Salud

Adolescencia, cambios psíquicos y consecuencias de la pandemia

Artículo de Carmen Castroviejo, psicóloga y fundadora del centro Apóyate

Durante la infancia se crean numerosas conexiones neuronales de cada una de las experiencias y aprendizajes que vamos adquiriendo. Al llegar a la adolescencia se produce lo que se denomina poda neuronal, destruyendo aquellas conexiones que resultan innecesarias.

Este cambio neurológico produce una serie de cambios cognitivos:

– Mejora su capacidad de razonamiento.

No debemos tratarlos como niños. Hay que explicar, dar razones, argumentar. No sirve de nada imponer. Ofrécele opciones.

– Comienza la formación de la identidad: toman conciencia de que adquieren diferentes papeles con distintas personas, lo que hace que comiencen a considerar quiénes son y quiénes quieren llegar a ser.

Por esto y por otros aspectos que iré describiendo a continuación, resulta muy beneficioso que los adolescentes tengan un acompañamiento emocional y, entre otras cosas, para eso estamos en Apóyate. Después de la poda neuronal, el cerebro adolescente ya es prácticamente igual que el cerebro adulto excepto en algunas áreas.

El cerebro adolescente aún no ha alcanzado la madurez del cerebro adulto. La corteza prefrontal, zona relacionada con la toma de decisiones, y el sistema límbico asociado a la regulación emocional, aún son inmaduros y esto hace que la mente no sea capaz de ver las consecuencias a largo plazo de las decisiones que toman en esta etapa.

Hay que hacerles a ellos mismos conscientes de esto, su cerebro no les advierte de las consecuencias de sus decisiones, y las decisiones que tomen en esta corta etapa de vida, son las que van a determinar en gran medida cómo va a ser su vida en el largo periodo de la adultez.

Neurológicamente el cerebro adolescente es prácticamente igual al cerebro adulto. Los adolescentes son capaces de utilizar el razonamiento de la misma forma que lo hacen los adultos pero, a los adolescentes les faltan experiencias que los adultos ya tienen por haber tenido más vivencias.

Esta falta de experiencias, hace que de alguna forma, el cerebro adolescente nos pida, nos empuje a presentar ese deseo de nuevas experiencias. Es por este motivo que la búsqueda de sensaciones es un índice que suele puntuar alto en la etapa adolescente.

Esa búsqueda de sensaciones explica que durante la adolescencia se produzcan los primeros contactos con drogas, por ejemplo. La prevención de adicciones en la adolescencia es fundamental. La edad de inicio en muchas adicciones se mantiene bajísima y podemos pensar, ¿qué está fallando si es la generación más informada de la historia?

En ningún caso es mala la información, por supuesto, hay que darla e incidir en las campañas de prevención, pero a la vez, hay que hacer un acompañamiento y comunicación por parte de la familia, y si el caso lo requiere por parte de un profesional, porque a esas edades, los rasgos del cerebro adolescente provoca que, por mucho que se les informe, no lo vean como un problema a largo plazo.

Además, tras tanto tiempo de restricciones, esa búsqueda de sensaciones ahora se despierta en la mente con mayor intensidad. Nos encontramos en un momento en el que la prevención es más que fundamental.

Llevo 6 años trabajando como psicóloga del Programa de Coordinación con la red de salud pública y los dos últimos como presidenta. Trabajar en Arad me ha permitido tener la perspectiva de las consecuencias de las adicciones sobre las personas que las sufren y sus familias. Todos mis pacientes adolescentes de Apóyate saben que también trabajo en ARAD. Esto ayuda mucho a que la prevención en materia de adicciones no les suene «al discurso que te han mandado mis padres que me des», sino a que lo vean como una realidad necesaria de conocer.

Otro cambio psíquico que se produce en la adolescencia es la FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD, es decir, la búsqueda de una identidad propia. Esa identidad la encuentran en el grupo de iguales.

La formación de la identidad es una necesidad psicológica, la mente nos empuja, de alguna forma, a buscar cómo satisfacer esa necesidad, que con los confinamientos y restricciones se ha visto restringida durante mucho tiempo. El no poder socializar sumerge a los adolescentes en una serie de problemas psicológicos.

En la población adolescente están apareciendo síntomas como:

– Agotamiento.

– Mayor dificultad de convivencia filio-paternal.

– Ansiedad.

– Menor motivación.

– Tristeza, desesperanza…

La frustración en muchos casos conlleva a la rebelión, y es por esto que se han producido, por ejemplo, botellones, pareciendo que la población adolescente estaba al margen de todo lo que estaba pasando, cuando no es así.

Otro problema asociado a la falta de espacios de socialización es un mayor tiempo de exposición a las redes sociales. Estas conllevan un gran peligro en el incremento de conductas de riesgo y edad de inicio de los trastornos alimenticios.

Ya desde hace tiempo,en conversaciones con mis amigas y compañeros de profesión, reflexionamos acerca de qué hubiese supuesto para nosotras en nuestra adolescencia el hecho de tener redes sociales.

Yo siempre estimaba que tener una ventana abierta a todo tipo de opiniones sin filtro (porque las fotos llevan filtro, pero lo que se dice no, y muchas personas que muestran sus opiniones son eso, personas sin ningún tipo de formación que les otorgue un cierto criterio a la hora de opinar sobre algo) era muy peligroso.

Hoy esas estimaciones se han vuelto realidad. En redes sociales se observa un aluvión de mensajes que ejercen presión social sobre la imagen corporal. Esto en la infancia y adolescencia es muy peligroso y se está dando un claro incremento de conductas de riesgo relacionadas con trastornos de la conducta alimentaria.

El diagnóstico precoz supone un mejor pronóstico de recuperación. En este sentido cobra especial importancia la detección de señales de alerta. La recuperación es posible. Un setenta por ciento de personas con TCA se recuperan si reciben el tratamiento correcto.No obstante se trata de un proceso terapéutico que requiere tiempo, los tratamientos son largos.

Es fundamental que se abra un diálogo en la familia sobre los cánones de belleza que se muestran en las redes sociales con el fin de que nuestros adolescentes reciban desde el ámbito familiar la información de que los ideales de belleza mostrados en las redes sociales son totalmente irreales.

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