La Rioja

El padre de Carolina: “La madre nos hizo la vida imposible tras la custodia”

El padre de Carolina desvela el infierno al que les sometió la presunta asesina

El padre de Carolina, la niña de 5 años presuntamente asesinada por su madre en un hotel de Logroño en enero de 2020, ha declarado este martes en el juicio que cree que la acusada participó activamente en el asesinato de su hija.

Así lo ha afirmado, a preguntas de la fiscal, durante la segunda sesión del juicio con tribunal popular que se celebrada en Audiencia Provincial de Logroño y que se prevé que se prolongue hasta el próximo 17 de febrero.

El fiscal, la acusación particular ejercida por el padre de la menor y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor piden prisión permanente revisable a la madre como presunta autora de un delito de asesinato; mientas que la defensa sostiene que la autora de la muerte fue la abuela materna, antes de suicidarse en el río Ebro.

El padre ha indicado que el lunes 27 de enero de 2020, el día siguiente de denunciar que la madre de Carolina no le había devuelto a la niña el domingo por la noche en su domicilio de Haro porque él tenía su custodia, se enteró de la noticia, después le llamó la policía y le llevaron a Logroño, pero por el camino no le confirmaron que era su hija la niña que apareció muerta en el hotel.

“Cuando me confirmaron que era Carolina yo les dije que no quería verla, que quería quedarme con la imagen de mi niña en vida”, ha relatado entre sollozos.

Al enterarse de que su expareja y la madre de ésta habían reservado un hotel para la noche del domingo, pensó que “habían asesinado” a la niña, ya que no tenían previsto devolverla. A preguntas de la jueza, el padre de Carolina ha confirmado que la madre de la pequeña tenía un carácter posesivo hacia la menor y era poco influenciable por la abuela materna, quien no se metía en las decisiones que tomaba la pareja.

El progenitor ha recalcado que fue la acusada quien tomó la decisión de tener un hijo, comprar un piso y casarse -algo que no llegó a ocurrir-, porque “ser una madre joven era su obsesión”, de modo que él accedió, aunque argumentaba que prefería esperar porque no se sentía preparado.

La pareja, que residía en Haro en el piso común, se separó en junio de 2015, a los seis meses de nacer la niña, tuvo problemas con la custodia de la pequeña, que primero fue para la madre, después compartida y finalmente para el padre.

FOTO: Raquel Manzanares/EFE.

Por ello, ha relatado que la acusada interpuso diversas denuncias contra él porque argumentaba que era mal padre, que no se ocupaba correctamente de su hija, no atendía sus cuidados y rompía sus hábitos de sueño; algo que él ha desmentido, ya que, además, contaba con el apoyo de sus padres para ayudarle cuando trabajaba por las mañanas como maestro.

La niña tenía neutropenia, una enfermedad autoinmune provocada por un descenso los glóbulos blancos, que le obligaba a acudir a revisiones a un hospital de Madrid, pero podía hacer vida normal y no seguía ningún tratamiento, más allá de estar pendiente de que no le subiera demasiado la fiebre, ha explicado.

En relación a esta enfermedad, ha dicho que siempre acudió a las revisiones en Madrid junto a la madre, quien llegó a preguntar a uno de los médicos si la causa de esta dolencia podría ser el consumo de drogas por parte de los padres; y, unos días después, apareció en el buzón del padre un sobre con polvos blancos, que resultaron ser azúcar glass.

Obsesionada con su pareja

El padre de la Carolina ha subrayado que su expareja le hizo la “vida imposible” a todo su círculo familiar desde que a él le concedieron la custodia de la pequeña y más desde que se enteró que él tenía una nueva novia, con quien se “obsesionó” y perseguía en su coche por la calle cuando esta salía de trabajar.

FOTO: Raquel Manzanares/EFE.

Durante su declaración, ha dicho que días después de la muerte de la niña, le llegó un burofax de su expareja en el que le comunicaba que le entregase el dinero de la venta del piso común cuando finalizase los trámites.

También ha dicho que la tía materna de Carolina le puso una denuncia porque utilizó el dinero de una cuenta bancaria a nombre de la niña -en la que solo ponía dinero la familia paterna- para pagar los gastos del funeral de la pequeña. Muy emocionado durante su declaración, ha recordado a su hija como “un encanto”, una niña “feliz”, que transmitía felicidad y cariño a todo el mundo, que siempre sonreía y era “un amor”.

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