Toros

Una historia de generosidad y toros: el festival de las ‘Hermanitas de los pobres’ en Logroño

El toreo es grandeza y la tauromaquia, altruismo y generosidad. Solo así se puede entender que el festival a beneficio del Asilo de los Ancianos Desamparados de Logroño perdurara en el tiempo a lo largo de 33 años. De 1951 a 1984. 34 festejos celebrados de forma ininterrumpida. ‘La Manzanera’, siempre hasta la bandera. De Domingo Ortega a Luis Miguel Calvo, ‘Juncal’ en las pantallas, pasando por Antonio Bienvenida, Victoriano de la Serna, Antonio Ordóñez, Paco Camino, Diego Puerta, Santiago Martín ‘El Viti’, Manuel Benítez ‘El Cordobés’, Antonio Chenel ‘Antoñete’, Curro Romero, Rafael de Paula, José María Manzanares, Francisco Rivera ‘Paquirri’ o José Miguel Arroyo ‘Joselito’, entre otros muchos. Porque en Logroño por primavera se vistieron de corto los mejores y más admirados toreros del momento. La causa, recaudar fondos para cuidado y sostén de los mayores más desfavorecidos del Logroño de mediados y finales del siglo pasado. El mundo de los toros siempre presto a echar los vuelos de ese capotillo generoso y espléndido en socorro de los más necesitados.

1.500 pesetas fue el beneficio arrojado por el primero de cuantos festivales se celebraron. Domingo Ortega, Pepe Bienvenida, Julián Marín y el peruano Gregorio Morote se anunciaron con reses de Eugenio Ortega, de Toledo.

Domingo Ortega, en el centro, instantes antes de dar comienzo el I Festival.

La idea, surgida de Ricardo de Castro Carpintero, creador también del trofeo ‘Zapato de Oro’, contó con la inestimable ayuda de Cándido Montoya, amigo íntimo de Rafael Azcona, y el prestigioso abogado logroñés Gonzalo Carrillo.

No fue hasta 1954 cuando el festival encontró el noble acomodo del Domingo de Resurrección en el calendario. Una pata paseó aquella tarde ‘Chicuelo II’. Otra, Victoriano de la Serna, aquel segoviano que revolucionó el toreo a la verónica. El pecho ofrecido, adelantados los vuelos, la figura erguida y atalonada. Prueba de su concepto capotero es esta media a pies juntos a punto de rematar que captó el objetivo de Chapresto.

Victoriano de la Serna, presto a rematar su saludo capotero.

Resulta curioso que, en el festival celebrado en 1956, Pepe Bienvenida y su hermano Juan rechazaron el trofeo que la presidencia les concedió y el arnedano Antonio León declinó pasear las dos orejas y el rabo con los que se premió su actuación. La razón de aquellos despropósitos presidenciales puede que resida en que aquella Semana Santa Logroño se convirtió en el estudio cinematográfico donde se rodó una buena parte de ‘Calle Mayor’ y tanto el director de la película, Juan Antonio Bardem, como los actores Betsy Blair, José Suárez e Ives Massard, ocuparon el sillón presidencial, siendo generosos en exceso a la hora de emitir sus juicios.

Durante la mañana de aquel primero de abril, Logroño honró la generosidad de Antonio Bienvenida, que había donado los honorarios de su actuación la pasada feria matea al Asilo de los Ancianos, con el descubrimiento de un busto en su honor. La obra llevaba la firma del logroñés Alfredo Rodríguez Pérez, escultor y carpintero en ‘La Manzanera’.

Triunfó con fuerza el rejoneador Josechu Pérez de Mendoza, a quien los mozos logroñeses, ataviados con las blusas propias de las fiestas de San Mateo, llevaron a hombros a lo largo de lo que era la Avenida del Doce Ligero de Artillería.

Josechu Pérez de Mendoza, a hombros por la Avenida del Doce Ligero de Artillería.

Exitosísimo fue el festival del 57. Dos familias toreras en el cartel. Los Bienvenida y los Girón. Fueron los venezolanos quienes ganaron el duelo dinástico, repartiéndose César, Rafael y Curro seis orejas, tres rabos y dos patas. Antonio Bienvenida, nacido también en Venezuela, paseó las únicas dos orejas que fueron a parar al esportón de la tan internacional familia. Pepe, oriundo de Lima, y Juanito, sevillano, saludaron sendas ovaciones.

El duelo entre las familias Bienvenida y Girón, en las páginas de ‘El Ruedo’.

Hago escala ahora en el celebrado el 8 de abril del 62. Y no por exitoso, si no por luctuoso. No en Logroño, a Dios gracias, pero aquel Domingo de Pascua, Juan Belmonte decidió quitarse de en medio, pillando la trágica noticia a Antonio Ordóñez, ‘Mondeño’ y Curro Romero aseándose en el hotel después de haber formado parte del tradicional festival logroñés. El rondeño fue abroncado, aplaudido el de Camas. Un trofeo paseó Juan García ‘Mondeño’ y ovacionados fueron Paquito Muñoz y Antonio de Jesús, que completaban el cartel.

Manuel Benítez ‘El Cordobés’, siendo ya un fenómeno de masas y un icono de la España de los 60, participó en los festivales de los años 64, 65 y 66, por lo que no es de extrañar que Logroño recibiera la primavera del 71 con Antonio Ordóñez, Paco Camino, ‘El Viti’, Manuel Cano ‘El Pireo’, Francisco Rivera ‘Paquirri’ y el novillero castellonense Manolo Rubio juntos en un cartel de máximo atractivo y relevancia.

Rotundo fue el paso de Pedro Gutierrez Moya ‘Niño de la Capea’ por el festival de 1973. Un rabo cortó el salmantino; dos orejas Dámaso González, mientras que Paco Camino y Julio Robles fueron ovacionados aquel último domingo de abril.

No se quedó a la zaga el cartel del 75, reuniendo a Diego Puerta, Rafael de Paula, Santiago Martín ‘El Viti’, Angel Teruel, el mejicano Eloy Cavazos y el novillero Miguel Moro. Los utreros aquella tarde lucieron la divisa de ‘Buendía Hermanos’.

Recortes del eco de los festivales de 1971 y 1975

Paco Camino llegó a participar hasta en una docena de ocasiones, seguido por Diego Puerta con seis comparecencias. A caballo participaron el ya citado Josechu Pérez de Mendoza, Álvaro Domecq Romero o Bernardino Landete. La representación de los toreros riojanos giró en torno al najerino Jesús Torres Calleja, que resultó herido de gravedad en el festival de 1952; Jesús Domingo Ortega ‘Motil’, que cortó una pata en el 55; Antonio León, presente en las ediciones de 1956 y 1965; Víctor Ruiz de la Torre ‘El Satélite’, acartelado en 1964; y Blas Fernández ‘Gallito de Alfaro’, presente en el del 84.

El ambiente festivo rodea a los participantes en el festival de 1955. Entre ellos, Antonio Bienvenida y el logroñés ‘Motil’.

José María Manzanares en el 80, Tomás Campuzano en el 81, ‘Antoñete’, que ya había participado en ediciones anteriores, en el 82 y Curro Vázquez en el 83 ayudaron a mantener el resplandor que el festival de las ‘Hermanitas de los pobres’ alcanzó en el orbe taurino.

‘Joselito’, ‘El Fundi’ y José Luis Bote, terna salida de la Escuela taurina de Madrid, junto a Victorino Martín (hijo), ‘Gallito de Alfaro’ y Luis Miguel Calvo pusieron fin en 1984 a un buen puñado de espectáculos taurinos tan gloriosos como altruistas y desinteresados.

Esta es la historia de una obra desprendida, caritativa y misericordiosa que hizo un gran bien a los mayores logroñeses y ambientó la ciudad con marselleses, sombreros cordobeses, calzonas y gorrillas camperas. En definitiva, de toreo y humanidad, que, tantas veces, viene a ser lo mismo.

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