneadora y matadora de toros, escuchó ovaciones. La albaceteña Maribel Atienza cortó una oreja a cada uno de sus oponentes y salió a hombros. Maite de Vitoria fue aplaudida y Purita Linares, palmas. El ganado perteneció a diferentes hierros.

Cristina Sánchez fue la última mujer que vistió de luces en Logroño. Lo hizo siendo aún novillera, en 1993, actuando junto a dos riojanos: el rejoneador logroñés José Luis Tejada y el diestro calagurritano José Antonio Pérez Vitoria. Cortó una oreja y dio una vuelta al ruedo tras estoquear dos utreros de Mercedes Pérez Tabernero.

Se aproximan los fastos del Día Internacional de la Mujer, que suelen verse reducidos a las ediciones de los medios de comunicación impregnadas de color morado y a una manifestación que se encamina en busca de la imagen más transgresora, viniendo a ser ésta la de un varón con cara de buena persona portando una premisa por la que, a poco que se le tuerza la paz familiar, penará un puñado de años. Y yo me pregunto: ¿Hay algo más transgresor que ver a una mujer luchar por convertirse en figura del toreo? Quizás sí: comprobar que ya en 1957 Logroño celebró un festival taurino en honor a la mujer riojana.

A veces es bueno recordar que el toreo es más progresista de lo que se cree y que no solo se rinden honores a la mujer desde que se pusieran de moda estas cosas del 8M. Por cierto, no fue el único festival que sirvió para homenajear a la mujer riojana; hubo otros en 1955, 1969 y 1970.

A todas ellas, taurinas y menos taurinas, ¡Feliz Día de la Mujer!

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