Entrevista

Javier García: “No podemos hacer ciencia de primera con condiciones laborales de segunda”

Javier García: “No podemos hacer ciencia de primera con condiciones laborales de segunda”

El químico riojano Javier García Martínez preside desde este año la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC). Su presidencia coincide con un momento en el que la ciencia está jugando un papel clave en la lucha contra la pandemia y el cambio climático.

– La primera persona de habla hispana que preside la IUPAC en sus más de cien años de historia. ¿Qué supone personal y profesionalmente?

– Sin duda se trata de un gran honor y una responsabilidad enorme, pero, sobre todo, es un reconocimiento a la excelente química que se hace en nuestro país. España es la novena potencia mundial en publicaciones en química y nuestra industria aporta el 5,3% del PIB y da trabajo a más de 700.000 personas. Se trata de una oportunidad excepcional para que España juegue un papel importante en la ciencia internacional y para que se conozca el trabajo que desarrollan en nuestro país miles de profesionales químicos.

– Para el resto de los mortales. ¿Qué es exactamente la IUPAC?

– Es la Unión Científica más grande del mundo que organiza, da nombre y gobierna a la química. Pero quizás quede más claro si pongo un ejemplo. En los dos últimos años, estamos trabajando en la lucha contra la pandemia desarrollando los métodos, análisis y medidas de seguridad de los compuestos que se están utilizando contra el coronavirus. Es muy importante que los datos, los análisis y la terminología que se utiliza en todo el mundo estén verificados, que sean aceptados por todos y cumplan los estándares más rigurosos. En la IUPAC nos encargamos de ese trabajo que no se ve pero que es fundamental para que los científicos puedan desarrollar su investigación. Además, estamos haciendo una labor de divulgación muy importante para explicar qué es la COVID y cómo luchar contra el virus. Quizás algunas personas no lo sepan, pero hay mucha química en las vacunas, desde las nanocápsulas que transportan en ARN mensajero a las sales de aluminio que permiten aumentar la efectividad de la vacuna. Pero existen muchos ejemplos más allá del coronavirus. En la IUPAC desarrollamos muchos proyectos relacionados con la lucha contra el cambio climático. Gracias a la química hoy es posible transformar el dióxido de carbono en productos de alto valor añadido, fabricar plásticos regenerables y alternativas más sostenibles a los combustibles fósiles. La IUPAC nació para crear el idioma de la química, ese que estudian los jóvenes en el instituto, pero ahora su labor va mucho más allá a través de la cooperación internacional, de la generación de nuevo conocimiento y el desarrollo de soluciones a los grandes problemas de nuestro tiempo.

– Una de las aportaciones de la IUPAC es trabajar en temas medioambientales. ¿Cómo puede ayudar la química en temas tan trascendentales como el cambio climático?

– En primer lugar, nos ayuda a entender cómo se genera el CO2, cómo interfiere en la química atmosférica y en la acidificación de ríos y océanos. Por otro lado, nos proporciona alternativas más sostenibles como el hidrógeno o los biocombustibles. Y finalmente, nos da soluciones para reducir la generación de CO2 e incluso para utilizarlo como materia prima. Hoy es posible, trasformar este gas responsable del cambio climático en componentes útiles como, por ejemplo: combustibles solares o moléculas de alto valor añadido. Los avances en energías renovables como la eólica o la solar pasan también por el desarrollo de nuevos materiales que nos permitan construir aerogeneradores más ligeros y resistentes y celdas solares más eficientes y duraderas.

– Nos podría contar alguna iniciativa que esté impulsando la IUPAC para hacer llegar la ciencia a todos los puntos del mundo.

– Claro. Permítame citarle solo dos iniciativas que estamos llevando a cabo para promover la ciencia, especialmente en países en vías de desarrollo. En primer lugar, el Desayuno Global de la Mujer en la Ciencia. Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, voluntarios de la IUPAC organizan desayunos por todo el mundo para tratar, discutir y crear soluciones en torno a la situación de la mujer en la ciencia. El año pasado conseguimos que se celebraran 350 desayunos en más de 70 países. En algunas de las ciudades donde se celebró esta actividad las mujeres tienen muchos problemas para trabajar e incluso estudiar química, por lo que es muy importante continuar con este tipo de actividades globales en favor de la diversidad e igualdad de oportunidades. Otra iniciativa que está teniendo un enorme éxito y en la que han participado más de 170.000 personas en más de 150 países es el Concurso Mundial sobre la Tabla Periódica. Es una actividad muy popular destinada a dar a conocer la química a los más jóvenes.

– ¿Cuáles van a ser sus bases en los próximos dos años?

– Me gustaría destacar tres prioridades. En primer lugar, continuar con nuestros esfuerzos en la lucha contra la pandemia. Para eso trabajamos muy estrechamente con otras organizaciones internacionales y con algunos de los mejores científicos de todo el mundo. Mi segunda prioridad es el uso de la química para crear un futuro más sostenible. Antes mencionaba algunas de las contribuciones de la química a la lucha contra el cambio climático, pero, además, la química está dándonos soluciones para luchar contra el hambre, para potabilizar el agua, para erradicar enfermedades y para mejorar nuestra calidad de vida. Finalmente, para mí es muy importante que el español, el idioma que nació en La Rioja, se utilice también en la investigación y en la comunicación de la ciencia. Recientemente, hemos publicado algunos de los principales textos de la IUPAC traducidos al español y estamos haciendo un gran esfuerzo para que la química se lea, escriba y hable también en español, que es la segunda lengua materna más hablada del mundo, por encima del inglés.

– Los cambios de opinión en lo que se refiere a la pandemia, muchas veces motivado por lo que se iba aprendiendo día a día, ha dado lugar a fake news y a desconfianza en la ciencia de algunas personas. ¿Hemos fallado a la hora de explicar que el método científico es así?

– Estos meses han sido muy difíciles para todos. Hemos vivido con miedo e incertidumbre una situación nueva que amenaza nuestra salud, nuestros empleos y muchos negocios. En momentos así, son muchos los que demandan certezas y soluciones sencillas y rápidas. La ciencia es la mejor herramienta que tenemos para enfrentar nuevas amenazas, pero requiere tiempo, se basa en la duda y, en muchas ocasiones, da respuestas complejas y, a veces, incómodas. Seguro que podríamos haber hecho las cosas mejor. Comunicar es difícil y los científicos no estamos acostumbrados a dar titulares. Pero si lo pensamos fríamente, la ciencia nos ha dado no una sino varias vacunas en pocos meses y nos ha permitido identificar el virus responsable de la enfermedad. Hasta hace poco tiempo, pensábamos que las enfermedades eran un castigo por nuestros pecados y no teníamos herramientas con las que combatirlas. Por eso es muy importante que ya desde el colegio los jóvenes conozcan y practiquen el método científico, esto es, a proponer hipótesis, contrastarlas y quedarnos con aquellas respuestas que, nos gusten o no, se ajustan a la realidad.

– El mayor orgullo para un científico español son las tasas de vacunación que ha demostrado el país. Los españoles, en su mayoría, han apostado por la vacuna.

– Que tengamos esas tasas de vacunación es un logro de muchos años. Sabemos por las encuestas que realiza periódicamente la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología que los españoles tienen una gran confianza en la ciencia. Es una labor que se ha hecho de forma magnífica en las escuelas, en las universidades y en organizaciones dedicadas a la divulgación científica. La Rioja puede sentirse muy orgullosa en este sentido ya que cuenta con algunos de los divulgadores científicos más importantes de nuestro país y porque instituciones como la Universidad de La Rioja o la Casa de las Ciencias realizan una magnífica labor en este sentido.

– También existen negacionistas de todo.

– Y lo peor es que cada vez hay más y están mejor organizados. Después de la crisis financiera de 2008 – que dio lugar en todo el mundo al resurgimiento del populismo, del nacionalismo y del extremismo político -, la crisis sanitaria – pero también económica y social en la que estamos inmersos – ha añadido malestar, desconfianza y enfado en muchas personas que temen por su trabajo, su salud o su economía. Por eso desde organizaciones internacionales como la IUPAC, trabajamos por la cooperación internacional para acabar con los grandes problemas que nos afectan a todos y por la educación en valores y en el conocimiento como mejor antídoto contra el fanatismo.

– El 2020 fue el año de la pandemia, el 2021 el de la vacunación ¿2022 debería ser el año en el que la vacuna llegue a todos los rincones del mundo?

– Sin duda. Debemos y podemos llevar la vacuna a todas las personas del mundo, no solo por justicia y humanidad, sino porque es la única forma de acabar con este virus e impedir que siga generando nuevas variantes. Y esto lo sabemos muy bien porque de esta forma, vacunando a todas las personas, hemos sido capaces de acabar con otras enfermedades, incluso más terribles, como por ejemplo la viruela, que conseguimos erradicar en 1980 después de que acabara con más de 300 millones de personas solo en el siglo XX. No existe ninguna razón técnica ni económica que nos impida llevar las vacunas donde más falta hacen. Desde las organizaciones internacionales insistimos en que ésta es la única forma de protegernos todos. Si no acabamos con la COVID en todo el mundo, no acabaremos con ella en ninguna parte.

– Cientos de jóvenes estudian carreras relacionadas con la ciencia, pero luego deben irse a buscar trabajo a otros países. ¿Cómo está España en ese aspecto en la actualidad?

– El hecho de que muchos de nuestros jóvenes científicos hayan tenido que abandonar nuestro país porque aquí no encuentran oportunidades no es solo un drama personal sino una hipoteca para nuestro futuro que no nos podemos permitir. Se estima que desde 2009, hemos perdido más de 12.000 investigadores. No tiene sentido formarlos aquí para que generen riqueza allí. Por eso es urgente convertir España en un país atractivo para las mentes más brillantes. No podemos seguir haciendo ciencia de Primera División con presupuestos y condiciones laborares de Segunda B. Una de las lecciones que hemos aprendido – quiero pensar – de la pandemia es que la ciencia no es un lujo sino una cuestión de seguridad nacional. Aquellos países que cuentan con los científicos capaces de desarrollar vacunas, controlan su propio futuro. Los que piensan que es mejor que inventen ellos, dependen de los primeros para solucionar sus problemas.

Precisamente para intentar que algunos de los jóvenes más brillantes de nuestro país no tengan que irse fuera, fundé hace ya siete años un programa, al que llamé Celera (www.acelerame.org), que es totalmente gratuito y que da formación, recursos y oportunidades a jóvenes realmente excepcionales. Todos los años se presentan más de cien candidatos a este programa del que ya se han beneficiado 70 jóvenes españoles. El año pasado, uno de ellos, Ignacio Moreno, consiguió más de 200 millones de euros de financiación para desarrollar su proyecto. Por eso es importante apostar por los jóvenes para que desarrollen aquí todo su potencial.

– La Rioja es una comunidad pequeña pero que tiene una gran importancia la química en ella.

– La Rioja puede estar muy orgullosa de la química que está haciendo. La Universidad de La Rioja, con la que colaboro desde hace más de 15 años, está haciendo una labor impresionante. En nuestra comunidad hay mucha gente que se desvive por hacer y por contar la ciencia: en la Universidad, en la Casa de las Ciencias, en la Semana de las Ciencias, en el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia… Quiero destacar muy especialmente el trabajo que se está haciendo desde el Departamento de Química de la Universidad de La Rioja, desde la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de La Rioja y desde la Sección Territorial de La Rioja de la Real Sociedad Española de Química. En la tierra de los hermanos D’Elhuyar podemos sentirnos muy orgullosos de la química que se hace, se aplica y se divulga aquí.

Me gustaría terminar recordando que el único elemento químico descubierto en España, más allá del platino y el vanadio descubiertos por científicos españoles en América, es el wolframio. Un elemento que descubrieron los hermanos riojanos Juan José y Fausto D´Elhuyar, como nos recuerdan varias placas que se encuentran en su casa natal en la calle Santiago de Logroño. Además del vino y de la lengua española, la química forma parte de la historia y del ser de La Rioja.

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