La Rioja

Adriana Ugueto asegura que no dañó a la niña y culpa a la abuela del asesinato

Adriana Ugueto asegura que no dañó a la niña y culpa a la abuela del asesinato

FOTO: Raquel Manzanares/EFE.

La acusada de asesinar a su hija de 5 años en un hotel de Logroño ha declarado este lunes en el juicio que “en ningún momento” quiso suicidarse ni hacer daño a la niña, de cuya muerte culpa a su madre, quien después se suicidó y apareció ahogada en el río Ebro a su paso por la capital riojana.

La Audiencia Provincial de Logroño ha comenzado la vista oral por la muerte de esta pequeña, Carolina, ocurrida en enero de 2020, y que juzgará un tribunal popular hasta el próximo 17 de febrero.

El fiscal, la acusación particular, que ejerce el padre de la menor; y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor piden prisión permanente revisable a la madre como presunta autora de un delito de asesinato; mientas que la defensa sostiene que la autora de la muerte fue la abuela materna, antes de arrojarse al río Ebro.

La madre de Carolina, quien tenía 35 años cuando sucedieron los hechos, ha repetido en varias ocasiones durante su declaración que ella nunca quiso acabar con su vida ni matar a su hija. La niña tenía neutropenia, una enfermedad autoinmune de la que era tratada en el hospital La Paz de Madrid, por lo que su madre decidió no trabajar para dedicarse a su cuidado.

Ha relatado que se separó del padre de la niña cuando esta apenas tenía seis meses y, durante los años posteriores, mantuvo diversas disputas judiciales con él, principalmente por la guarda y custodia de la pequeña, que ostentaba el progenitor desde que la menor cumplió dos años y medio, pero que ella recurrió en el juzgado.

FOTO: Raquel Manzanares/EFE.

La acusada vivía en la ciudad riojana de Haro con su madre, con quien regentaba una tienda de ropa en Miranda de Ebro (Burgos) -primero física y después a través de internet- y con la que mantenía una relación de “obediencia”, porque era una mujer “con mucho carácter”.

También ha explicado que la abuela materna de la niña fue víctima de una estafa de unos 85.000 euros por parte de un supuesto trabajador de la ONU, quien le prometió intermediar para recuperar la custodia de Carolina, por lo que le envió dinero procedente del fondo de los estudios de su hijo y su otra hija tuvo que pedir un crédito de 40.000 euros.

En varias cartas fechadas la víspera de la muerte de Carolina, la abuela responsabilizó de su “suicidio” a ese supuesto empleado de la ONU, de nacionalidad inglesa.

La procesada también dejó grabados vídeos y varios escritos en los que se despedía de sus amigos, su padre y su hermano, a quienes transmitió sus últimas voluntades y legó sus propiedades, pero en ningún momento dejó nada para su hija, porque daba a entender que estaría “con ella”.

En este sentido, durante el juicio ha justificado que se refería a que la niña siempre viajaba con ella en su coche y que tenía “miedo” de que le ocurriera algo porque le habían roto un manguito del coche; y ha explicado que escribía en un cuaderno como terapia para desahogarse por todo lo que le ocurría con su expareja, “después de años de pelea sin tregua” en lucha por la custodia.

Según su versión, el domingo, 26 de enero de 2020, cuando tenía a la niña durante el fin de semana que le tocaba, fue despertada a las 6:45 por su madre, quien le pidió que le llevase en coche desde Haro a Logroño porque “tenía que pensar”.

Entonces, cogió a la niña en pijama, la montó en el coche dormida y las tres se alojaron en un céntrico hotel de Logroño, donde la acusada ha dicho que su madre había reservado una habitación, ya que ella no sabía a dónde iban.

Ha relatado que la abuela subió a la habitación un vaso de leche con cacao y un cruasán para que la niña desayunase, pero antes entró sola al baño con la comida, donde cree que les puso un somnífero; y, después, la niña tomó la bebida y la acusada comió el bollo y, según ha dicho, al poco tiempo ambas se quedaron dormidas en la cama.

Antes de quedarse dormida “profundamente” notó “un ras” realizado con un objeto “muy afilado” en las muñecas, donde tenía cortes que ella ha negado hacerse, al igual que otros en las piernas, de los que culpa a su madre.

Después, ha recordado que se despertó cubierta de sangre en la bañera llena de agua, salió “a rastras” del baño, porque estaba “muy débil”, y se dirigió hacia la habitación, donde le extrañó no ver a su madre ni ninguna de las pertenencias que ambas llevaron al hotel.

La acusada encontró a su hija acostada en una cama, “con un color muy raro, ni amarillo ni morado, y su piel era como de gelatina”, pero, como no reaccionaba cuando la destapó, su primera idea fue abrir la ventana y tirarse, pero un vecino la vio y avisó a la Policía Nacional.

Ha agregado que no recuerda haberles dicho a los agentes que llegaron a la habitación que su niña “no estaba”, ni cómo salió del hotel ni cómo la ingresaron en el hospital para curarle las heridas, porque tiene todos esos días posteriores “en una nebulosa”.

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